El fútbol para García Márquez
Tras 87 seis de marzo consecutivos, hoy ‘el Gabo’ no celebra su cumpleaños. Sin embargo, como dijo el maestro Sabina en una excelsa entrevista, García Márquez no ha muerto, porque nunca morirá; sus letras son perennes, inexorables al paso del tiempo. Como una fuga de Bach. Como un trazo de Picasso. Como los colores de su Atlético Junior querido.
En “El juramento”, García Márquez describe su pasión por el fútbol y lo que implica aficionarse a él, a la par que manifiesta su voluntad de convertir a alguien a esta hermandad del balompié. No especifica si lo consiguió, pero allá donde esté puede descansar tranquilo, pues a la literatura sí que ha convertido a multitud de infieles, entre los que se encuentra el que escribe.
Él, Gabriel, con un Nobel de literatura bajo el brazo, capaz de idear Macondo, capaz de empezar un libro advirtiendo el final, capaz de disfrazar de poesía a la prosa, no tenía más remedio que aparcar su lado racional al ver un balón en juego. Lejos de avergonzarse, se mostraba encantado de inmiscuirse en aquella magia que irradia el balompié.
El hombre que había tras el escritor (si es que no era todo uno) no podía resistirse al fervor del estadio en un domingo de partido. No era capaz de evitar alegrarse y sufrir, vivir y morir, cada vez que su equipo salía a la cancha. La líneas que firmaba García Márquez eran de otro planeta, pero Gabriel se permitía bajar a nuestro mundo 90 minutos a la semana.
No sé si ‘el Gabo’ soñaba de niño con firmar libros y acumular premios por juntar grafías, pero me imagino que no, como supongo que tampoco pensó nunca que alguno de aquellos incivilizados hinchas con los que compartía pasión encontrarían semejanzas entre el fútbol y sus libros. Pero lo cierto es que cada vez que un equipo grande se impone ante uno pequeño, no puedo evitar pensar en Santiago Nasar.
Después ser asesinado el colombiano Andrés Escobar a causa de aquel fatídico autogol en el Mundial de U.S.A. ’94, García Márquez le dedicó unas preciosas palabras de duelo y lamento; seguramente aquel dolor quedó un poco mitigado con la actuación de los cafeteros el pasado verano en Brasil. Sí: para entonces ‘el Gabo’ ya no estaba entre nosotros, pero no tengo duda de que en el salón de la eternidad habían comprado los derechos para emitir el campeonato.
Hoy, seis de marzo, maldigo a la muerte por impedir que ‘el Gabo’ siga soplando velas eternamente. Pero mañana, como cada día, daré gracias a lo desconocido por poner en mi vida las letras de Gabriel García Márquez.
Miquel Muñoz Sánchez
2 comentarios en “El fútbol para García Márquez”
Qué grande Miquel, y qué grande Gabo. El complemento de Sabina es genial. Gracias por escribir ^^. muaks!