Una de motivación, gracias

Dani Navedo - Seguro que todos conocéis el ya famoso anuncio de Repsol: «¿Qué le pongo?». «Un 2-1, o mejor, un 3-0″ -dice nuestro seleccionador nacional-. Si fuese Lotina el protagonista de este anuncio, estoy seguro de que hoy en día pediría «Un poco de motivación». Y es que los futbolistas del Deportivo están faltos de ganas, de objetivos y, algo un poco más normal a estas alturas de temporada, de fuerzas. Esto último es perdonable, no en vano, los coruñeses empezaron su temporada particular allá por mediados de Julio, disputando la final de la última Copa Intertoto, competición que por cierto desaparece este año.

Pero volvamos a la actualidad y dejemos el tema del cansancio por lo de ahora. Ayer el Deportivo perdía por 1-2 frente al Atlético de Madrid en Riazor, dejándose así gran parte de la opciones reales que el equipo tenía de entrar en la Liga de Campeones de la próxima campaña, no solo por los seis puntos que le separan del Valencia, conjunto que actualmente ocupa la cuarta plaza, sino porque el equipo parece que no tener la suficiente ambición ni la templanza necesaria para plantearse llegar a tal meta y veremos si logra entrar por errores de otros en la Copa de la UEFA. En tan solo un mes se ha pasado de los olés en Riazor a despertar de forma brusca de un bonito sueño.

Como decía al comienzo, a La Coruña le falta motivación. A la ciudad entera, no solo a los jugadores del Dépor. Todo el mundo tiene ese sentimiento del deber cumplido a la hora de acudir al campo, ya sea para animar, para jugar o para dar indicaciones desde el banquillo. El único objetivo de la temporada tras lo que sufrió este equipo el año pasado y el único propósito que la afición quería cumplir a sabiendas de la dura situación económica que atraviesa el club, era poder seguir presumiendo frente a los vigueses que somos el mejor equipo de Galicia, o lo que es lo mismo, mantenerse un año más en la primera división del fútbol español. Dicha meta se cumplió virtualmente desde hace ya varias jornadas, sin embargo, no se han marcado nuevos retos.

Debo reconocer que yo soy de los que afirmaron hace no demasiado que «todo lo que venga a partir de ahora, es un regalo», quizás todavía con el susto del año pasado en el cuerpo, pero precisamente ese conformismo es lo que ha matado a este equipo y ahora me arrepiento de haber pensado esto. Tanto el Dépor actual como los seguidores, no tenemos -y me incluyo- esas ganas que tenía el Super Dépor y una ciudad desconocida de triunfar y de decir «somos el Deportivo de la Coruña y a partir de ahora nos situaréis en el mapa». Ese sentimiento lo conoce muy bien Fran, que precisamente era quien tiraba del Dépor de hace una década cuando faltaba motivación, algo de lo que me he acordado al ver a Laure, canterano y deportivista hasta la médula, dejándose el alma en el choque vivido ayer en Riazor, sin duda, el mejor del partido por parte de los locales.

Ya que he hablado del encuentro, comentaré un par de asuntos al respecto sin meterme mucho en materia. Lo primero, la falta de coordinación entre Pablo Amo y Lopo, que iban siempre a por el mismo balón, como bien comentó un par de veces Michael Robinson antes del primer gol, dejando sueltos una y otra vez a Agüero o a Forlán, pecado que en algún momento estaba claro que se acabaría pagando. Lo segundo, las llegadas a la portería de Leo Franco. Hasta que salió Pablo Álvarez allá por el minuto 75, el disparo más peligroso que había hecho el Deportivo, era un tiro de De Guzmán desde la frontal del área que a casi entra en la portería… de Balaídos. Hacía tiempo que no veía un tiro salir tan lejos del marco rival. Ya por último, a modo de extra, comentar que me resultó bastante gracioso ver a Aranzubía subir a rematar un saque de esquina en el minuto 89, quizás porque me acordé del gol que le anularon injustamente a Jacques Songo´o en la tamporada 99/00 frente al Numancia y de la cara que se le había quedado al portero camerunés que actualmente milita en el Deportivo de fútbol indoor.

En fin, que es cierto que la situación económica, como he comentado antes, no es la ideal, concrétamente y aprovechando que he hablado del Súper Dépor anteriormente, es la inversa a la de aquel equipo. Hace años teníamos tantas pesetas que fichábamos a los jugadores de tres en tres, sin embargo ahora mismo hay tan pocos euros que por cada uno que viene, se van dos. Pero esto no es excusa. La base de aquel equipo que tantas noches mágicas dio a Riazor y que tantos milagros hizo por toda Europa, era su motivación, las ganas de comerse el mundo. Ese sentimiento no lo encontraréis a la venta.