Es bien cierta la máxima que dice que nunca llueve al gusto de todos, de la misma manera que hay un dicho del cual podemos sacar como conclusión que nunca las decisiones van a ser tomadas con el consenso de todos.
Diferentes formas para definir una misma situación, diferentes formas para analizar lo sucedido en estos días con el tema de los horarios de la LFP. No es algo nuevo el circo que montan desde el organismo principal del fútbol español, ya que todos los años tenemos casos y quejas en todos los puntos de España por este tema.
De vergüenza es que seamos el “hazme reír” en asuntos como este, que personalmente hacen que me vea en la capacidad de afirmar que esta no es, ni de lejos, la mejor liga del mundo. Entiendo que pueden existir situaciones que provoquen que los horarios se tengan que modificar con pocos días de antelación: huelgas de aeropuertos, finales de competiciones europeas, enfermedades de gran parte de los jugadores de uno de los equipos…
Situaciones, en muchos casos, incontrolables pero que al mismo tiempo se pueden prever, planteando diferentes horarios para un mismo partido. Pero lo que no es normal es que estando a una semana de un partido todavía no se sepa con seguridad el horario en el que se disputará un partido. Sobre todo “andar bailando”, anunciando que va a ser un día a una hora, para después cambiarlo al día siguiente, rompiendo de esta manera la previsión y las gestiones realizadas por los equipos, de la misma forma que en muchos casos los aficionados no se pueden desplazar por no ser capaces de encontrar viajes baratos con tan poca antelación.
Ligas europeas como la inglesa dejan establecidos los horarios de TODOS los partidos antes de comenzar la competición, de forma que tanto los clubes como los aficionados son capaces de organizarse, sin perjuicio para nadie. Si por algún motivo se tienen que cambiar, lo hacen, pero con la suficiente antelación como para que se eviten los problemas.
Pero aquí vivimos en el país de la pandereta, en donde las televisiones tienen más poder que los propios clubes, en donde no se piensa más que en el bolsillo de cuatro dirigentes, mientras que los que ponemos el dinero somos los que menos tenemos que decir. Lo peor, es que son los propios clubes los que permiten esto, los que se supone que tienen que defender sus intereses y los de sus aficionados son los que han firmado el reparto de los derechos de esta forma.
Gracioso es verlos quejarse, como el caso de Las Palmas, que según se comenta tenían billetes comprados para el martes, pero finalmente se celebrará el partido el miércoles.
O el caso más sangrante en esta misma temporada: que se retrasase el partido del Sevilla por la celebración del Barcelona – Real Madrid, para que los medios de comunicación pudiesen emitir el post partido y las ruedas de prensa sin ninguna interrupción. ¿Es esto lógico?
Dudo mucho que esta situación mejore, sobre todo porque tengo la sensación de que irá a peor. No sé como, pero seguro que Roures y compañía nos sorprenden para la próxima con alguna novedad, algún horario nuevo (¿a las 00:00 quizás?) o horarios públicos solo un día antes.
Sea como sea, cada día tengo más claro que el camino que está tomando el fútbol no es el adecuado. ¡Odio eterno al fútbol moderno!
2 Comentarios
Sólamente hay que ver el despropósito año tras año con la final de copa , en esta ocasión se perjudica incluso la preparación de la selección para la Eurocopa , por no hablar de los clubes que desde el 13 de Mayo hasta el 25 verán pasar días y días hasta jugar la final .
Unsaludo
Hace tiempo que el fútbol es parte de un negocio y como tal, se vende. Desgraciadamente no parece tener freno y lo que menos importa parece ser el aficionado que va al estadio, el que tiene que aguantar insufribles horarios y un caprichoso calendario. Ellos sabrán, los negocios a veces se van a pique pero el balón nunca dejará de rodar y alguien siempre lo estará viendo.