Ahora que se está gestando otro proyecto amparado en los petrorublos de Dimitri Rybolovlev en el Principado de Mónaco, me ha venido a la mente un pensamiento que hace tiempo me ronda, y es el escaso éxito de estos proyectos faraónicos.
Equipos como el Paris Saint Germain, el Manchester City o el Anzhi Makahchkalá no han tenido el éxito esperado, por no hablar del Málaga que está vendiendo a todos sus activos por falta de liquidez.
Me he parado a analizar el porqué de estos fracasos y he encontrado varios puntos en común:
1.- Falta de presión, de exigencia por parte de todos (aficionados, prensa, etc.) hacia estos equipos que históricamente no han sido grandes en sus países y que su gente con cualquier “pequeño” logro se conforma. Esta percepción la refrendé viendo la poca ambición del PSG en la vuelta de octavos en el Nou Camp conformándose con dar buena imagen y plantar cara al mejor equipo de la última década cuando lo tenían contra las cuerdas. Afición y prensa se fueron contentos, en lugar de frustrados por la oportunidad perdida. Lo mismo con el Manchester City que idolatra a Mancini por ganar una Liga agónica más de 40 años después en lugar de exigirle la clasificación en dos fases de grupos de Champions consecutivas.
2.- Sus políticas de fichajes son similares, comprando jugadores de “moda” (Dzeko, Gameiro, Willian, Moutinho, James), sobrevalorados (Barry, Nasri, Menez, Balotelli) o nombres que ya pasaron de moda (Maicon, Ibrahimovic, Eto’o, Roberto Carlos). No fichan jugadores de primerísimo nivel (salvo la excepción de Falcao y Thiago Silva) porque los equipos que los tienen son más grandes y no los venden. Además pagan millonadas por estos jugadores ya que los clubes vendedores les están esperando con la guadaña. No fichan “equipo”, sino jugadores que luego en muchos casos no funcionan conjuntamente.
3.- Equipos claramente superiores a sus entrenadores. El ejemplo más claro es Roberto Mancini con el Manchester City, incapaz de sacarle rendimiento a su buena plantilla. El PSG comenzó el proyecto con Antoine Kombouaré que no tenía ninguna experiencia más allá del Estraburgo y el Valenciennes, y tuvo que dejar el equipo a mitad de su tercer año tras ganar una Copa de la Liga en dos años.
Todos estos factores afectan y contagian al equipo. Por muy buenos jugadores que tengas, éstos se acomodan en un público y prensa bastante benevolentes. La exigencia del United no es la misma que la del City. En Francia, el PSG llevaba desde el 94 sin ganar la Liga y el Mónaco viene de segunda. El Anzhi jamás ganó nada.
Al final, la conclusión es que la grandeza no se puede comprar. Grandes jugadores, sí. Grandes entrenadores, también. Pero el peso de una camiseta no tiene precio.
2 Comentarios
Sin olvidar la figura de «Director Deportivo» que, en muchas ocasiones, se reduce a ir bien «encorbatado» … y poner el bolsillo, claro.
Tienes toda la razón del mundo. Manda el de arriba. Sin mas