El Deportivo se consagra una jornada más como líder de una siempre complicada Segunda División del fútbol español. El comienzo dubitativo ha quedado atrás, el equipo se ha adaptado a la categoría y las victorias han empezado a llegar hasta el punto de batir el récord histórico triunfos consecutivos, fijado por aquel Súper Dépor que hizo soñar a Riazor en los años dorados del club, y la marca de victorias de manera consecutiva en Riazor. Desde las primeras derrotas del año futbolístico hasta el momento actual, el equipo ha sufrido una serie de cambios tanto tácticos como psicológicos. Intentaremos desgranar el trabajo de Jose Luis Oltra a lo largo de los últimos meses.
Cambios en el sistema
En cuanto a la alineación dispuesta por el entrenador valenciano a lo largo de la temporada, no existen grandes modificaciones. El 1-4-2-3-1 ha sido la base del equipo, recurriendo en ínfimos momentos de una ofensiva necesaria por el marcador en contra a un 1-4-1-3-2, como medida desesperada con la mente puesta en «da igual perder por un gol que por dos».
Cambios de jugadores
Revisando el primer once utilizado por Oltra en partido oficial con el Dépor, nos encontramos con nombres como Aythami o Jesús Vázquez, jugadores que actualmente comienzan los encuentros en el banquillo de forma habitual. En ningún encuentro el equipo ha sufrido una revolución de varios futbolistas, sino que han ido entrando paulatinamente en el once, en ocasiones, debido a bajas por sanción o bien por lesión. Cambio por necesidad, buena actuación y titularidad ganada.
En la defensa dos ex-internacionales se han impuesto en sus respectivos puestos: Zé Castro le ha quitado el puesto al anteriormente citado central canario, mientras que Claudio Morel, el lateral izquierdo que llegó avalado por su gran participación en el Mundial del 2010, ha entrado en los últimas alineaciones titulares del técnico deportivista cuajando grandes actuaciones, usurpando el puesto que hasta el momento era propiedad de Ayoze.
En el doble pivote y tras la vuelta de Alex Bergantiños, quien ha ido de menos a más a lo largo de la temporada, tan solo quedaba un puesto libre. Jesús Vázquez llegó como uno de los grandes fichajes llamados a apuntalar el mediocampo deportivista, otorgando ese balance defensa-ataque necesario en todo equipo y con la vitola de ser un creador de juego aceptable, esa pieza que conectase a Valerón con la defensa en la salida del cuero. Su rendimiento nunca llegó a ser el esperado y Juan Domínguez se hizo con el puesto demostrando su potencial. Poco a poco el canterano del Dépor se ha ido adaptando al equipo, hasta convertirse a día de hoy en el jugador por el que pasan todos los balones a la hora de organizar el ataque, otorgando sentido al juego y siempre buscando la complicidad de El Mago de Arguineguín, quien se entiende a las mil maravillas con él. La mala suerte se cebó con Jesús en forma de una grave lesión, dejando el puesto en manos del canterano y de Borja Fernández.
En los extremos, tan solo una modificación. Guardado está cuajando su mejor temporada en el año de las dudas, cuando algunos pensaban que su rendimiento bajaría tras saberse su compromiso con el Valencia para la próxima campaña. Por otra parte, en el extremo derecho comenzó como titular Salomao, ya que Bruno Gama cayó lesionado en pretemporada. Cuando el segundo de los portugueses se recuperó, fue entrando poco a poco en los onces de Oltra, hasta hacerse con la titularidad en detrimento de su compatriota.
Mientras la media punta tiene un claro dueño, un tal don Juan Carlos Valerón, en la delantera nos encontramos con la gran variante. Riki es actualmente el delantero titular y atraviesa un gran momento de forma, pues a su aportación goleador hay que sumar sus constantes movimientos y las numerosas ocasiones que genera a lo largo del partido. Ha demostrado de sobra su compromiso con el Dépor. Lassad y Xisco siguen con sus constantes lesiones, mientras que Bodipo es el cuarto delantero, al que Oltra descartó y a quien utiliza como último recurso.
Cambios en la mentalidad
“Todavía no se ha adaptado a la categoría” era la frase más repetida al inicio de la temporada al referirse al Deportivo. Entre la afición y la prensa se había creado gran expectativa en cuanto al juego y las posibilidades del equipo de Oltra. Pronto toda la plantilla se daría cuenta de que el paseo por el infierno no iba a ser tal, sino que habría que pelear todos y cada uno de los puntos en juego, tanto en Riazor como a domicilio. Jose Luis Oltra ha conseguido que sus jugadores asimilen este hecho y que todo futbolista que salte al campo lo haga sin sentirse superior. Es duro bajar de categoría después de 20 años, y esa transición mental ha llevado unas cuantas jornadas con tropiezos incluso escandalosos como la goleada recibida en Alcorcón, pero por fin se ha asimilado que el ascenso no se conseguirá con el nombre. Además, en el aspecto psicológico cabe destacar la imagen de grupo que da el propio equipo. El buen ambiente se palpa en cada entrenamiento y en momentos duros como la ya comentada lesión de Jesús Vázquez, queda reflejado sobre el campo y fuera del mismo. Hablando mal y rápido, el Dépor es una «piña».
Cambios en el juego
No ha habido una revolución en cuanto al estilo de juego que Oltra planteó desde el primer día, ya que desde su llegada propuso jugar al fútbol, tocar el balón y ganar practicando buen fútbol. El cambio, más que un cambio propiamente dicho, ha sido una maduración. El equipo ha ido asimilando conceptos poco a poco, creando automatismos tanto en ataque como en defensa. Los cambios de jugadores han ayudado a ello, aportando seguridad y creatividad según hablemos de defensa o ataque. En un entrenador con base ofensiva como es Jose Luis Oltra, crear estos automatismos de cara a la portería rival es la base para no encajar gol, además de ser ya de por si la única forma de lograr ganar un partido.
1 Comentario
Desde las primeras jornadas lo veía. Lo que no me gustaba nada era la no solidez defensiva del Dépor, pero ya la arreglado. El ascenso no se le puede escapar.
Saludos desde La Escuadra de Mago