Como ese ramo que es lanzado al aire por la flamante novia en las bodas de las películas de Hollywood y que, durante ese eterno vuelo a cámara lenta, busca terminar en las delicadas manos de una feliz afortunada. Algo parecido es lo que ha debido sentir el ramo de claveles que preside uno de los córneres del Vicente Calderón durante su interminable espera de más de tres lustros, huérfano de un dueño que exaltase lo que representan esas 24 flores a orillas del Manzanares desde la época de Milinko Pantic.
Desde 1996, Margarita Luengo coloca un ramo con 24 claveles rojos y blancos en honor a Milinko Pantic y su magistral golpeo a balón parado
Y es que esas dos docenas de claveles rojos y blancos suponen todo un emblema, un símbolo para la parroquia colchonera colocado allí por una aficionada muy especial, en honor a aquel genio serbio que acariciaba el balón con la precisión y delicadeza con la que manipula las piezas un relojero suizo. Cada quince días desde aquel inolvidable Doblete de 1996, la entrañable Margarita Luengo repite con pulcra exactitud su particular liturgia: viaje a Madrid desde su Talavera natal para ver al Atleti, reunión en el Bar Nacho junto a sus amigos de la Peña Tomahawk y entrada al estadio para colocar su personal ofrenda floral en la esquina derecha del fondo sur.
Nadie golpeó jamás al balón en el Calderón como lo hizo Pantic (que me perdonen Luis Aragonés y Bernd Schuster, pero esto es así) durante las tres temporadas que vistió la elástica rojiblanca, cuando cada saque de esquina concedido por el rival se celebraba como un penalti a favor y las faltas en la frontal del área eran lo más parecido a un pase de la muerte que solo había que empujar a la red. Y lo cierto es que desde su triste adiós en el verano de 1998, en las gradas del feudo colchonero se dio por hecho que nunca nadie podría despertar esa sensación entre la hinchada. Y hasta hace bien poco, esto fue desgraciadamente así.
13 asistencias son las que ha concedido Koke hasta la fecha en esta 2014/15, a tan solo 5 de igualar las 18 que consiguió en total en la campaña anterior
Sin embargo, cuando la marchitez se aproximaba inexorable a las flores de Margarita, un descarado y atrevido chaval de la cantera trajo consigo un intenso haz de luz que las hizo brotar de entre su propia maleza para recuperar el esplendor de antaño. Con la irrupción, confirmación y actual trayecto de Koke hacia el más absoluto estrellato, el Atlético de Madrid ha recuperado la virtud de ser un equipo temible en las acciones a balón parado, resultando prácticamente indefendible en este aspecto. En la tribuna se celebra una fiesta cada vez que el joven madrileño coloca el esférico en el cuarto de circunferencia, sabedores de que su diestra conoce las coordenadas exactas en las que poner en órbita el balón para sumar una nueva asistencia de gol. Quizás aún sea algo pronto, pero entre el seguidor atlético ya se empieza a asegurar que los lanzamientos del joven madrileño son mucho más letales que los de Pantic, que el alumno ha superado al maestro, que Koke es el heredero de esa estirpe de grandes lanzadores que el serbio elevó a la categoría de excelencia.
Y así es como desde su privilegiada ubicación, acostados sobre el trozo de césped que ejerce de nexo entre los futbolistas y la apasionada grada, tras muchos años de espera, los 24 claveles vuelven a lucir hermosos y altivos, orgullosos de haber recuperado todo su significado gracias a la aparición de un nuevo dueño que ocupe el enorme vacío dejado por el antrañable e idolatrado Milinko.
Koke, el heredero del ramo.
1 Comentario
Me gusta tu forma de escribir porque utilizas las metáforas como Koke el balón. No entiendo mucho de futbol pero leyendo tus artículos haces que me guste un poco más. Koke llegará lejos y tú también porque poseeis algo muy importante, pasión por lo que haceis.