La historia de Gonzalo Higuaín narra la lucha contracorriente de un jugador que ha tenido que aprender a vivir en una reválida constante. Hijo y hermano de futbolistas, con apenas 19 años recién cumplidos fichó por el Real Madrid a cambio de 13 millones de euros. Era diciembre de 2006 y aquel se parecía poco o nada al equipo actual.
En una crisis deportiva e institucional continua desde la marcha de Vicente del Bosque, la vuelta a casa de Fabio Capello no había resultado tan efectiva como se esperaba. Su fútbol se entendía como obsoleto y la pareja Emerson-Diarra no era capaz de generar el juego que de un equipo campeón se requiere. Sin fútbol, sin resultados y con una regeneración post-galáctica que se había enquistado con fichajes muy veteranos, el club decidió apostar por 3 de los jugadores sudamericanos más prometedores del momento. Junto al Pipa, el brasileño Marcelo y el gran fichaje, Fernando Gago.
Pero la llegada de Higuaín coincidió con la salida de un ilustre, el mítico Ronaldo, que partió dirección Milán. A partir de entonces tuvo que cargar no sólo con los 13 millones de su traspaso, sino con la inevitable comparación con el delantero saliente. Para un chico de 19 años sin experiencia en la élite, la responsabilidad era excesiva. Todavía sin formar por completo ni técnica ni físicamente, el Pipita encontró dentro del vestuario las primeras trabas. Se le rebautizó como ‘Higualín’, apodo burlón en referencia a su comparación con Ronaldo y eso no hizo sino aumentar la ansiedad por el gol del argentino. Sus dificultades para ver puerta fueron uno de los lastres que tuvo que arrastrar en sus inicios, aunque dos momentos se exceptúan de un primer año muy duro: Su primer gol, en el derby contra el Atlético, y su gol salvador que consumó la remontada (4-3) contra el Espanyol en los minutos finales en plena lucha por el título. A la postre aquella liga fue blanca, marcada por las remontadas y un punto heroico que recordaba al Real Madrid de otra época.
Sin brillar en exceso, Higuaín ya se había ganado la simpatía de muchos con aquel gol redentor, que repitió un año después en Pamplona para culminar otra remontada épica. Con nueve jugadores en el campo, el Madrid venció con un gol del Pipa un partido imposible y se alzó matemáticamente con la Liga.
El relato de los años posteriores se resume con sus elocuentes estadísticas. En la 08/09, y tras la lesión de Van Nistelrooy, respondió a la titularidad con 22 goles ligueros. 5 más anotaría al año siguiente, ya con Kaka, Xabi Alonso o Cristiano en el equipo. En esa temporada, el 10 de octubre de 2009 le llegó la oportunidad de defender por primera vez la camiseta de la selección argentina. Tardía llamada del seleccionador Maradona para un delantero que ya había demostrado estar al nivel necesario durante toda la temporada anterior.
La 2010/11 estuvo marcada para el Pipa por su lesión. Una hernia discal le mantuvo 4 meses fuera de los terrenos de juego, y varios más pasaron hasta recuperar por completo el tono muscular y el estado físico previo a la lesión. Aun así, 13 goles entre todas las competiciones le avalan.
La temporada pasada sintetiza a la perfección el instinto y la esencia de Gonzalo Higuaín. Relegado a la suplencia en la mayoría de los partidos de competición (sólo 4 partidos completos en liga), respondió con un comportamiento impecable y con goles. Hasta 22 en liga, incluido un tanto decisivo en San Mamés para cerrar el campeonato.
En la actualidad, y tras un verano convulso en el que se ha especulado con su salida del club, Gonzalo persiste en la misma tónica que le ha hecho llegar a su status actual de estrella internacional: Trabajo, respeto y gol.
Competencia
Durante su estancia en el Real Madrid, el Pipa se ha superado constantemente. La mejora física es más que evidente, y su trabajo permite que en la actualidad pueda desempeñar el rol de delantero referente, algo casi suicida en su primera etapa de madridista, llegando a actuar incluso de extremo en varias ocasiones. Técnicamente ha trabajado aspectos fundamentales para ser el ‘9’ del Madrid. El control de balón era una tarea a pulir a su llegada en 2006, así como el disparo a portería. Ambas facetas son alguna de sus grandes virtudes a día de hoy.
Estos progresos, son en parte provocados por la gran competencia que se ha encontrado en el R. Madrid desde su llegada. Desde Cassano, pasando por Van Nistelrooy, Raúl, Huntelaar, Soldado, Saviola, Adebayor, o su gran rival en la actualidad, Karim Benzema.
La pelea con Karim es feroz. La elegancia y finura del francés contrasta con el hambre desmedido del argentino por la portería contraria. Y, a pesar de que es innegable que Benzema atesora una mayor técnica individual, y una gran facilidad para el juego asociativo, el Pipa aporta tanto movilidad como profundidad al equipo. Su facilidad para caer a banda ha hecho que mejore también sus registros como asistente, y la verticalidad de su juego provoca que ante una defensa adelantada pueda generar muchas más ocasiones de peligro que casi ningún otro delantero. Inteligente en sus movimientos, y trabajador en la presión, sólo una ligera pérdida de velocidad tras la lesión de cadera ha impedido una progresión todavía mayor para un delantero casi sin límites.
Eficacia
Y es que, a pesar de la etiqueta de fallón que se le atribuyó en sus inicios, o incluso tras el partido contra el Barcelona de la Supercopa de este año, si hay algo que caracteriza a Higuaín es su efectividad. La temporada pasada, en la que se batieron todos los registros ligueros a nivel goleador por parte de Messi y Cristiano, el delantero más eficiente del campeonato fue… el Pipita Higuaín. Mientras que Cristiano necesitó 261 remates para sus 46 goles (17,62% de efectividad), El Pipa anotó 22 goles en sólo 58 remates, o lo que es lo mismo, un 38% de efectividad. Lejos queda el propio Cristiano, Messi (24,88%), o su gran rival por la titularidad, Benzema (20,59%). Curiosa la relación de eficacia, así como la importancia de los goles anotados a la hora de traducirlos en puntos para el equipo.
Al fin y al cabo, la historia de Higuaín es una historia de superación personal, y no sólo por la terrible lesión en la cadera que pudo forzar su retirada prematuramente. Se tuvo que ganar a pulso cada gramo de cariño de la afición, y de reconocimiento por parte de su club y de la prensa. Es el muchacho que aprendió que debía hacer el doble que el resto para que se le valorara como a uno más.
Quizá en la actualidad le haya lastrado ser un fichaje de la ‘Era Calderón’, y parte de la junta directiva ha estado predispuesta a fichar al Kun Agüero o a Falcao, según se ha filtrado a la prensa.
Pero con el paso del tiempo, ha despertado en la afición un respeto y cariño que no profesan por casi ningún otro jugador. El hecho de llegar siendo un niño, y la falta de referentes formados en Valdebebas hace que se le considere casi como a un canterano más. Su espíritu recuerda al sempiterno capitán Raúl, por su capacidad de lucha, su sacrificio y su constante reivindicación. Un jugador incansable, eternamente infravalorado que se ha acostumbrado a responder a las críticas y a los ninguneos de la mejor manera que podría hacerlo. A base de goles, como el Gran Capitán.
Artículo pedido por «jamadrid», del Foro Punto Pelota, en la sección de «Petición de artículos».
2 Comentarios
Un gran análisis, sí señor, te felicito D. Javier. El estilo de titular así no lo habrá copiado usted de Marca no?. Jaja
Muchas gracias querido. El titular del año va de tu ZGZ, atiende: http://www.as.com/futbol/artic.....ftb_42/Tes
Espero seguir viéndote por aquí campeón