El día que el Deportivo de la Coruña descendió a la Liga Adelante, sus aficionados marcaron automáticamente dos fechas en su calendario: una era la de la ilusión, la del «voltaremos», la que suponía tener que esperar un año entero, la del ascenso. La otra, como no podía ser de otra manera, la del encuentro contra el eterno rival, la del derbi gallego, o noso derbi, el partido contra el Celta. Ayer, fue uno de esos días.
Sin querer entrar a valorar las declaraciones de unos y obviando a otros cafres que ya serán juzgados por quien tenga que actuar, pudimos vivir en Riazor un derbi intenso y no falto de calidad. Por nombres, está claro que ambos equipos ascenderían automáticamente, por juego, son muchos los detalles a pulir en ambos bandos. No deja de ser curioso el hecho de que el espejo en el que deben mirarse ambos conjuntos para mejorar, sea el propio y odiado rival, pues los dos demostraron tener problemas, unos en ataque y otros en defensa.
Paco Herrera, conocedor de los problemas a la hora de elaborar juego por parte de los pivotes deportivistas, planteó una presión adelantada en el momento en el que sus pupilos perdían el balón. Con la posesión, avanzar y buscar el momento de los dos toques, uno para un jugador entre líneas y otro para superar a la defensa con la llegada de un compañero desde atrás. La posesión, del Celta. Riazor debería estar enfadado, pero el marcador era favorable desde el primer minuto y daba igual no tener el balón. Como dijo Djalminha, en el derbi lo importante es ganar, no jugar bien.
Mientras tanto, Aranzubía hacía su trabajo de manera excelente una vez más. En cuanto el Deportivo se estiraba un poco, los visitantes encontraban espacios y llegaban fácilmente a tres cuartos de campo, donde no encontraban apenas resistencia ya que Juan Domínguez no podía abarcar toda esa parcela y Alex Bergantiños estaba haciéndole la cobertura a Laure. Una y otra vez Alex salvando los muebles tanto llegando al corte como tapando los numerosos desajustes del lateral derecho deportivista. Labor encomiable del medio centro gallego.
En cuanto el Dépor tenía unos minutos de posesión, sorprendía sobremanera la libertad con la que aparecía Valerón entre líneas. Es extraño que en un encuentro como este, en el que se conocen todos a la perfección, todavía se deje pensar al Mago de Arguineguín. Recibía el balón, arrastraba defensas, centraba miradas y daba el pase sin apenas oposición. Inadmisible. Las defensa del Celta es un caso a analizar. La pasividad demostrada cuando el balón llega a tres cuartos, una especie de miedo irracional a meter la pierna, es cuanto menos llamativa. Ya no hablamos del nudo que le hizo Salomao a Oier, desbordando una y otra vez por la banda izquierda a placer, sino de defender con la mirada. Si los celestes solucionan este problema con la zaga, tendrán mucho ganado, pues en ataque los conceptos están claros y las ocasiones se generan de forma automatizada.
En definitiva, los problemas del Deportivo, en ataque, sin ideas a la hora de crear juego. La suerte radicó en que el los pupilos de Paco Herrera no supieron cubrir a Valerón, lo que nos hace llegar a la otra conclusión: los errores del los celestes, en defensa. Aunque suene paradójico, el Dépor tiene mucho que aprender del Celta en cuanto a conceptos ofensivos y empezar a pensar con más rapidez, cuatro toques para controlar y pasar son demasiados; mientras que el Celta debe aprender de las ayudas defensivas constantes de los medio campistas y la contundencia de la zaga deportivista para acabar con esa pasividad en defensa. Aprended del eterno rival… aunque te tengas que tragar tu orgullo.
2 Comentarios
No estuvo mal el reencuentro de Depor y celta y el golazo de Lassad bien valió los cuatro años de espera para poder volver a disfruatar de un derby gallego .
Un saludo
Muy acertado todo lo que comentas, compañero. Lo de la defensa del Celta es un problema que arrastramos desde hace tiempo. Y desgraciadamente creo que tiene poco arreglo, es un tema de falta de intensidad y concentración, cada vez que hay un corner o una falta en contra me echo a temblar, hemos recibido cada gol este año… En ataque no tengo queja, obviamente siempre que Orellana no baje de la línea de tres cuartos…