La que se avecina
Y lo que era un secreto a gritos acabó vomitado por la boca de Florentino Pérez en una de esas ruedas de prensa que empiezo a pensar le alteran la libido: Carlo Ancelotti deja de ser entrenador del Real Madrid. Rumores que corrían como la peste desde horas antes de la final de Lisboa, pero que se silenciaron de facto tras conseguir la ansiada Décima y que volvieron a renacer tras una nueva debacle del proyecto encabezado por el accionista mayoritario. Incógnita despejada y una nueva ecuación que resolver.
Varios son los nombres que se han deslizado estos días bajo el manto filtrador del palco para alimentar a las hienas ávidas de encuestas, porcentajes y cifras con las que justificar una decisión que no convence a jugadores ni afición, sólo al creador del manual del negociador de Concha Espina: Rafael Benítez, Jürgen Klopp, Emery en las últimas horas, e incluso Míchel, que ha pasado de ser una coña radiofónica a opción de encuestados. Seamos serios y desechemos estos dos últimos; ni listas de calle ni redes sociales. Florentino ha eludido apoyarse en esos métodos estadísticos que tanto adoraba al haberle salido el tiro por la culata.
Todo hace indicar que será el antiguo hombre de la casa el escogido para liderar el nuevo proyecto; un proyecto que vuelve a ser víctima de un golpe de timón irracional y que se desplaza al extremo opuesto de la elección de hace dos veranos. Si el italiano tapó bocas de incautos que le tildaban de defensivo solo por su pasaporte, la llegada de Benítez devolvería al equipo a una época no tan lejana en la que el estudio del rival a niveles psicopáticamente peligrosos acababa en el mismo desastre que este año. Y es que no puedo alejar de mi cráneo la increíble similitud entre el técnico venidero (incluyo a Klopp) y el portugués que volvió a su casa londinense con bagaje aún más tísico que su sucesor, ahora defenestrado. Sí, así es. Cuatro serían para mi los cuatro jinetes del estudio defensivo extremo preparatorio del contragolpe y poco más: los ya mencionados y cómo no, Simeone. Apunten este disparate si lo desean.
Es decir, el Real Madrid pasa de la excelencia en el juego de toque deseada y obtenida durante cierto período de tiempo por Ancelotti, a tiempos ya pasados donde importaba más el resultado que cómo conseguirlo. La que se avecina en el Real Madrid es un tiempo de nueva travesía por el desierto del espectáculo: dibujos, pizarras, garabatos y gráficas coparán las paredes de los despachos pero, ¿juego? ¿Diversión? ¿Fluidez? Ojalá me equivoque y don Rafael Benítez entienda que no es lo mismo jugar con una plantilla que con otra, y tenga en esa cabeza innegablemente pensante una IDEA con la que podamos volver a disfrutar de un EQUIPO DE FÚTBOL. De SU equipo. Ojalá.
Javi Ferrer