Solskjær: el diablo a la sombra
Uno de los nombres propios de esta semana es el de Martin Ødegaard, un joven talento noruego que ha realizado un periplo por media Europa escrutando al mejor postor. Liverpool, Bayern Munich, FC Barcelona, Arsenal y PSG, entre otros, intentaron hacerse con sus servicios, pero finalmente se decantó por el equipo que ostenta el parche del mejor equipo del mundo en el pecho (o en la clavícula): el Real Madrid. Se trata de un mediapunta zurdo muy fino y elegante, cuya habilidad a la hora de conducir el balón recuerda a Leo Messi. Ødegaard acaba de cumplir 16 años y ya ha jugado en dos ocasiones con la selección absoluta de su país, a la que ayudará a relanzar en la próxima década.
La selección de Noruega vivió su último periodo de esplendor en la década de los 90, alcanzando el segundo puesto en el ranking mundial de la FIFA. El triunfo sobre Brasil en el Mundial de Francia en 1998 es la mayor hazaña del fútbol noruego: una terna de jugadores nórdicos irrepetible, abanderada por un “asesino con cara de niño” (baby-faced assassin), como apodó la prensa inglesa a Ole Gunnar Solskjær.
Desconocido fuera de su tierra natal, Solskjær aterrizó en la Premier League en 1996 auspiciado por una excelsa campaña en el Molde, en la que anotó 31 goles en 38 partidos. Sir Alex Ferguson apostó por este escuchimizado delantero y le compró un billete desde el gélido septentrión hasta el ígneo averno.
Nunca fue titular indiscutible y tuvo una competencia feroz: desde Cantona y Cole, hasta Cristiano y Rooney, pasando por Van Nistelrooy y Forlán. Más bien fue considerado un suplente de lujo, esperando la oportunidad que siempre aprovechaba. Y es que fueron numerosas las ocasiones en las que Solskjær saltaba al campo y le daba la vuelta a un resultado adverso de su equipo; de hecho, lo hizo desde su debut: un gol suyo propició un empate a dos ante el Blackburn Rovers. Se decía que desde el banquillo analizaba al rival y descubría sus puntos débiles para, cuando llegara su hora, incidir sobre ellos.
Además, su capacidad goleadora era directamente proporcional a su apariencia impúber: poseía un repertorio inmenso para hacer llegar el balón a la red. Sin embargo fue una expulsión, y no un gol, lo que lo unió a la esencia del club. Fue en el tramo final de la temporada 1998/99 ante el Newcastle: el Arsenal no daba tregua y los de Ferguson estaban empatando a uno, cuando Rob Lee se plantaba solo ante el meta del United, Van der Gouw. Solskjær no lo dudó y se pegó una tremenda carrera para dar caza al delantero urraca; su derribo, cerca del área, propició la expulsión del jugador noruego. La afición entendió que había antepuesto los colores por encima de su interés personal, que lo agradeció con una estruendosa ovación a su salida del campo. De esta forma, Solskjær y Old Trafford formaron una amalgama que duraría años.
Su hazaña por excelencia con el Manchester United tuvo lugar el 26 de mayo de 1999 en el Camp Nou, ante todo un Bayern Munich. El equipo bávaro se había colado en la final tras eliminar al Dinamo de Kiev, que había dado la sorpresa con un joven Andriy Shevchenko, mientras que los ‘Red Devils‘ lo hicieron frente una Juventus que había sido finalista en las tres últimas ediciones. Pronto se puso el partido de cara al club alemán con un gol de libre directo de Basler en el minuto 5, ante el que Peter Schmeichel nada pudo hacer. El duelo tuvo momentos de mucho vértigo, siendo el equipo de Ottmar Hitzfeld el que más ocasiones desaprovechó. Ferguson gastó sus últimos cartuchos y dio entrada a ‘Teddy’ Sheringham en el minuto 67, y a Solskjær en el 81. El asistente de Pierluigi Collina mostraba al público el luminoso con los tres minutos adicionales que daría; acto seguido, tras un córner botado por David Beckham y una serie de rechaces, Sheringham hizo el empate a uno. Y dos minutos después, tras otro saque de esquina de Beckham, Solskjær dio la vuelta al marcador en un momento de auténtica locura, llevando la Copa de Europa a las vitrinas del club 31 años después de que lo hicieran ‘Bobby’ Charlton, George Best y compañía.
El Manchester United volvía al trono mundial, y lo hacía de la mano de un noruego de oro; de esta forma, Ole Gunnar Solskjær se convirtió en leyenda de los ‘Red Devils’. Su condición de suplente de lujo nunca cambió, pero fue un modelo de profesionalidad durante los once años que estuvo en el Manchester United. Las numerosas lesiones que sufrió en los últimos años de su carrera le obligaron a retirarse en 2007, pero tras de sí dejó una estela de 126 goles y una imagen de héroe; a buen seguro que Martin Ødegaard se mirará en el espejo de este diablo que siempre estuvo a la sombra.
Jesús Gil
2 comentarios en “Solskjær: el diablo a la sombra”
Nos harían falta historias como estas, olvidadas por la gran mayoría pero que, como cualquier acto emocional, nos llega y merece la pena recordarlo
Ya no me acordaba de este futbolista. A ver este nuevo fichaje.