El mundo en blanco y negro
La Juventus de Turín vuelve a ser uno de los clubes más importantes de Europa. Desde hace unos años, la ‘Vecchia Signora’ se ha ausentado de la élite continental debido, principalmente, al caso “Calciopoli”, en el que se castigó duramente al club piamontés: pérdida de los scudettos de las temporadas 2004/05 y 2005/06 y, por primera vez en su historia, descenso a la Serie B con 30 puntos de penalización. La desbandada del entrenador Fabio Capello y de jugadores como Cannavaro, Thuram o Ibrahimović fue inmediata. Sin embargo, Nedvěd, Del Piero y Buffon no abandonaron el barco, para conseguir devolver a la Juventus donde merecía.
A sus 117 años, es el club más exitoso de Italia y, al mismo tiempo, uno de los más renombrados y laureados del mundo. Como tal, numerosos han sido sus equipos de leyenda a lo largo de toda su historia. El primero de ellos fue el que propició el llamado Quinquenio de Oro, entre 1931 y 1935, en el que la Juventus consiguió cinco Scudettos consecutivos. Y si buena fue esta etapa, aún mejor sería la de “El trío mágico” formado por el italiano Boniperti, el argentino Sivori y el galés Charles. Los éxitos de esta sociedad llevaron a la Federación Italiana de Fútbol a concederle su primera Estrella de Oro al Mérito Deportivo. Actualmente tiene dos, que llevan con brío encima de su escudo.
El emblema de aquella Juventus era Giampiero Boniperti, uno de esos one-club man. En sus 15 temporadas vistiendo la camiseta bianconera anotó 182 goles en todas las competiciones, convirtiéndose en el máximo goleador de la historia del club durante más de cuarenta años, hasta que Alessandro Del Piero lo adelantara en 2006. El propio Boniperti asumió la presidencia de la Juventus en 1971, diez años después de colgar las botas, llevándola a su periodo de máximo esplendor, el llamado “Ciclo Legendario”. Bajo sus casi veinte años de mandato, el equipo conquistó 18 títulos oficiales, incluyendo todos los trofeos a nivel internacional: Copa de la UEFA, Recopa de Europa, Supercopa de Europa, Copa de Europa y Copa Intercontinental.
Italia empezó a ser dominada de nuevo por la Juventus y se sucederían Scudetto tras Scudetto, pero la Copa de Europa seguiría siendo esquiva. En 1973 jugó su primera final en Belgrado, pero fue brutalmente dominada por el estilo modernista empleado por el Ajax de Cruyff; nada pudieron hacer los Zoff, Capello, Altafini y compañía bajo las órdenes del checo Vycpálek. Tres años más tarde, aparece en escena Giovanni Trapattoni: un joven técnico de 37 años, exinternacional con la squadra azzurra, y cuya carrera como jugador y entrenador había trascurrido en el Milan. Trapattoni se encontró con jugadores en plena madurez, e incorporó a jóvenes como Gentile, Cabrini y Tardelli, construyendo poco a poco Juventus capaz de todo. Ya en su primera temporada levantó Scudetto y Copa de la UEFA, la primera para un equipo italiano.
El Mundial de 1982 se lo llevó Italia, cuya base era precisamente la Juventus de Trapattoni. En aquella selección campeona eran fijos los seis jugadores bianconeri que formaban la columna vertebral del equipo de Turín: el portero Dino Zoff, los defensas Claudio Gentile, Gaetano Scirea y Antonio Cabrini; el medio Marco Tardelli, y el delantero (y Bota de Oro del Mundial) Paolo Rossi. Después del campeonato celebrado en España, la ‘Vecchia Signora’ reventó el mercado y tomaría el impulso definitivo hacia la cumbre del fútbol continental. Entre otros, incorporó al mediapunta Michel Platini, procedente del Saint-Étienne, uno de los jugadores más destacados de aquel Mundial y que contribuyó a que Francia alcanzara el cuarto puesto.
En mayo de 1983, la Juventus alcanzaba una nueva final de la Copa de Europa, esta vez en Atenas, y de nuevo volvió a sucumbir, esta vez ante el Hamburgo de Ernst Happel. Sin embargo, un año más tarde sí pudo levantar otro trofeo europeo, la Recopa, ganando 2-1 frente al Oporto en Basilea. La temporada siguiente, fue tal la obsesión europea que dejaron a un lado las competiciones domésticas, quedando sextos en Liga y cayendo en cuartos de la Copa. En el plano europeo, la trayectoria fue inmaculada: en enero de 1985 ganaron la Supercopa de Europa ante el Liverpool, y en mayo del mismo año por fin pudieron conquistar la tan ansiada “Orejona”. Fue la primera Copa de Europa para la Juventus, pero para el mundo del fútbol supuso una mancha oscura: aquella final, disputada también contra el Liverpool —vigente campeón— siempre será tristemente recordada por los terribles sucesos acontecidos en el Estadio de Heysel de Bruselas, en el que se fueron las vidas de 39 aficionados que simplemente querían disfrutar de los dos mejores equipos del momento. El único gol del partido, obra de Platini, quedó en un segundo plano tras lo ocurrido.
Aunque de forma amarga, la Juventus se convirtió en el primer equipo europeo de la historia en conseguir las tres principales competiciones organizadas por la UEFA. Pero para redondear ese año de 1985 aún quedaban dos citas. La primera era la Copa Intercontinental, en Tokio. El rival fue Argentinos Juniors, el campeón de la Libertadores, con Claudio Borghi como gran figura. Por su parte, la Juventus, además de conservar a la mayoría de jugadores campeones de Europa, contaba con el danés Michael Laudrup. El partido, que acabó con empate a dos pero decantado para la Juventus en la tanda de penaltis, es considerada para los especialistas como la mejor final jamás disputada de este torneo.
La otra cita tenía como protagonista a Michel Platini, al conseguir su tercer Balón de Oro consecutivo: algo insólito e impensable de superar hasta hace muy poco. Desde los tiempos de Napoleón, ningún francés había campado a sus anchas por el viejo continente. Ahora Platini es Presidente de la UEFA, y el próximo sábado no le quedará otra que entregar el trofeo de Champions League a un equipo español (a lo que ya está muy acostumbrado), o el tercero a su Juventus del alma.
Jesús Gil
Un comentario en “El mundo en blanco y negro”
Qué decir que no haya dicho antes. Cada artículo de este bloguero mejora al anterior.
Cada artículo es una elección magistral de fútbol y de historia al mismo tiempo. La especial sensibilidad con la que trata a los personajes y a los hechos me parece encomiable. Muestra de ello es como relata dentro de un contexto futbolístico e histórico los luctuoso hechos acaecidos en el estadio de Heysel de Bruselas. Un suceso difícil de olvidar para los que lo vivimos estos momentos.
Ojalá nunca más vuelva a repetirse.
Enhorabuena Jesús.