Vuelve el fútbol, vuelven las apuestas

Arranca una nueva temporada de fútbol y con ella las apuestas vuelven a coger fuerza. Cada año son más los aficionados al fútbol que al volver de sus vacaciones deciden sumergirse en este mundo de pronósticos que añade a cualquier partido emoción extra. Como siempre recordamos: apostar con sentido común es fundamental, nunca debe ponerse en juego una cantidad que no se pueda perder. Las apuestas deben ser una diversión y, como mucho, una forma de ganar un dinero extra a final de mes, nunca deben ser el centro de nuestras vidas.

No es ningún secreto que cada vez más casas de apuestas están entrando en el mundo del deporte. Los campos de fútbol se llenan de publicidad de diferentes bookies y las televisiones anuncian en el descanso diferentes promociones, como el código promocional de Luckia. El dinero manda y los patrocinios han pasado de ser opcionales a ser necesarios para los clubes debido al gran endeudamiento de estos. Incluso las propias competiciones necesitan esa inyección de dinero y cambian su nombre, como ha sido el caso de la liga española, pasando de ser la Liga BBVA a llamarse Liga Santander.

Hoy en día son pocos los clubes o ligas que guardan su nombre original. La cantidad es ínfima y cada vez va a menos. Todo ello desemboca irremediablemente en una pérdida de valores: lo que antes era un deporte poco a poco se ha ido convirtiendo en un negocio, un negocio en el que lo importante es el resultado y se valora cada vez menos todo lo que aporta en cuanto a aprender a esforzarse, a colaborar con los compañeros y trabajar en conjunto para lograr una meta.

El “nosotros” se ha convertido en un “yo”, lo cual en un deporte colectivo conlleva cambios que sumados a la obsesión por tener más y más dinero de los clubes, dejando a un lado los valores, nos lleva hasta el punto de llegar a pagar 120 millones por un solo jugador, cuando hace escasos 15 años se habrían creado 5 clubes nuevos con ese dinero, y todos ellos con presupuesto suficiente por alcanzar la primera división.