No le deseo mal a nadie. De verdad. Bueno, seguro que hay gente que se merece unas cosas buenas y otras menos buenas, pero en general le deseo lo mejor a todo el mundo como principio. Digo esto porque a Andoni Zubizarreta le deseo un pronto y contundente despido como director deportivo del F.C. Barcelona.
Admito que no soy culé. De hecho, fue el primer club que llegué a odiar cuando era pequeño. No es que sea madridista. Me crié como un seguidor del Deportivo de La Coruña. Sigo igual, aunque con menos fanatismo que en mis años mozos. De hecho, a veces creo que soy exageradamente duro en mis críticas hacia mi Dépor, sobre todo en las últimas temporadas. Pero recuerdo el verano de 1997. El verano en el que Rivaldo acababa de marcar 22 goles, ilusionando con ser el relevo perfecto de la leyenda Bebeto. El verano en el que se fichó a un mediapunta brasileño llamado Djalma Santos, Djalminha. La idea de ver a estos dos talentos ofensivos jugar juntos, con los ya presentes Fran, Mauro Silva y Donato, nos hizo soñar. Pero el F.C. Barcelona de Joan Gaspart nos despertó con un duro golpe, el pago de la cláusula de Rivaldo y mutilando uno de nuestros componentes esenciales del equipo. La camiseta blanquiazul con el ’11’ a la espalda y RIVALDO escrito fue mi primera camiseta, y no volví a ponerla desde aquel día. Justo el día en el que mi odio por el Barça nació y que, con el tiempo, se fue agrandando tras conocer la paga de primas al Valencia en el último partido de la liga 93-94.
El tiempo nos hace crecer y aprender. Yo aprendí a apreciar desde un punto de vista imparcial el fútbol. Separar el corazón de la cabeza no se consigue con cirugía, sino con voluntad. Así consigo ver un partido de fútbol y ver cosas que antes ni me hubiera imaginado que existían. Ahora puedo ver un partido del Barça y disfrutar de Xavi, Iniesta, Puyol y Messi. De hecho, soy capaz de ver un partido del Celta y, si juegan bien, reconocerlo y disfrutar, aunque luego me sienta un poco raro conmigo mismo desde un punto de vista de principios. Pero la belleza de este deporte está por encima de todo. Por ello lo que está ocurriendo en el F.C. Barcelona me está poniendo enfermo.
No nos engañemos. Todos los que amamos este deporte babeamos cuando jugadores como Laudrup dan un pase sin mirar por encima de varios defensores al pie de su compañero, o cuando Oliver Khan volaba hacia la escuadra para sacar un balón imposible con una mano, o cuando vemos a Redondo hacerle un caño de tacón a Paul Scholes en Old Trafford para asistir a Ronaldo en su hat-trick. Yo quiero ver a los mejores jugadores posibles hacerlo lo mejor posible para disfrutar. Si son de mi equipo, mejor, pero si son de otro, al menos tengo la suerte de verlos y disfrutar de su magia. La plantilla del F.C. Barcelona actual es la más talentosa de toda su historia. No verles rendir a su máximo nivel es una aberración.
Podría culpar directamente a los jugadores —Messi parecía desayunar panceta untada en mantequilla a principio de temporada antes de acabar vomitándola durante los partidos y Piqué se quedó en la temporada 2011/2012—, o al entrenador, pero ya hablé del trabajo del Tata Martino en una columna hace tiempo y, francamente, es a quien menos culpo de este fiasco que dejaría a Pablo Picasso con cara de «¿Pero qué es esta mierda?». Así que voy a apuntar el dedo a… Andoni Zubizarreta.
El director deportivo del Barça ha dinamitado el legado que heredó de Txiki Begiristain. Por comparar, Begiristain nominó como entrenadores a Frank Rijkaard y despues a Pep Guardiola, fichó a jugadores como Ronaldinho, Eto’o, Márquez, van Bommel, Abidal, Touré, Alves, Piqué e Ibrahimovic. Todos tuvieron al menos sus momentos significativos en el club a la hora de conseguir éxitos. No nos engañemos, pues también se ficharon a jugadores que nos dejan en muy mal lugar como una especie inteligente. Ya sabéis. Maxi, Chygrynskiy, Cáceres, Thuram, Hleb y otros que ni se merecen ser mencionados. Pero al menos Begiristain tuvo sus momentos de acierto que dieron más frutos que sus fracasos. Otra cosa a su favor es que al menos podía fichar jugadores de todas las posiciones y de todos los niveles de calidad posibles (estrellas, buenísimos, buenos, regulares o paquetes). ¿Zubizarreta? Ni se merece estar en el mismo párrafo que Begiristain.
Se merece uno propio. Es este. Y se lo merece porque es el responsable de administrar deportivamente al equipo. Cuando entró por primera vez en su despacho, el equipo había ganado 4 ligas, 1 Copa del Rey, 3 Supercopas, 2 Champions League, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundialito de Clubes. Estos son logros de la excelencia, y la excelencia deriva del talento y la inteligencia. Zubizarreta carece de ambos, pues el responsable del mejor año de la historia del club y que garantizaba al Barça como uno de los 3 mejores clubes del continente de manera perenne, Pep Guardiola, no está. Esencialmente Guardiola dejó al club por tres motivos principales: el ego de Messi, el estrés mediático y la administración de la directiva. Contra los dos primeros Zubizarreta tenía poco que hacer; en el tercero tiene todo que que ver con él.
Síntoma de su ineptitud no fue solo asignar a Tito Vilanova como primer entrenador, bien sabiendo que no estaba recuperado de su enfermedad. La ineptitud no fue asignar a Vilanova, que creo que él, de haber estado sano, hubiera presentado a un equipo que hubiera dado más problemas al Bayern de Munich en las semifinales. La ineptitud fue, sabiendo que tienes a la mejor plantilla de la historia del club, a 3 o 4 de los mejores jugadores del planeta, a un sistema de juego que trituraba a los rivales en cada partido y que el club es de la élite aristocrática europea por excelencia, dejases todo eso en manos de un hombre cuya mente en el fútbol va más allá de cualquier duda, pero su cuerpo no estaba en condiciones de ejercer el cargo que se le otorgó de mano del director deportivo.
Además está el 7-0 de las semifinales de 2013 contra el Bayern de Munich. Pocas veces vi una masacre igual en el fútbol. Por comparar, el 5-0 del Barça al Real Madrid de Mourinho en el Camp Nou entra en la misma categoría. Cuando el vigente campeón de Europa es destripado sin piedad ante los ojos del mundo con 7 goles encajados y dando una imagen que va más allá de la pena, es obvio que la plantilla tiene carencias. Lo normal sería fichar los refuerzos necesarios, ¿no? Zubizarreta no lo vio así. Su solución fue fichar a Neymar —pedazo de talento al que hay que darle tiempo, al menos una temporada más para evaluar si fue un acierto o un fracaso—, vender a Thiago al Bayern —en retrospectiva solo por esto Zubizarreta debería ser exiliado del hemisferio norte por lo menos—, vender a Villa al que probablemente sea el campeón de liga para la presente temporada, y no fichar a un solo central.
El tema de los centrales y el Barça fue uno que vivió demasiado de la frase hecha «Es que para ser central en el Barça hay que tener salida de balón». Vale, sí, no lo niego. Piqué en su primera temporada en el Barça parecía «Beckembauer II: El Retorno del Káiser». Pero eso fue hace años cuando Puyol estaba sano, Piqué tenía la cabeza en el campo y no en las caderas de Shakira, y Márquez estaba en el banquillo feliz por suplir a cualquiera de los dos en caso de emergencia y rendía bien. Hasta Martín Cáceres estaba como última opción —al menos él era un central de verdad, según Wikipedia—. En la final de la Copa del Rey que se jugó hace unos días en Mestalla, el Barça presentó como pareja de centrales a Mascherano y Bartra. El primero lleva demasiado tiempo jugando de central para no darnos cuenta de que no es un central. Y Bartra es joven aún y tiene que curtirse en muchas batallas. El hecho de que en ningún mercado, ni en el de verano ni en el de invierno, Zubizarreta haya sido capaz de fichar a un par de centrales —que ni siquiera se esperaba que fuesen titulares para esta temporada— es imperdonable en esta profesión.
Por tanto, si he de culpar a alguien de todo este fiasco llamado F.C. Barcelona, parte de la culpa la tienen los jugadores (Messi, Fábregas, Alves, Piqué), parte la tiene el entrenador por no haber explotado mejor lo que tenía, y gran parte, muchísima, la tiene la directiva del Barça, sobre todo el creador del desastre: Andoni Zubizarreta.
3 Comentarios
La jugada de Redondo fué para asistir a Raúl, no a Ronaldo. Redondo dejo el Madrid en la temporada 99/00, Ronaldo llegó al Madrid en la 2002/03
cierto. Sufrí un lapsus. Confundí esa jugada con la del segundo gol de Ronaldo a pase de Roberto Carlos en el 4-3 de 2003. Gracias por fijarte
Zubizarreta solo es un paraguas humano. El verdadero arquitecto de este desastre fue Rosell. Fue Rosell el que fichó a Neymar por 86 millones, Fábregas por 40 y Alexis por 39 y ninguno de ellos ha justificado su desembolso. Bien Neymar es una gran promesa del fútbol y seguramente llegará a algo
Vilanova pudo estar enfermo, pero que su primer (y único) cambio sea Villa por Pedro en el minuto 83, en la ida me dice que no sabía que hacer. Y eso que al medio tiempo la derrota era solo por 1-0, algo más podía realizar para cambiar el signo del partido. Y no fue el único partido que hizo despropósitos: La vuelta ante el PSG tuvo que recurrir a Messi cojo y a Villa defenestrado, como también a ellos dos ante el Betis o el Athletic, los partidos que definieron la liga.