La Copa de África ya toca a su fin. Se han vivido un buen número de partidos donde el aburrimiento y la monotonía han sido la tónica dominante. Como contrapartida es necesario reseñar que pocas veces los dos finalistas han llegado hasta la fecha final con tanta justicia como lo han hecho Burkina Faso y Nigeria en esta ocasión. Sensacionales los burkineses en su papel de revelación aunque en honor a la verdad Nigeria parece más equipo y su favoritismo parece obvio.
Muchas cosas han cambiado en las Superáguilas desde su decepcionante papel en el mundial sudafricano, fracaso que tuvo continuidad al no lograr la clasificación para la Copa de África celebrada hace un año en Gabón y Guinea Ecuatorial. Un mediocampo dinámico, unos puntas tremendamente participativos –gran Copa de África de Emenike-, un lateral izquierdo ofensivo en grado sumo y un futbolista llamado Victor Moses son las bazas que tratará de explotar la nueva Nigeria para proclamarse campeona continental el próximo domingo.
Y es que Moses parece llamado a liderar este proyecto. El seleccionador Stephen Keshi ha demostrado que confía plenamente en sus condiciones, otorgándole libertad de movimientos en la zona de tres cuartos, su hábitat natural. Victor cae a cualquiera de las dos bandas, donde saca a relucir su potencia y su precisión en los centros. Pero también hace daño por dentro, combinando con sus compañeros y lanzando pases en profundidad. Sabe retener la pelota cuando es preciso buscar un apoyo más retrasado y sin ser un goleador, merodea el área con peligro y no tiene reparo en probar el disparo de media-larga distancia. Sus 22 años muestran que todavía le falta bastante para alcanzar su cénit, pero su carrera deportiva deja entrever una progresión constante en sus ya 5 años en el fútbol inglés. En concreto, en su paso por el Wigan (entre 2010 y 2012) se fue ganando poco a poco la titularidad hasta que el Chelsea se fijó en él. Hoy es un habitual en las alineaciones de Rafa Benítez en un club que le permitirá madurar y convertirse en un jugador de primer nivel.
Porque es cierto que todavía tiene aspectos que mejorar. Debe participar un poco más en el juego y también aumentar un punto su velocidad mental ante la falta de espacios. A veces deja la sensación de que le falta algo para desestabilizar a las zagas rivales si bien esto puede formar parte de su evolución como futbolista. En el Chelsea se encontrará rivales de todo tipo que a buen seguro le permitirán trabajar este y otros aspectos de su juego.
De cara a la final del próximo domingo es duda por un problema en la rodilla. Stephen Keshi rezará para que pueda finalmente jugar y refrendar su candidatura a mejor jugador de esta Copa de África. Y, con permiso de Pitroipa y sus Potros, conseguir su primer título continental, algo que Nigeria no logra desde que su seleccionador lo hiciera como capitán allá por 1994.
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