Ayer se cumplió el guión esperado en el Calderón pero esta noche espero ver algo distinto en el Bernabéu. El Madrid recibe a su bestia negra, el Bayern.
Guardiola regresa a la escena del crimen luego de un año sabático y esta vez lo hace vistiendo los colores del gigante alemán, el terror de los blancos. La afición merengue debe estar algo confundida, pues no sabrá a quién temer más, si al culé que le destrozó por 5-0 o al bávaro que le echó de Europa tantas veces. En mi opinión, la eliminatoria podría ser una pesadilla para el Real Madrid. Trato de ubicar las piezas en la pizarra para entender qué sucederá en el Bernabéu y siempre me sale el mismo dibujo. Todas las variantes tácticas me llevan a la misma conclusión y es que el Madrid tiene muchas probabilidades de caer eliminado por goleada, como el Barcelona el año pasado.
Por supuesto, tengo una explicación lógica para semejante teoría. Hay varios factores que pueden ilustrar perfectamente lo que digo, pero puedo resaltar 3 elementos que creo resumen toda la idea. Ante todo, hay que entender bien qué clase de equipos se enfrentan. Comenzando por el Bayern, la marca registrada de Guardiola está por todas partes. La posesión de balón como método de control defensivo y la presión alta como método de ataque son algo que vimos hasta el cansancio durante sus 4 años en el Barça. Los defensores centrales lejos del área, los laterales en la línea del mediocampo y un mediocentro defensivo que sirve de ancla para que los demás intercambien posiciones arriba. La pelota siempre por el suelo y, sobre todo, pegada al pie.
A lo largo de la temporada, el entrenador de Santpedor ha impuesto una pequeña revolución dentro del seno deportivo del equipo campeón de todo la temporada pasada. No es buena idea cambiar algo que funciona bien, pero es incluso peor dormirse en los laureles esperando que el éxito caiga de maduro. En ese sentido, la prensa mundial está encantada con los cambios que ha traído el Pep a Bavaria, pero han sido los mismos alemanes los más difíciles de convencer y no parece que Guardiola logre esa particular tarea.
El equipo de Heynckes solía implementar un ritmo alto de juego a través de las bandas y los pases verticales, manteniendo una línea defensiva algo rígida y en una zona cómoda, dependiendo de la presión a la que el rival le someta. Pep, a cambio, propone una línea mucho más adelantada y crea superioridad numérica en ataque, dejando más espacios para la contra del rival. El elemento más importante, y la primera clave del duelo entre Madrid y Bayern, es la posición de Philipp Lahm.
Habitualmente lateral derecho, el capitán del Bayern posee grandes cualidades defensivas y de posicionamiento, lo que, según Pep, le permite jugar en la zona del mediocampo como un “falso lateral”. Realmente son dos los roles particulares que Pep ha improvisado para Lahm. Cuando el rival se defiende atrás (como el Chelsea, por ejemplo) Lahm suele jugar por derecha en el trío del mediocampo, con Rafinha de lateral. Cada vez que el brasileño sube, Lahm se desplaza unos metros para ocupar el hueco dejado por Rafinha, con el mediocentro que se ancla entre los centrales formando nuevamente una línea defensiva de 4, permitiendo así que la banda sea siempre una alternativa en ataque.
En otras ocasiones, cuando el rival presenta un enganche puro, Lahm juega de mediocentro y es el eje del equipo, acompañado por dos interiores que conducen bien la pelota, dejando al capitán solo delante de la defensa en un 4-1-4-1 mucho más balanceado. La idea es molestar al enganche con Lahm para desactivar su influencia ofensiva. Los mejores cambios que ha traído Guardiola al Bayern giran entorno a Lahm y la versatilidad defensiva ante rivales distintos. En ataque, sin embargo, las variantes son más escasas.
El modelo de Heynckes se mantiene como el principal motor de ataque en el Bayern de Pep, con algunas excepciones. Ante rivales defensivos, Guardiola ha probado dejar en el banco al delantero centro para utilizar a Götze o Müller como falso 9, como hizo con Messi en el Barça. La estrategia ha dado resultados buenos, pero más que todo por ingenuidad del rival, pues es bastante fácil bloquear un esquema semejante y anularlo cuando ya lo conoces. Así, el once probable del Bayern sería un 4-3-3 con Neuer en la puerta; Lahm, Boateng, Dante y Alaba en defensa; Müller, Schweinsteiger y Kroos en la media; Robben, Mandzukić y Ribèry en el ataque. Asumo que jugará el delantero croata, pues el Real Madrid ni se defiende bien ni cuenta con enganche, más bien sufre los delanteros fuertes como Lewandowski el año pasado, y Mandzukić esta noche.
La mejor forma de desactivar el estilo de juego de este Bayern, al igual que con el Barcelona, es hacer lo que hizo el Chelsea anoche en el Calderón, lo mismo que hizo a su vez el Atleti para dejar por el camino al Barça y que llevan haciendo toda la temporada ante rivales semejantes. Afortunadamente para el Bayern, el Real Madrid no sólo no juega de esa forma, ni siquiera sabe a lo que juega.
Carlo Ancelotti ha transformado este Real Madrid en un híbrido incompleto, una especie mutante que no tiene forma conocida; ni ataca ni defiende de forma ordenada, simplemente es un cúmulo de jugadores que se asocian esporádicamente y explotan su habilidad individual para sacar adelante el resultado. Esa fórmula ha dado resultado hasta ahora ante equipos menores, incluso con un par de rivales de categoría que simplemente estaban atravesando dificultades y no supieron compensar, pero que quede claro que este Real Madrid está jugando las semifinales de gratis. En condiciones normales, habría sido goleado por el Dortmund, nuevamente, cono hace un año.
El once del Madrid está prácticamente cantado: 4-3-2-1 con Iker en la puerta; Carvajal, Pepe, Ramos y Coentrão en la defensa; Modrić, Xabi Alonso y Di María en la media; Bale y Cristiano en la media punta; arriba, Benzema. Con prácticamente los mismos jugadores, Mourinho diseñó un 4-2-3-1 que jugaba perfectamente a la contra y aprovechaba la velocidad de los de arriba con espacios. La indisciplina defensiva de algunos elementos fue la causa principal de la condena del portugués en el banquillo blanco, algo que Ancelotti no ha logrado erradicar en lo absoluto y que probablemente le llevará al mismo destino de Mou.
Aquí está la segunda clave del duelo. Retrasar a Di María al mediocampo es sacrificar el equilibrio defensivo para obtener llegada por sorpresa en ataque. Eso funciona siempre y cuando tengas la pelota en los pies, y lamentablemente ninguno de los tres mediocampistas merengues es un especialista en trabajo defensivo. El Bayern es justamente un equipo que no te dejará oler la esférica y te hará sudar antes de volverla a ver. Hemos visto la poca capacidad que tiene el Madrid para controlar un partido una vez que el rival aumenta las revoluciones; así perdieron cada duelo importante de la temporada: los dos ante el Barcelona, derrota y empate agónico ante el Atleti, victoria en casa y derrota de visita ante el Dortmund; previamente el único éxito fue la victoria y empate ante la Juve, siempre con una expulsión a favor que condicionó todo y dejando la impresión de que tuvieron mucha fortuna.
Imaginamos que, anticipando el rol desequilibrante de Di María, Pep dejará a Lahm sobre el carril derecho para mantener al Fideo vigilado. El argentino es bastante movedizo y no se conforma con llegar al final para tirar el centro. Si Lahm hace algún movimiento en falso, Di María podría hacer la diagonal hacia la media luna y aprovechar los movimientos de CR7 (o Bale si CR7 no juega por lesión, con el ingreso de Isco) por la banda, dejando a los centrales a merced de jugadores especialistas en carrera y contragolpe, como ya lo sufrió el Barcelona en la final de Copa. Esa sería la mejor alternativa que tendría el Real Madrid frente al Bayern.
Es probable (y aconsejable) que Cristiano Ronaldo sea descartado por precaución ya que una recaída de esa lesión muscular le podría dejar incluso sin Mundial. Yo veo a Isco titular, siguiendo la lógica, pero si el portugués quiere correr el riesgo de lesionarse pues nadie lo va a detener, y jugará.
La tercera clave del partido reside en la frágil defensa madridista. El Bayern suele dejar a sus centrales bastante descubiertos y es vulnerable a la contra, pero su sistema de posesión es muy efectivo reduciendo al mínimo esas ocasiones, siempre que el rival no presione para romper el equilibrio, cosa que hemos establecido no hará el Madrid. Del otro lado están Ramos, Pepe y Carvajal, tres jugadores que alternan buenos partidos con errores nefastos. Particularmente, el portugués ha mejorado bastante esta temporada y su nivel de concentración durante los partidos clave ha sido superior al de la temporada anterior (gracias a él no cayeron ante el Dortmund), pero Ramos mantiene todos sus defectos al descubierto, mientras que Carvajal es el talón de Aquiles.
Durante toda la temporada hemos visto al ex lateral derecho del Leverkusen atacar con entusiasmo, algo que seguramente satisface a Ancelotti, pero siempre descuidando sus labores defensivas. Suena raro decirlo pero este equipo extraña mucho a Arbeloa, un jugador muy inteligente tácticamente aunque no posea las mejores cualidades físicas o técnicas. Será común ver carreras de Ribèry a espaldas de Carvajal cada vez que Kroos o Müller tengan la pelota y más de una vez podrá aparecer el francés mano a mano con Casillas.
Entre la falta de presión del mediocampo merengue y las flaquezas defensivas de Carvajal, tan solo una magia de Di María o un milagro de Casillas le podrían dar algo de ventaja al Madrid. No espero que el Bayern le pase por encima a su rival esta noche, pero sí estoy seguro que se llevará un resultado favorable al Allianz Arena, probablemente un empate 1-1 aunque no descarto el 1-2 directamente. Los disparates de Ancelotti al mando de este equipo hacen que traer la Décima sea misión imposible. Como dije antes, el Madrid está jugando las semifinales de gratis, y creo que Guardiola le hará pagar la factura en su regreso al Bernabéu. Que ruede la pelota.
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