Conversaba el otro día con un amigo de la infancia, Javier, un apasionado del fútbol como yo y fanático del Tenerife desde pequeño pues su familia es canaria. Analizábamos las causas de la doble derrota española en semifinales de Champions a manos de los alemanes y encontramos una infinidad de detalles que apuntan a varios puntos débiles en la estructura de ambos planteles ibéricos.
Viendo los vídeos en cámara lenta se pueden ver los errores individuales que permitieron los cuatro goles de Lewandowski en el partido de ida: escasa concentración de Pepe y Ramos a la hora de marcar en zona así como nerviosismo imprudente de Xabi Alonso provocando un penal que a la postre resultó fatal en el resultado global. Fueron mayormente errores individuales los que marcaron la salida anticipada del Madrid pero viendo partidos pasados y conociendo la calidad de los acusados se entiende que pudieron ser evitados con una mejor gestión de personal de parte del entrenador y los directivos.
Del mismo modo encontramos errores tanto individuales como colectivos en la derrota del Barça ante el Bayern, concentrados casi todos en mal posicionamiento de Piqué, Alves y Alba, síntomas de mala preparación técnico-táctica que se fueron acumulando durante la temporada y fueron explotados por un conjunto bávaro en pleno estado de forma. Aquí los problemas son más profundos y requieren de mayor atención pues no sólo el sistema defensivo falló, fue un colapso completo de toda la maquinaria lo que causó la alarmante sequía de goles en 180 minutos, algo que debería llevar a la reflexión al entrenador y sus superiores acerca del plan de trabajo a diseñar el próximo año.
Sin embargo, el tema rápidamente giró hacia las virtudes de los vencedores dejando los defectos de los perdedores de lado. Ante la inminente pregunta del millón de euros sobre quién será el próximo campeón de Europa, nuestras ideas que hasta el momento habían coincidido en casi todo empezaron a divergir hasta el punto de completo antagonismo.
Para Javier no hay discusión, será el Bayern München el nuevo campeón de Europa. Su argumento está basado primordialmente en los números y la lógica por lo que es un argumento bastante sólido y bien estructurado. Durante la temporada el equipo que dirige Juup Heynckes arrasó la Bundesliga goleando a la mayoría de sus rivales y mostrando una superioridad abrumadora, tanto en el plano físico como en el táctico. Además de la posesión de balón que les permite mantener el control del partido, la habilidad técnica de sus jugadores ofrece la oportunidad de resolver el partido con jugadas impredecibles en cualquier momento de dificultad. Jugadores como Ribèry, Müller, Kroos y Schweinsteiger son capaces de romper los esquemas y tienden a inclinar el campo a su favor, sin contar que en el banco de suplentes hay alternativas como Robben y Mario Gómez esperando su turno.
Ganar la Bundesliga con récord de puntos, llegar a la final de la Copa (DFB Pokal) y humillar al Barcelona sin siquiera recibir un gol son argumentos suficientes para que cualquier persona cuerda apoye a los bávaros esta campaña. Son los actuales subcampeones de Europa luego de perder ante el Chelsea en la tanda de penales el año pasado y apenas hace 3 años perdieron otra final ante el Internazionale del Triplete, colocando al equipo alemán en el mismo plano de rendimiento que el Barcelona de Guardiola con una ligera diferencia: el Bayern llega a las finales pero no las gana. El Bayern es, junto a la Juventus y el Benfica, el equipo que más finales de Champions perdió con 5, y de perder nuevamente esta noche se coloraría tristemente en solitario como el mayor perdedor en la historia de las finales.
Según Javier, el destino le debe al Bayern una una satisfacción grande, un trofeo que les cure las heridas abiertas por las dos finales perdidas en 2010 y especialmente en 2012 cuando la sede era justamente el Allianz-Arena. Esta temporada están a dos pequeños pasos de lograr el mágico Triplete y unirse a la élite que conforman Celtic, Ajax, PSV, Manchester United, Barcelona e Internazionale convirtiéndose en el primer y único equipo alemán de la lista. En los últimos encuentros con el Dortmund, su rival de turno, los bávaros han logrado un equilibrio que les había faltado durante las dos últimas temporadas cuando el título nacional acabó en manos del Borussia, por lo que esta noche son claros favoritos, así lo dice el destino.
Sin embargo yo difiero. En mi opinión esta noche se darán una serie de circunstancias que hasta ahora no habían dado en ninguno de los duelos previos entre estos dos equipos y que creo favorecen justamente a los muchachos de Jürgen Klopp. Es verdad que tácticamente son más equilibrados los bávaros respecto al Dortmund pues estos buscan la puerta con mayor verticalidad y a un ritmo más elevado, descuidando la fase defensiva ligeramente. También se nota la superioridad del Bayern en lo que a banquillo respecta pues hay más jugadores de talento y calidad para sustituir alguna ausencia importante, como es el caso justamente de Kroos y Götze, ambos armadores ofensivos de Bayern y Dortmund respectivamente. Pero hasta ahí cuento con las verdaderas ventajas que pueda llegar a tener el equipo de Heynckes esta noche. Permítanme explicarles.
El rendimiento de ambos equipos a lo largo de un torneo es evidentemente favorable al Bayern pero esta noche las cosas se resuelven en 90 minutos, en un campo neutro donde ninguno tendrá la mayoría de la fanaticada. En los enfrentamientos directos más recientes ha predominado el equilibrio entre ambos conjuntos gracias a la situación de ambos en la tabla de posiciones al momento del partido, donde el empate era siempre una opción viable. Evidentemente estoy hablando del factor psicológico.
La presión que pueda llegar a tener el equipo bávaro será varias veces superior a la del Dortmund. Para los de Klopp ya la temporada es un éxito total, estar presentes en Wembley es un logro inmenso para el equipo aunque no completamente inesperado. Para el Bayern este partido significa mucho más que un trofeo, es lo que ya mencionamos antes acerca de la finales perdidas y el destino, la mayoría del plantel vivió la final del 2010 así como la del año pasado y en la memoria las sensaciones quedan grabadas, los mismos jugadores así lo han declarado ante la prensa. El hecho de estar a un paso del Triplete agrega más peso al saco de responsabilidad que tienen para con ellos mismos, mientras sus rivales (Dortmund) podrán divertirse sabiendo que pase lo que pase ya han ganado.
En lo que se refiere a lo táctico será un guión bastante conocido. El Bayern dominará la posesión de la pelota durante el 60% del tiempo aproximadamente y buscará la puerta contraria con movimientos diagonales de Robben y Ribèry cada vez que suban los laterales Lahm y Alaba. Müller jugará bastante avanzado y será responsabilidad de Gündogan limitar su influencia en el juego. El Dortmund esperará cómodo atrás aguantando las oleadas y dejará a Blaszcsykowski y Großkreutz colgados arriba para que apoyen a Lewandowski en cada contra. El delantero polaco deberá aprovechar las 3-4 ocasiones que pueda crear su equipo si quiere levantar la Orejona. Su capacidad para superar individualmente a los centrales del Bayern puede ser el elemento clave del partido.
Esta noche se verán las mismas camisetas en el campo que tantas otras veces hemos visto durante los últimos 2-3 años, pero el himno de la Champions cambiará completamente el ambiente cuando salgan los jugadores al campo en un Wembley Stadium completamente lleno. Todo es posible mientras no suene el pitido final, así lo demuestra la historia y así lo vivió justamente el Bayern en el ’99 frente al Manchester United. Javier dice que el destino le debe algo al Bayern, pero a mí me gusta recordar que el fútbol es a veces injusto, y por eso es el deporte más hermoso del mundo.
Que ruede la pelota.
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