Primer acto: Alineación estrambótica y mucho miedo
Ferguson sorprendió a todo el mundo con el once inicial que dispuso en Anfield. Dejó en el banquillo a Rooney, Nani, Javier “Chicharito” Hernández y Anderson. Todo un banquillo de lujo. No se cortó a la hora de hacer rotaciones, y eso que no acudía a un estadio de medio pelo, jugaba en el mítico Anfield ante uno de los rivales más fuertes con los que se va encontrar en este campeonato. La línea defensiva entraba dentro de la normalidad con De Gea en la portería y Smalling, Ferdinand, Evans y Evrá por delante. La mayor sorpresa fue la pareja de medios integrada por Phil Jones (un defensa) y Fletcher, ambos ofrecen mucho trabajo defensivo pero poco fútbol creativo. En las bandas estaban un trabajador Park en la derecha y Ashley Young en la izquierda, mientras Giggs se situó como enlace entre el bloque defensivo y el atacante. Un bloque atacante integrado únicamente por el rápido Welbeck.
En el Liverpool la mayor sorpresa fue la presencia de Steven Gerrard desde el inicio. El gran capitán red volvía después de casi siete meses sin jugar. Y lo hizo a lo grande. Jugó todo el partido y fue, junto a Luís Suárez, el hombre que tiró del Liverpool. Su recuperación es una gran noticia para los “reds”, que le necesitan como el comer. Su entrada en el once supuso el banquillo para Carroll. El resto del equipo fue el habitual con Reina en la portería; Kelly (como se echa en falta a Glen Johnson), Carragher, Skrtel y José Enrique (Del Bosque no sintoniza la Premier) en la defensa; en el doble pivote se situaron Lucas Leiva y Charlie Adam (en esta primera parte más retrasado de lo habitual), con Kuyt en la banda derecha y Downing en la izquierda; Gerrard intentando enlazar y Luís Suárez sólo en el ataque.
Ambos equipos salieron a Anfield con una disposición táctica muy parecida. Y con una actitud también similar, consistente básicamente en estar más pendiente de que el rival no jugara que de jugar uno mismo. Algo comprensible en el equipo que presentó Ferguson, en mi opinión no daba para más. No es el caso del Liverpool. Los locales le tuvieron excesivo respeto al Manchester United. Si se llegan a fijar en los jugadores que se sentaban en su banquillo no lo habrían respetado tanto. Tiraron por la borda 45 minutos. Entre ambos equipos nos ofrecieron un tostón de primera mitad. Muchas imprecisiones, poca continuidad en el juego y escaso peligro en ambas porterías fue el bagaje de la primera parte. Luís Suárez y Welbeck eran dos islas a las que no llegaban balones en condiciones, y cuando llegaban estaban tan solos que lo acababan perdiendo entre la nube de defensores que los rodeaban. Sólo Luís Suárez tuvo una ocasión clara de gol en el minuto 34 que desbarató David de Gea en su gran primera parada de la tarde.
Segundo acto: Dalglish reacciona
La segunda parte ya fue otra historia. Se vio el partido que todos esperamos cuando juegan estos dos equipos, al menos por parte del Liverpool. El equipo local adelantó las líneas, presionando ya en terreno rival sin esperarlos en el suyo. Como consecuencia el Liverpool recuperaba el balón más arriba y Luís Suárez ya no estaba tan solo. En el minuto 56 Henderson (medio ofensivo) sustituye a Lucas Leiva (medio defensivo) y el encuentro se inclina definitivamente del lado local. Anfield ruge y el gol ronda la portería de David de Gea. La banda izquierda con José Enrique y Downing comienza a generar peligro, Charlie Adam juega más arriba y Gerrard entra en contacto con el balón mucho más a menudo. Y Luís Suárez siguió siendo una pesadilla para toda la defensa del Manchester. El uruguayo no se cansó de pelear, pedir el balón y buscar la portería contraria con ansia. Para mi fue el mejor jugador del partido, y eso que con otro delantero que lo acompañe pienso que todavía rinde más. Lástima que la banda derecha con Kelly y Kuyt no contribuyera del mismo modo al acoso local.
Una arrancada de Adam acaba con falta de Río Ferdinand, el escocés notó el contacto en el tobillo y acabó rodando por el suelo ante las protestas del defensor visitante. Era el minuto 66. Frente a “The Kop” Gerrard lanzó la falta, Giggs (hasta el mejor escribano echa un borrón) se apartó de la barrera y el balón entró por el palo que no cubría De Gea. Después de este gol el Liverpool parece que se animó aún más, como si se creyeran de una vez por todas que podían ganar al Manchester United.
Tercer acto: La flor en todo su esplendor
Ferguson se percató de que tenía sentados a su lado a Rooney, Nani y Javier Hernández. En el minuto 69 entraron Rooney y Nani en lugar de Park y Ashley Young, y en el 75 se va Jones y entra el “Chicharito”. Con estos cambios mudó la fisonomía y la actitud del United. La defensa siguió igual. Rooney se colocó en el medio centro acompañando a Fletcher (sí, el delantero de Liverpool jugó de centrocampista), Giggs pasó a la banda izquierda, Nani se situó en la derecha y Hernández pasó a acompañar a Welbeck en el ataque. Estos cambios permitieron al menos que el United se acercara por el área de un inédito Pepe Reina. No necesitaron mucho para fabricar un par de córners. A la salida del segundo de ellos Javier Hernández remató en el segundo palo consiguiendo el gol del empate en el minuto 80.
Todavía quedaban 10 minutos para el final y ahora el partido estaba totalmente abierto. El Liverpool no se resignó y se lanzó a por el segundo gol. Las ocasiones se sucedieron en este tramo final y entonces surgió la figura de David de Gea. El portero español estuvo inmenso con dos paradas antológicas a Kuyt y Henderson, convirtiéndose en el mejor del United con diferencia. Tampoco encontró puerta Skrtel con un remate al borde del área pequeña que mandó a las nubes.
Me chocó que Dalglish no realizará ningún cambio más en este tramo final del encuentro. Todavía podía realizar dos y tenía en el banquillo a Bellamy y Carroll. Quizás sería una buena opción meter a alguno de los dos en lugar de Kuyt, por ejemplo, para el arreón final. Tal vez con el fragor del partido y el ambiente de Anfield se le olvidó tal posibilidad.
En resumen, excesivo premio para el Manchester y para Ferguson, que puede presumir de que con sus cambios logró empatar el partido, pero que no puede esconder que no lo perdió por la flor que adorna a los campeones y por, también hay que decirlo, lo tarde que el Liverpool se decidió a ir a por el partido.
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