En este verano tan convulso que lleva el Barcelona, con los problemas de Messi con Hacienda, la guerra civil entre Tito y Pep, la extraña salida de Abidal del Club o el secretismo en los números del fichaje de Neymar, ha pasado casi desapercibida la noticia más importante de lo que llevamos de pretemporada para el equipo culé, y no es otra que la renovación de Sergio Busquets. Tan discreto como en el campo, lo ha sido fuera de él, anunciando casi de tapadillo su renovación.
Busi es junto con Messi el único jugador del Barça triunfal que no tiene recambio de similar nivel. Bueno, con el fichaje de Neymar, igual ni el gran Leo ya. Me parece una pieza absolutamente imprescindible e irreemplazable en el engranaje del Barcelona y jugador capital para entender el estilo de juego del equipo azulgrana, que se basa en dos premisas básicas: rapidez en la circulación del balón y recuperación rápida de pelota. Si le falla alguna de estas dos cosas, sufre bastante. Y en las dos, Sergio es un especialista.
En la final de la Copa del Rey del 2009 en Mestalla frente al Athletic, me impresionó. El equipo vasco se adelantó pronto en el marcador, pero en ese momento Sergio decidió que iba a jugar toda la final al primer toque. Y lo consiguió. Su equipó arrolló al Athletic y ganaron 4-1. Hizo circular la pelota como un avión sin detenerla ni un segundo. Jamás vi una cosa igual. Ahí descubrí de verdad, el pedazo de jugador que Guardiola había subido de tercera división ese mismo año. Y esa personalidad, que le hace pasar de jugar en tercera a la final de la Champions en el mismo año con un desparpajo que asusta, es otra de sus grandes virtudes.
El otro pilar sobre el que se asienta el juego del Barcelona es la recuperación rápida de la pelota, la presión alta, casi en la línea del área rival. Busquets empuja a sus compañeros hacia arriba, saliendo a presionar muchas veces a campo abierto, recuperando una cantidad ingente de balones que pone en disposición de jugar inmediatamente.
Tiene defectos, claro, no tiene casi gol, nulo pase en largo y no suele romper líneas con pases interiores, pero es perfecto para el estilo de juego de su Club. En la selección, quizá no se note tanto, ya que juega al lado del que para mí es el mejor mediocentro del mundo, Xabi Alonso, pero esto será otra historia.
Sin él, muy probablemente el Barcelona no hubiera reinado tantas veces, y habrá que agradecerle eternamente a Pep Guardiola que tuviera la valentía de subirle al primer equipo y lo que es más importante, darle la manija.
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