Seguro que más de uno ha escuchado, o incluso ha pronunciado, esa eterna retahíla de excusas sobre el que se pone debajo de los palos. Que si para portero vale cualquiera, que si no te cansas porque no corres, que ahí solo se ponen los malos con el pie, los porteros son los más gorditos… En definitiva, hay para dar y tomar. Son cosas inherentes a este nuestro deporte, somos el bicho raro, el que viste diferente, del que más se desconoce, somos el «loco» del equipo. Sin embargo, la realidad es bien distinta.
¿Estamos locos? Pues no, estamos muy cuerdos, ya que tenemos que tomar decisiones correctas en milésimas de segundo, analizar la trayectoria y la velocidad de un balón que viene hacia nosotros y actuar de inmediato, siempre de forma exitosa, con el riesgo de encajar un gol que nos deje en evidencia. Pero no todo queda ahí, debemos orientarnos siempre según la posición de la pelota, calcular ángulos desde nuestra posición con respecto a la portería para conseguir la colocación perfecta y tapar lo máximo posible.
¿Somos los que no corremos? Las acciones de un portero son tan cortas que no necesitamos una capacidad aeróbica fuera de lo común. Necesitamos chispa, fuerza explosiva, velocidad de ejecución, intensidad, o como lo queráis llamar. Tenemos que trabajar muchas facetas, ser extremadamente coordinados, tener potencia de tren inferior para hacer los impulsos correctos y llegar a esos balones lejanos, un buen tren superior para soportar los impactos del balón o pugnas con los rivales en situaciones de balón parado… al igual que una base mental adecuada para soportar las presiones, tanto de compañeros como de rivales, medios o público. Por no hablar de una concentración total y absoluta para estar 89 minutos sin aparecer y, de repente, ser exigido en una acción de gol muy clara en la que te juegas todo.
¿Somos los malos del equipo? El portero actual es un jugador más, tanto, que un guardameta que no sea bueno con el pie, directamente no es válido para la élite. Aparte de dominar sobradamente los fundamentos y aspectos técnicos de nuestra posición, acciones como blocajes, desvíos, prolongaciones, etc., debemos dominar también los de un jugador cualquiera. Tenemos que dar buenos pases, ser buenos sacadores y orientar nuestros lanzamientos para no perder la pelota; incluso en algunas acciones puntuales, debemos ir bien de cabeza y regatear al adversario.
¿Vale cualquiera para portero? Rotundamente no, si tu objetivo es llegar a lo más alto. Está claro que todos podemos serlo pero, jugar al más alto nivel posible, requiere de unas condiciones. Necesitamos un físico privilegiado, a poder ser con una altura superior al 1,80 (tirando por lo bajo), y con brazos y piernas largas para poder abarcar la mayor portería posible y dificultar la acción al delantero de turno. Aparte de tener un físico adecuado, debemos ser flexibles, ágiles, veloces, potentes, fuertes, con una gran visión periférica de lo que nos rodea…
Y estoy seguro de que algo más me queda en el tintero. ¿Alguna vez os habíais parado a pensar en todo lo que hace un portero? ¿O todas las facetas del juego que debe dominar? O aún mejor, ¿Os habéis parado a pensar en las cosas que exigimos a nuestros porteros sin ni siquiera haberlas entrenado?
Ahí quedan esas preguntas. Con tal de haber hecho reflexionar a alguien me doy por satisfecho.
Saludos, de parte de un PORTERO.
1 Comentario
Felicidades desde México Adrián por tu artículo y también por tu extraordinaria página WEB.
Yo tengo 53 años y sigo parando; juego en el Club Asturiano de México y donde se tercie.
Un fuerte abrazo.