No recuerdo con exactitud el primer partido en el que vi a Didier Drogba, pero si me acuerdo de la gran impresión que me causó. Atisbo entre las imágenes de mi memoria de aquel encuentro a un delantero corpulento, luchando constantemente con los dos centrales rivales y saliendo triunfador en casi todos sus envites con una superioridad pasmosa. Aquel día descubrí que la potencia y la fuerza no siempre tienen como contrapunto la técnica y la calidad, sino que pueden ir unidas.
Drogba llegó a ser uno de los mejores delanteros del mundo. Su poderío físico deslumbraba partido tras partido a los aficionados, los técnicos encumbraban su capacidad táctica para buscar con un desmarque los huecos de las defensas rivales y sus compañeros hablaban maravillas de su técnica, dejando ver que con él todo era más fácil.
Vertical como él solo, abre un abanico enorme de posibilidades a su entrenador, adaptándose a la perfección tanto a un esquema preparado para un ataque más directo, usando a esta torre de referencia tanto por arriba para que peine el cuero como por abajo para que mantenga la posesión mientras llegan sus compañeros, como a uno que busque el juego de toque, pues su calidad con el balón en los pies está a la altura de su potentísimo disparo. Despreciando lo obvio, ya no hablaré de su peligro a la hora de salir al contragolpe.
Buscando en la hemeroteca de esta web, me encuentro con un artículo sobre Costa de Márfil de mi compañero Pepe Sarria, donde desmenuza pieza a pieza a «Unos Elefantes un poco desajustados». Desde la publicación de dicho análisis, han pasado casi dos años, pero me quedo con las palabras de alguien a quien, personalmente, considero el mayor experto del fútbol de selecciones:
La delantera, evidentemente, es la mejor línea de esta selección. Comandada por Didier Drogba (Chelsea), no hay mucho que decir de él, si acaso que para mí es el mejor 9 que existe en la actualidad.
Drogba era un elefante con guantes en los pies al que tan solo la limitación de los años ha podido frenar. Ahora es un animal dando sus últimos zarpazos. Ha encontrado un socio que entiende su fútbol, Juan Mata, a quien busca constantemente para combinar una vez tras otra. Sabe que ya no es tan superior a sus rivales y mide sus carreras, pero cuando arranca, sigue infundando terror en todo aquel que opone resistencia.
El Chelsea busca un relevo generacional de la mano de Villas-Boas y el futuro de este elefante parece abocado a una pronta retirada del fútbol de élite. Los petrodólares llaman a su puerta y Eto´o seguro que acepta con una gran sonrisa esta grata compañía, aunque de buena gana seguiríamos disfrutando con el espectáculo que Didier Drogba nos brinda partido tras partido, pese a ser solo los retazos de una bestia pasada.
No Hay Comentarios