Reflexión y calma tras lo visto en Málaga

Dani Navedo - Quiero empezar comentando que he preferido dejar un día de calma para no hablar en caliente sobre el partido entre el Málaga y el Deportivo, aunque si digo la verdad, ganas no me faltaron de comentar la actuación de Álvarez Izquierdo. Tras más de 24 horas de reflexión, creo que lograré resumir en líneas generales lo que ha sido el choque y algunos detalles que se dieron a lo largo del mismo sin nombrar al colegiado, aunque la verdad es que no creo que sea nada fácil.

Antes de nada aclarar algo que he comentado ayer: «El balón se queda en las piernas de Gomes, pero rápidamente Berbatov se encarga de cerrar la goleada metiendo el pie, algo que en España abría acabado como falta en ataque-mañana más detalles sobre este comentario- .» Pues bien, aquí está el porqué de dicha frase. La situación es la siguiente: el Deportivo saca un córner al corazón del área. Goitia intenta salir, pero al saltar a por el balón en el borde del área pequeña, choca con un Lassad que no mueve ni un solo músculo. Riki cabecea, el balón acaba en la red, el Dépor conseguía su más que merecido premio, el 1-2… pero el árbitro ha indicado falta de Lassad. Pobre de mi, que acababa de ver un partido de Premier y me había olvidado de que aquí a veces se pitan faltas extrañas, esas infracciones en las que se suele comentar «pitó miedo».

A lo que iba. El Málaga decepcionó en La Rosaleda, mientras que el Deportivo sorprendió a propios y extraños con el fútbol característico de los locales. Fueron los coruñeses los que estuvieron sólidos en defensa, rápidos en las transiciones y muy habilidosos en la combinación a la hora de atacar. Os comentaba en la previa una posibilidad remota de que jugasen Bodipo y Lassad juntos en ataque pese al buen resultado que habían dado frente al Almería. Todavía me queda mucho para comprender al técnico deportivista, pero poco a poco voy entendiendo y me van quedando algunos conceptos que él maneja claros. Miguel Ángel Lotina prefiere adaptar a los jugadores en su esquema a cambiar su planteamiento. Así, jugar con dos delanteros le cuesta horrores, pero a la hora de reposicionar a Lassad en la media punta, después de ver se gran rendimiento en el choque intersemanal, no se lo pensó dos veces.

También repitió en el once inicial Manuel Pablo. No tengo ni idea de como jugó en el partido frente al Almería, pero este sábado no ha demostrado merecer el puesto por delante de Laure. El lateral derecho del Deportivo llegó un momento en el que ya no sabía que hacer cuando se encontraba con Albert Luque enfrente. Primero Manolo intentaba presionar rapidamente en cuanto el delantero del Málaga recibía el cuero, pero Albert apartaba con un toque el balón y se hacía hueco para centrar. A continuación decidió darle un poco más de libertad y aguantarle desde más atrás en busca de que llegasen ayudas, sin embargo Luque no se lo pensaba dos veces y aprovechaba la más mínima ocasión para dar libertad a su cañón zurdo. «Menos mal que en el gol de Luque no he tenido la culpa yo» debió pensar Manuel Pablo después del gol local. Desesperado, intentó anticiparse a los envíos que iban hacia el catalán, aunque el resultado sería igual de malo. Ya acabando el partido, pena máxima a favor del Málaga, ¿Quién ha sido? Pues si, penalti de Manuel Pablo a Luque. Así queda resumido el sufrimiento del lateral diestro visitante y, al mismo tiempo, lo que hicieron los locales, ya que tan solo el ex deportivista ponía en apuros a Dani Aranzubía.

Sigamos un poco más con dos de los protagonistas de la noche, Albert Luque y Aranzubía. Últimos minutos del choque y una caída del catalán local acaba con el balón en los once metros. Luque celebra la indicación como si de un gol se tratase, rodillas hincadas, puños en alto y grito al cielo. Con las noches de Champions que hemos pasado juntos y la ira que parece tener acumulada, como ya había demostrado previamente en la celebración de su gol. Se calman las cosas y se procede al lanzamiento. Apoño dispara y Dani para su enésimo penalti en la presenta temporada. Lógicamente, las cámaras enfocan al portero deportivista mientras recibe las felicitaciones de sus compañeros, pero me gustaría haber visto la cara de Albert aunque solo fuese durante un par de segundos. Hablando de no goles y de goles, también destacar el gran tanto de Sergio, jugada en la que el propio centro campista del Dépor abre el esférico a la banda mirando al tendido y sale disparado al corazón del área, donde recibe la devolución y remata con fuerza de cabeza fuera del alcance del guardameta local.

Resulta curioso que las últimas cuatro visitas del Deportivo a La Rosaleda, terminaran con tablas en el electrónico, pero todavía es más llamativo que el marcador en dichos partidos fuese de 1-1. En total ya son 14 los partidos en los que el Málaga no logra los tres puntos jugando contra el Dépor. A veces parece que el fútbol tiene decidido de antemano algunos partidos, recurriendo a los tópicos, hay choques en los que «el balón no quiere entrar» o en los que «aunque se jueguen 90 minutos más, no se movería el resultado». Parece que hay una especie de fuerza invisible que decide si un partido se pierde o se gana, eso si, en cada lugar se llama de una forma distinta: en Coruña la llamamos «meigas», en Madrid lo llaman «espíritu y garra», en Manchester lo llaman la llaman «Macheda»…

Y eso es todo lo que pasó el sábado a eso de las 20:00. Como habéis podido observar, solo he comentado el gol anulado a Iván Sánchez Rico «Riki», porque ya lo había nombrado en el anterior artículo, pero en ningún momento he hablado de que el árbitro se inventó un libre indirecto dentro del área deportivista después de que Salva le tirase el cuero de los guantes a Aranzubía de un manotazo y de que el portero volviese a coger el balón, falta que acabaría en el gol del Málaga; ni he dicho que esa mano habría sido la segunda tarjeta amarilla del señor Ballesta, ni que el penalti que comete Manuel Pablo sobre Luque sería fuera del área si es que se interpreta como falta el choque fortuito entre ambos futbolistas… a veces es mejor tomarse un día de calma para decir estas cosas en frío.