Poco recuerdo de aquel histórico partido entre Deportivo y Paris Saint Germain que terminaría con la remontada del equipo coruñés. No en vano, tenía apenas 8 años y mi pasión por el fútbol todavía estaba latente. La imagen que tengo de aquel encuentro histórico es la de Djalminha lanzando un saque de esquina tras otro y una grada celebrando como un gol cada córner que el brillante brasileño se disponía a ejecutar. Festejo premonitorio, pues el tanto acababa llegando, o al menos, eso recuerdo…
Los recuerdos varían y fluctúan con el paso del tiempo. No siempre conseguimos mantener la realidad exacta en la cabeza, sufriendo las situaciones del pasado ciertas variaciones en su historia. Para mi, aquel partido era un partido más. La inocencia de la edad me hacía pensar que me pasaría toda la vida viendo jugar al Deportivo miércoles y sábado, porque era normal estar en la UEFA Champions League. Era un encuentro más, en el que el Dépor iba perdiendo. Djalma sacaba unos cuantos córners, no entendía porqué la hinchada gritaba «¡Gooooool!» cada vez que el media punta deportivista se disponía a lanzar. ¿Por qué? Era un saque de esquina, no una ocasión realmente clara de gol. Pandiani me quitaba la razón una y otra vez. No entendía que pasaba. No entendía como un equipo podía no rendirse perdiendo 0-3. No entendía porqué no habían marcado antes. No entendía nada.
Era otra época en la que no recibías el aviso del gol de tu equipo al momento en tu móvil. Ni en tu teléfono fijo, porque móviles por aquellas, pocos. Curiosidades de vivir sobre un bar, recuerdo a un cliente, que en paz descanse hoy en día, marchándose enfadado a casa, porque su equipo le había dado un disgusto tremendo. Al día siguiente se enteró al llegar de nuevo a la cafetería que el Deportivo había remontado, aunque su incredulidad duró hasta que le plantaron delante un periódico con el resultado real. Aquel día un señor de sesenta años y un niño de ocho, aprendieron una lección: un partido dura noventa minutos y, hasta que pite el árbitro, puede pasar cualquier cosa.
Me dispongo a ver de nuevo ese partido después de más de diez años. Quizás estas nuevas imágenes borren aquel recuerdo infantil y difuso que tengo de este histórico encuentro, pues estoy seguro de que muchas de las fotos que tengo en mi cabeza alrededor de ese momento, no representan de forma fiel la realidad. Eso si, vea lo que vea, para mi, aquella noche, cada saque de esquina de Djalminha, era un gol.
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