Hace unos días el Consejo Superior de Deporte publicó un informe con la intención de que conozcamos, no con detalle individualizado por equipos, ya no sólo el estado de las deudas del fútbol con Haciendo con la Seguridad Social (un tema que ha dado bastante que hablar durante este verano acentuado por la grave crisis que se está llevando por delante bastantes servicios públicos) sino también para conocer sus principales fuentes de ingresos.
Con el fin de interpretar los cuantiosos datos que se pueden sacar del informe, no sólo os dejamos el enlace para que lo podáis consultar, sino que también os ofreceremos los comentarios de algunos puntos relevantes.
Hay que partir de que una Liga donde conviven dieciséis Sociedades Anónimas Deportivas con cuatro Clubes Deportivos (Madrid, Barça, Athletic y Osasuna), es hablar de un informe que ve como hay ‘diferentes reglas de control’ entre sus participantes y si encima hablamos de que están Barça y Madrid el informe puede hasta estar desvirtuado desde la base. Por eso, más que desde los números puros y duros, nos hemos basado en las tendencias de estos números.
Un club de fútbol tiene tres fuentes definidas de ingresos ordinarios: los ingresos por abonos y taquillas, la venta de sus derechos televisivos y la explotación que haga de su marca y sus productos licenciados.
En estos tres apartados, entiendo, es donde se producen los principales errores en la hoja de ruta de los clubes: hacen que sus aficionados carguen con los fallos de previsión que puedan tener con una subida imparable en el precio de entradas y abonos (generalmente) y se puede comprobar viendo como esta partida ha vivido un incremento continuo acotándonos sólo al periodo del que habla el informe (1999 – 2011). Son estos días en los que nos cansamos de oír hablar de los pocos oportunos horarios de los partidos y de lo vacías que están las gradas de los estadios de Primera, que los responsables traten la asistencia al estadio como un lujo y no cómo el objetivo final de todo el trabajo de la temporada les está sirviendo para ingresar, pero a cambio de ir desgastando el sentimiento de localía.
El dinero que entra en los clubes por la cesión de los derechos de emisión en televisión es otro de los puntos calientes en los debates futboleros por su reparto poco equitativo. Entre 1999 y 2011 casi se han multiplicado por tres el dinero que ingresaron los clubes de Primera por este concepto, pero es de todos conocido que entre Madrid y Barça se reparte casi la mitad de todo ese dinero en la actualidad. Hasta llegar a ese punto, ‘el dinero de la tele’ permitía a los clubes poder competir en cuanto a capacidad de contratar y asumir salarios, algo que contentaba a los hinchas, pero debió destinarse algo más a armar una estructura fiable y que aguantara una situación como la que se vive ahora.
Los ingresos por la explotación de la marca también tuvieron una tendencia de crecimiento en este periodo aunque parece que insuficiente para aguantar el despilfarro salarial de los clubes. Un punto que daría para un buen debate es del patrocinio de las camisetas de los equipos de Primera, principalmente empresas de la construcción que pagaban un buen dinero y que, con el inicio de la crisis fueron desapareciendo dando entrada a camisetas multipatrocinadas o al rescate de algunos organismos públicos con la excusa de que un equipo en Primera es la mejor promoción turística de la ciudad. Tal ha sido la necesidad que Athletic y Barça, clubes que mantenían sus camisetas libres de publicidad, accedieron durante este periodo a ‘romper’ con esta tradición.
Pero si los ingresos de los clubes no han hecho más que subir en estos años ¿cómo es posible que la situación general sea tan mala? Obviamente porque los gastos también fueron creciendo, sólo que estos de una forma más pronunciada. El CSD desglosa no con mucho detalle los gastos principales en ‘gastos de competición’ (salarios, amortizaciones personales y otros gastos) donde se incluyen las fichas millonarias de los futbolistas que en la temporada 2010/2011 superó la barrera de los mil millones gastados en este concepto.
Al igual que con el dinero televisivo, las nóminas de Barça y Madrid no permiten reflejar realmente este apartado de la Liga, pero sí que permite confirmar un punto que trata en el excelente libro de economía futbolística de Simon Kuper y Stefan Szymanski ‘Soccernomics’: a más inviertes en salarios de futbolistas, más posibilidades tienes de logra el éxito deportivo. Es decir, los clubes exprimen todas las fuentes de ingresos ordinarias y extraordinarias para tener capacidad de fichar a los mejores jugadores posibles y estos, normalmente, suelen exigir un gran sueldo. Y esta carrera por tener a los mejores es lo que, en parte, ha llevado al fútbol español a su actual situación de fractura.
Así, si los ingresos han ido subiendo pero los gastos más ¿cómo se mantiene esta cuesta abajo sin frenos? Pues del mismo modo que las personas físicas nos tenemos que endeudar con los bancos, los clubes se personan en las oficinas de las grandes entidades en busca de inyecciones económicas que den vida a su proyecto a corto plazo. No merece la pena, creo, extenderse mucho en este apartado, ya que de todos es conocido: 1) cómo funciona un banco a la hora de dejar dinero y 2) que ya no hay alfombra roja a los equipos cuando entran a los bancos.
Los principales avales de los clubes, sus patrimonios inmuebles y deportivos ya no tienen el mismo valor que hace unos años, por más que los directivos de los clubes quieran hacérselo ver a sus homólogos banqueros. Para lo primero, visto que el origen de esta crisis nacional nació en la construcción, poco pueden rascar los clubes ahora, para lo segundo, algo más subjetivo, siempre se puede encontrar alguna excepción, como la venta de jugadores al extranjero, ya que el mercado nacional explora nuevas vías de supervivencia donde el dinero y sobre todo si se tratan de pagos ‘inmediatos y sin fraccionar’, son cada vez menos habituales.
Pero sí que hay que llegar al punto clave de las críticas al fútbol moderno: por norma, a un equipo le sale más rentable ‘deber dinero’ a Hacienda y a la Seguridad Social que a un banco. Estas instituciones públicas pueden tener unas condiciones de demora menos agresivas que las entidades bancarias y hasta en caso de grandes deudas, se pueden acordar plazos más cómodos y, con algo de suerte, ver cómo se puede ver perdonada parte de esa deuda.
Bien es cierto que los clubes, que le están viendo las orejas al lobo, van poco a poco haciendo por ponerse al día, pero no será un proceso corto ni mucho menos y exigirá un cambio de mentalidad profundo en direcciones, futbolistas y aficionados.
En resumen, es de agradecer que el CSD haya elaborado y hecho llegar un informe que sitúe con algo de precisión ya no en cantidades exactas, sino con un perfil evolutivo como el modelo de negocio (?) de nuestro fútbol necesita un revisión urgente.
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