Non c’è altra soluzione

Hace una semana por estas fechas, los tres equipos Champions italianos seguían vivos en la competición, incluso si me apuráis con opciones de pase, la Juve tenía que hacer lo de siempre, ganar en el Comunale y recordarle a Europa que la Vieja Dama sigue teniendo la espada afilada, al Inter le bastaba con un empate con goles o la victoria por la mínima para darle el mate al vigente campeón y la Roma, en el Olímpico dar un paso al frente y decir que no es solo una invitada de lujo en Italia.

Esta no es si no, la crónica de una muerte anunciada. Una impertérrita lega que sigue jocosamente cargando con el cartel de competitiva, adlater de las miserias y desazón para muchos, hace falta que el destino se conjure en su contra para sacarse las legañas, y aún así dudo que se haya tomado conciencia.

La Premier se ha convertido en el mismísimo Napoleón, pero con el perfil de un adonis y la capacidad de venta del mismísimo Beckham, llegaron vieron y vencieron que diría Julio César. Los cuatro equipos Premier se pasean por Europa, el más cuestionado, el Arsenal comenzará a recuperar hombres, para poder encarar una teórica semifinal ya con el mariscal Fabregas, volviendo a ser quizás ese lobo disfrazado de abuelita que casi deja compuesto y sin novia a un Barça de 10 en Paris. Distintos estilos pero misma intensidad, una intensidad y un ritmo que salvo quizás el Barcelona, ningún otro equipo en Europa pueden seguir, esto no es si no el fruto del trabajo de unos dirigentes de liga que han conseguido dinero, fama y prestigio. Nadie puede negar lo evidente, y es que la Premier hoy en día es un monstruo que devora adeptos, jugadores e inversores, una combinación triunfal que comienza a dar sus frutos.

Ganar ya no es tan barato, solo ganas si eres capaz de marcar con una calidad diferencial abrumadora y bajo un ritmo que harían temblar al Madrid por todos lados, 8 quizás 9 candidatos para cuatro puestos, locura, horarios familiares, facilidades para ver más de cuatro partidos por jornada, compatibilidad con el horario asiático, multitud de títulos haciendo valer la máxima inglesa de que cualquiera puede ganar algo si lo merece. Una liga que ha ido creciendo mientras las demás se quedaban anonadadas, entre visitas a los juzgados, pelotazos urbanísticos y el final de la gallina de los huevos de oro televisivos, el grifo se ha cerrado.

Pero seguiremos igual, nos preguntaremos como hace la prensa vulgar, ¿Qué ha pasado con Italia? Será un bache, una mala pasada, una jugada del destino de esas que rara vez se repiten, pero que duelen mucho cuando suceden. No tiene nada que ver con los jugadores de los grandes, no tiene que ver con que Vucinic esté desmotivado o hace tiempo que no se escuche hablar de Totti, el problema viene de base, cuando goleas y pareces un equipo destructor, cuando destrozas a un pobre Bolonia que no sobreviviría en segunda división española, cuando destruyes y te jactas de ello la defensa del Siena como si de un grande se tratara. Cuando bajas el volumen de los entrenamientos, porque no necesitas más y es la cruda realidad, el problema viene cuando tienes que competir contigo mismo y tres equipos más que pueden mantener tu ritmo. La debacle comenzó el día que la última caja televisiva no hizo cling, cuando la política fiscal del gobierno cambió y se acabó el condonar deudas a los clubes, cuando la liebre del Moggigate saltó a la misma velocidad que lo hacían las televisiones, unos de cara a los juzgados, los otros de cara a la Premier y otros mercados.

Italia ahora mismo es un yermo, analizar otros factores es faltarle al respeto a este deporte, escudarse o buscar errores individuales, las estrellas no se quieren marchar, no se sienten fuera de juego, lo hacen los grandes equipos, ahora más que nunca, los tres grandes y la Roma están a años luz del resto y mientras no se asuma y se trabaje para que esta situación cambie, para compatibilizar horarios, dar muestra de limpieza, atraer capital extranjero, se comenzará a pensar en aquellos maravillosos 80-90.

Un abrazo.