Dos hechos, por encima de todos, han capitalizado la atención del cierre del mercado de fichajes hace algunos días: la confirmación definitiva, tras un largo verano, del fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid y la operación relámpago que acabó con Mesut Özil en el Arsenal.
No cabe duda de que son dos excepcionales jugadores y que su incorporación mejoraría a cualquier equipo del mundo pero uno se plantea si las astronómicas cantidades pagadas por ellos no podrían haber sido invertidas por Real Madrid y Arsenal en otro tipo de jugador (o jugadores) que ofreciesen unas prestaciones, desde mi punto de vista, más necesarias en sus respectivas plantillas.
En el caso de Gareth Bale, el Real Madrid ya tenía, en cierto modo, cubierto ese perfil con Cristiano Ronaldo y, aunque no cabe duda de que resulta un caramelo muy apetitoso tener a uno para cada banda, uno no deja de hacerse el siguiente planteamiento: antes de la llegada de Bale y las salidas de Kaká y Özil, con el caudal de talento y juego que tenía el Real Madrid en medio campo, ¿no hubiera sido mejor invertir el dinero pagado por el galés en un ‘9’, un delantero de un perfil diferente a Karim Benzema, un rematador puro, tipo Cavani o Falcao? Máxime, teniendo en cuenta, que el francés no acaba de plasmar en el campo todo lo que su infinita calidad insinúa.
Y luego está la parte comercial del fichaje de Bale: Florentino Pérez, en este campo, es un auténtico gurú y no voy a ser yo quien discuta con él de balances. Si dice que este tipo de fichajes se rentabilizan con el marketing y merchandising que generan, amén. Pero sorprende comprobar que, el pasado año, Gareth Bale no estuvo, ni siquiera, entre los diez jugadores que más camisetas vendió en la liga inglesa.
Pero, en favor del proceder de Florentino, creo que el dilatar tanto el fichaje y la supuesta negociación no se ha debido tanto a diferencias económicas insalvables entre los clubes (todos sabíamos que Bale acabaría en Concha Espina), sino al deseo de generar un doping de ilusión y expectación ante la llegada del galés (idéntico modus operandi siguió Florentino hace algunos años para el fichaje de Ronaldo Nazario da Lima). Y eso, a efectos prácticos y pecuniarios, se traduce en un incremento en la “necesidad” por parte del aficionado de comprar la camiseta, en este caso, de Bale. Es lo que tiene el marketing: donde hay un simple deseo, genera una necesidad. Y si ese deseo se alimenta durante varias semanas con una falsa incertidumbre, mayor será la necesidad.
Y en el caso de Özil, el Arsenal se lleva a uno de los más exquisitos asistentes que hay en el fútbol actual. Aportará mucho al Arsenal, sin duda. Pero el centro de campo del Arsenal ya tenía, sino ese perfil de pasador puro, numerosos jugadores de perfil “asociativo”: Ramsey, Wilshere, Cazorla, Arteta … Y a la vez, parece tener algunas otras carencias que no han sido cubiertas en este mercado de verano: un buen delantero que mejore las prestaciones de Giroud (aunque el francés ha empezado muy bien la temporada), un cuarto central (que compita con Koscielny , Vermaelen o Mertesacker), un lateral derecho que hace competencia a Bacary Sagna (Jenkinson no termina de despuntar) o un medio centro defensivo, ante las frecuentes lesiones de Diaby (la última para varios meses) y ante el incierto rendimiento que pueda aportar el hijo pródigo Flamini, que vuelve al Emirates, donde alcanzó su mayor nivel, tras su decepcionante paso por Italia.
En definitiva, grandes jugadores pero … ¿los fichajes más necesarios?
1 Comentario
Ay, querido Matt, ninguno de los dos equipos los necesitaba realmente, pero … sus Presidentes? los necesitaban? mmm … bien escrito compañero!