Tocado y casi hundido. Esta es la situación en la que se encuentra David Moyes tras el enésimo tropiezo del Manchester United esta temporada. El pobre empate logrado en Old Trafford ante el Fulham, colista de la Premier League, deja a los Red Devils en una situación límite. Con el título fuera del alcance, el conjunto mancuniano corre el grave peligro de quedarse fuera de las competiciones europeas el año que viene.
Nadie imaginaba algo así a principios de verano, cuando Moyes era presentado como sucesor de Ferguson. Desde el club se entendía que el ex entrenador del Everton era el relevo natural de Sir Alex. La experiencia adquirida durante años en la liga inglesa y los buenos resultados obtenidos al frente de los toffees eran motivos más que suficientes para creer que el United seguiría en lo más alto a pesar del cambio en la dirección. Nada más lejos de la realidad.
Analicemos los porqués de esta situación. No se puede negar que las reiteradas visitas a la enfermería de jugadores como Van Persie o Rooney son un gran contratiempo para un equipo que aspira a luchar por todo. Indiscutible también es el hecho de que los fichajes realizados durante el mercado estival no fueron muy acertados, ya que no reforzaban las demarcaciones más necesitadas. Y sin embargo, estos argumentos parecen quedarse cortos a la hora de justificar la profunda crisis en la que se encuentra sumido el actual campeón de liga.
Todas las miradas se centran en el banquillo. El nuevo manager no ha conseguido hacerse con las riendas de un vestuario en el que los jugadores no creen en él. Con una plantilla prácticamente idéntica a la que se proclamó campeona la campaña anterior, este año será un milagro si finalmente se consigue terminar en puestos Champions. La apatía se ha apoderado de los futbolistas y el preparador escocés no encuentra la forma de motivar a sus pupilos. Por más variaciones tácticas que se prueban lo resultados no llegan y el crédito se le acaba a Moyes, que quizá no estaba preparado aún para dar el salto al club más grande de Inglaterra.
La situación es insostenible para un club en el que un año de transición supone un fracaso. Las dudas sobre si este es el técnico adecuado para sacar al equipo adelante son cada vez más grandes. O mucho cambia la situación de aquí a final de temporada o David tiene las horas contadas en el Teatro de los Sueños.
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