Pepe Sarria - Hoy me apetece contaros una historia que algunos ya conoceréis y posiblemente la hayáis visto como una anécdota graciosa dentro de la historia del fútbol. Profundizando un poco en el tema he llegado a la conclusión de que fue más un drama que una comedia, esta fue la verdadera historia de la selección de Zaire (o, como ellos mismos se llamaban, los Leopardos), en el mundial de Alemania 74.
Para entender el contexto en el que se encontraban estos futbolistas es fundamental ubicarnos en el entorno político en el que vivían, una dictadura comandada por su presidente Mobutu, el hombre que cambió en 1971 el nombre al país (antiguo Congo belga) y que se mantendría en el poder hasta 1997, año en que Zaire pasó a llamarse República Democrática del Congo, denominación que mantiene actualmente.
La selección zaireña llegaba al mundial de Alemania como campeona de África y tras haber logrado la clasificación para el mundial bajo la sospecha de las ayudas arbitrales. De hecho en la última ronda (liguilla frente a Zambia y Marruecos) los marroquíes no se presentaron al último partido tras haber caído 3-0 en Zaire por considerar que los 3 goles habían sido ilegales. Cierto es que tras esa victoria Zaire estaba ya clasificado matemáticamente y de nada serviría una victoria magrebí en la vuelta. Como anécdota destacada hay que señalar que en una eliminatoria previa los zaireños se cargaron a una selección camerunesa donde hizo su debut un entonces joven Roger Milla.
Ya en la fase final quedaron encuadrados en un dificilísimo grupo, junto a Yugoslavia, Escocia y Brasil. Su seleccionador era el yugoslavo Blagoje Vidinic (fallecido en 2006), que sólo 4 años antes había llevado a Marruecos a la fase final del mundial de México. El once tipo que presentó Zaire fue el siguiente: Kazadi; Mwepu, Lobilo, Kilasu, Mwombo; Bwanga, Kidumu, Mana; Mayanga, Kakoko y Ndaye. Era un 4-2-4 que funcionaba más como un 4-3-3, con 2 hombres muy pegados a las bandas en ataque y una única referencia arriba. Ninguno de sus jugadores destacó demasiado futbolísticamente aunque alguno de ellos sí es recordado por otros motivos, como os contaré después. Destacar que entre los convocados (aunque no llegó a jugar) figuraba Ricky Mavuba, padre del actual jugador del Lille.
Su trayectoria, como era de esperar, no fue buena. Empezaron perdiendo 2-0 con la Escocia de Dennis Law y Kenny Dalglish en un partido en el que no desentonaron e incluso fallaron un par de ocasiones claras, aunque este era uno de sus principales defectos, la falta de pegada. Tras este partido los jugadores fueron informados de que su presidente no tenía intención de pagarles cuando ellos esperaban encontrarse a la vuelta con una fortuna en sus bolsillos. Su reacción inmediata fue la de no querer jugar contra Yugoslavia, opción de la que desistieron tras ser amenazados por los militares de Mobutu. Eran otros tiempos y me imagino que en países de este tipo no se andaban con bromas. El seleccionador, mientras, se dedicó a deshacerse de unos brujos-hechiceros que se habían llevado a la concentración y, en la práctica, apenas se pudo pensar en plantear un partido serio a una selección balcánica que era verdaderamente potente. El partido comenzó con una defensa africana muy blanda e inocente que rápidamente encajó 3 goles. En el minuto 22 Vidinic decide cambiar a Kazadi (guardameta titular) responsabilizándolo de los goles recibidos, algo que no se había visto en un mundial salvo lesión. En ese momento Yugoslavia hace el cuarto gol tras sacar una falta rápido, sin que los zaireños se enteraran y además resulta expulsado el delantero Ndaye por una agresión que no había cometido él. A partir de ahí llegó la sangría y Yugoslavia acaba ganando 9-0 (en el vídeo tenéis los goles de este partido), aunque pudieron ser más. Como os podéis imaginar, la noticia no fue bien recibida por el dictador Mobutu, que advirtió a los futbolistas de que en caso de perder por más de 3 goles de diferencia con Brasil “mejor que se queden en Alemania”. Por si la amenaza no era bastante hay que tener en cuenta que Brasil necesitaba ganar a Zaire al menos por 3 goles para asegurarse el pase, con lo que supongo que el terror de los africanos en esos días debió de ser enorme.
Lo cierto es que contra Brasil se vio a un Zaire mejor, mucho más contundente en defensa, con un Kazadi que alternó grandes paradas con meteduras de pata realmente cómicas. Una de ellas fue el tercer gol, que llega en el minuto 79 en un balón que viene casi desde la banda y se le cuela por el primer palo. Ni que decir tiene que los 11 minutos que faltaban debieron de ser un suplicio para los pobres zaireños, si hubiera llegado el cuarto gol quien sabe lo que hubiera pasado. Es muy recordada una jugada que tiene lugar en ese período de tiempo, un libre directo que va a lanzar Rivelino y en el que interviene el lateral derecho Mwepu Ilunga, os dejo un corte para que veáis lo que pasó.
Parece más propio de una actuación de El Tricicle pero tal y como lo contó su protagonista años después, la presión que tenían ante la posibilidad de recibir un cuarto gol era tal que no se lo pensó dos veces a la hora de despejar ese balón. A partir de ahí Brasil bajó el pistón, dado que el 3-0 le servía y Zaire consiguió llegar al final del partido sin mayores sobresaltos.
Viendo los partidos la verdad es que en aquel Zaire se reconoce el típico estilo de selecciones como Nigeria, Ghana o Camerún, sobre todo en la forma de correr me recuerdan mucho a los Leones Indomables de Italia 90. Jugadores con mucha potencia física y velocidad aunque poco dotados técnicamente, bastante menos que hoy en día. Incluso tácticamente me pareció un equipo bastante trabajado, su verdadero problema era de actitud y concentración, perdiendo muchos balones en la zona de tres cuartos del rival que acababan llevando mucho peligro. Su portero era muy flojo, aunque viendo los guardametas africanos de hoy en día tampoco me sorprende. Y los delanteros no eran precisamente matadores de primer nivel. Eso sí, le pese a quien le pese, fueron la primera selección del África negra en alcanzar un mundial.
Tras haber visto con tranquilidad los partidos y conociendo los condicionantes que tenían, para mí no hicieron el ridículo ni mucho menos. Al revés, el haber sido capaces de enfrentarse a la en ese momento campeona del mundo con la presión de no saber lo que iba a pasar con sus vidas si eran goleados creo que tiene un mérito tremendo. Y es que el fútbol no sólo tiene historias de gloria sino también otras mucho más tristes, como esta, la de los Leopardos de 1974, que pusieron la primera piedra para que años después otras selecciones de su continente brillasen mucho más.
3 Comentarios
Muy buena historia, me ha encantado. Cada vez te superas más.
Saludos desde La Escuadra de Mago
Simplente increible.
Esto demuestra que el fútbol no se limita a Messi vs CR7, ni Madrid vs Barça… El fútbol es mucho mas!
Sigue así maestro!
Las pocas veces que había oido hablar del Zaire del 74 siempre fue en un tono de coña (que si era una de las peores selecciones que había estado en un mundial, que si sus jugadores ni siquiera se sabían el reglamento) y me apetecía conocer un poco más de lo que era en sí el equipo y las sensaciones que pudieron tener entonces. Quizás la influencia de Mobutu tuvo algo que ver en que se clasificaran para la fase final pero no soy capaz de hacerme una idea de lo mal que lo debieron de pasar en Alemania estos jugadores.
Un saludo