Hace unos días llegaba a mi pantalla el siguiente artículo escrito por Rubén Uría acerca de la economía del fútbol español y del motivo que ha llevado a Real Madrid y Barcelona a distanciarse del resto de competidores: «No me toques el dinero». Los ingresos por los derechos televisivos son un gran lastre para aquellos que prefieren variedad en la cabeza de la tabla clasificatoria.
Estamos abocados a una dicotomía aburrida y repetitiva. Dos para ti, tres para mi, uno para ti y así hasta el infinito. Blancos y culés se reparten trofeos de Liga como quien divide una galleta en dos grandes mitades, mientras la boca del hambriento solo puede recoger las migajas que los ricos desprecian. Lo mismo pasa con las sumas que la pequeña pantalla paga para poder emitir los encuentros de los gigantes de la Liga BBVA: mucho para el Real Madrid, mucho para el Barcelona y los restos para los acompañantes de la comparsa.
Es difícil hablar de un posible cambio de ciclo. En el texto citado anteriormente, Uría habla de una intromisión en forma de ley promulgada por el Estado, sin embargo, como el propio autor del artículo afirma, esta propuesta debe pasar varios filtros antes de ser aceptada y los equipos más grandes de España se unirán para luchar contra aquellos que osen oponerse a tu «tiranía televisiva». Las cifras son escandalosas tanto a nivel nacional como internacional, quedando en ridículo la llamada por muchos «mejor liga del mundo» y sus estamentos.
Es por ello que para hablar del último cambio en la tendencia en cuanto a campeones locales, tenemos que remontarnos a la temporada 2003/2004. El título que el fútbol le debía al Deportivo de la Coruña, la Real Sociedad de Nihat y Kovacevic quedándose a un paso de la gloria, el Valencia de Rafa Benítez… Emoción, lágrimas, sudor y sangre para ser el equipo más regular de España, por no hablar de la Copa del Rey.
Los ingresos recibidos por los derechos televisivos son una pescadilla muy jugosa que Real Madrid y Barcelona no estarán dispuestos a soltar. Salga adelante o no la nueva ley para regular los ingresos recibidos, los cambios tardarán en hacerse notar debido a la ventaja que ya han cobrado -nunca mejor dicho- ambos clubes. La cola de esta pescadilla todavía no se vislumbra en el horizonte, por lo que existe la posibilidad de que no tenga y este ciclo «mataequiposmodestos» no termine nunca.
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