Uno de mis blogs de fútbol favorito es soccerbythenumbers.com, creado por uno de los ídolos de los frikis del fútbol y ex-jugador alemán, Chris Anderson. Anderson, ahora viviendo en Estados Unidos y trabajando como profesor en la Universidad de Ithaca, Nueva York, se dedica desde hace tiempo en sus ratos libres a beber horas y horas de fútbol, recopilar todo tipo de datos matemáticamente posibles e intentar deducir de ellos unos patrones que ayuden a entender mejor lo que ocurre durante un partido de fútbol. Suena al tipo de vida que la mayoría de nosotros querríamos tener. Pues bien, Anderson y su amigo David Sally, otro que tal baila con los deportes —tanto que ha estudiado en Harvard y en la Universidad de Chicago para perfeccionar su destreza, pero en vez de números lo hizo en el estudio del comportamiento— escribieron un libro, The Numbers Game: Why Everything You Know About Football Is Wrong, que no solo será mio en cuanto tenga tiempo para leerlo, sino que en él explican la utilidad de los números en el fútbol, ese deporte imperfecto en el que «dos más dos nunca son cuatro,como diría Leo Beenhakker.
Esto no es nada nuevo, pues ya existe desde hace bastantes años una clara tendencia, y cada año es mayor, de los equipos europeos a americanizarse descifrando los números del fútbol y otros deportes, como el rugby. Una empresa pionera, que olió el café antes que los demás, es Optasports. Empresas como esta drenan cantidades ingentes de información de cada partido. Lo monitorizan todo: pases en corto, en largo, con qué pie, zonas preferidas para jugar durante el partido, color de las botas, etc. Cada vez tienen más información. Cada vez se fijan en aspectos nuevos de los partidos. Pero de este frenesí de obtención de números y datos, hay algo que es lo más importante de todo y, por supuesto, lo más difícil de conseguir: determinar qué es útil y qué no lo es.
Desde hace varios años, quizás sobre todo en la época del Barça de Rikjaart, uno de los datos más usados y del que más hemos abusado sin duda—en España por lo menos—, es la posesión. El mito nació cuando se veía que el Barça promediaba unas posesiones brutales cada partido, del 60% o más —esta temporada los seis equipos en Europa que más posesión promedian son el Bayern (70’4 %), el Barcelona (66’5 %), el PSG (64’9 %), el Swansea (60’1 %), el Milan (60 %) y el Rayo Vallecano (59’7 %), según whoscored.com—. Claramente, la posesión es un dato que hemos asociado con los equipos que ganan, como la Selección Española, y dimos por hecho que siempre sería así. Pues bien, ahora se abre una nueva etapa en la que hace falta ir más adentro para interpretar los datos de una forma más fiable. La posesión en sí misma quizás no diga nada, a no ser que miremos con atención lo que se consigue con ella como, por ejemplo, cuántos disparos a la portería contraria hemos realizado y cuántos hemos concedido a la nuestra. Incluso mirando así la posesión tampoco, quizás, tendremos las respuestas, porque habría que juzgar los tiros a puerta y sus niveles de probabilidad de producir un gol, etc. Hay muchos rizos que rizar y volver a rizar.
Lo importante e inevitable es que el fútbol es un deporte condenado a ser descifrado. Existen los detractores de que esto ocurra. Los más románticos, quizás, o los más puritanos, o ambos a la vez, no quieren que esto ocurra. No quieren que el fútbol se convierta en algo computable, en algo lógico. Temen que se pierda esa magia del misterio que produce la ignorancia. A su vez, existen los que sí quieren que esto ocurra, sobre todo los propios clubes, ya que toda herramienta que esté a su disposición para optimizar el rendimiento de los jugadores o los equipos será bienvenida y habrá una inversión más fuerte que la actual cuando los datos empiecen a ser fiables, cosa que estamos aún empezando a hacer y que necesitará muchos ensayos y errores para que dé sus frutos. Los bandos son claros, y sus posturas comprensibles. Yo, como aficionado, no quiero ir a un partido que está decidido prácticamente por los números antes de jugarse y, si fuese dirigente de un club, querría que existiera una ayuda extra para saber cómo puedo asegurar la victoria de mi equipo antes de jugar el maldito partido.
Por suerte para todos, Anderson y Sally han demostrado con sus modelos que lo que ocurre durante un partido de fútbol es 50 % pura suerte. La mitad de lo que ocurre durante un partido es totalmente impredecible. La otra mitad es controlable. Nos llevamos una mitad del pastel cada uno; es una receta de equilibrio perfecto. Es como jugar al blackjack, donde el azar influye menos si sabes contar las cartas y extraer información de tus cuentas. No garantizas resultados por lo que la emoción de juego sigue presente, pero aumentas tus oportunidades de ganar.
Pocos deportes son tan reticentes a evolucionar como el fútbol. El uso de la tecnología es un paso lógico y necesario que cada vez se presume estar más cerca, así como posibles cambios en el reglamento como la introducción de las tarjetas naranjas o la revisión de jugadas. Su análisis numérico es otro gran paso que se va a tomar, nos guste o no. Es solo cuestión de tiempo. Pero la gran pregunta es «¿cuales serán las consecuencias?» Bueno, pues para los aficionados nos dará más que hablar tras los partidos. Se abrirán nuevos temas de discusión en los bares o entre amigos. Se abrirán nuevos foros para debatir las nuevas informaciones. El presente elemento de quién se merecía ganar o qué equipo tuvo mejor actitud durante el encuentro seguirá adelante pase lo que pase. No se nos restará nada a los aficionados. Más bien al contrario. Pero, ¿y los clubes? Habrá cambios. Grandes cambios. No solo en la hora de plantear los partidos desde un punto de vista táctico, sino también a la hora de configurar un equipo. Actualmente, se sabe que los jugadores que más contribuyen a los éxitos de sus respectivos equipos son aquellos que desempeñan labores defensivas y no los atacantes, por lo que el valor de los defensas subirá y, a la vez, aunque no necesariamente, el valor de los atacantes bajará en lo que al mercado se refiere. Es solo un ejemplo de cómo influirán los datos. Son ya bastantes clubes los que emplean los datos numéricos, así como informes médicos o informes de scouting, para fichar a sus jugadores, por lo que es un paso evolutivo y no una sustitución de ningún elemento que ya existe en este hermoso deporte.
La nueva era ha comenzado. Agarraos.
1 Comentario
Gran artículo, tuve la suerte de trabajar en Optasports, aunque tuve que dejarla por otro trabajo y es una gran empresa y la labor que hacen es indescriptible.