En la historia del fútbol ha habido varios equipos que han marcado época, pero pocos que se hayan elevado a la categoría de leyenda. Uno de ellos, el Milán de Arrigo Sacchi. Este señor simplemente revolucionó el fútbol. Tuvo el coraje y la visión de construir un equipo capaz de jugar rápido y atractivo, rompiendo con los estereotipos del tosco y defensivo juego italiano. El marcaje en zona, la presión constante sobre el rival y el uso del fuera de juego eran hasta ese momento algo inédito.
Ese Milán se transformó en una máquina perfectamente sincronizada y engranada, implantándose una conciencia colectiva a un equipo que lo ganaría absolutamente todo, lo que llevó a conocerlo como los “inmortales de Sacchi”. Una generación inigualable de italianos (hasta la que ganó el Mundial en 2006) junto con una exótica triada neerlandesa marcó un antes y un después en el mundo del balompié. Dos de esos jugadores rossoneros canalizaban el juego interior: Rijkaard y Ancelotti. Dos jugadores que han trasladado sus éxitos como futbolistas a los banquillos y que pertenecen al selecto grupo de los conquistadores de la Champions League como futbolista y como entrenador.
Frank Rijkaard, producto de la cantera del Ajax. Una perfecta combinación de pragmatismo y elegancia. Antes de su llegada a San Siro, su demarcación natural era la de defensa central, y así había triunfado tanto en el club de Ámsterdam como en la selección oranje, con la que consiguió la Eurocopa de 1988. Arrigo Sacchi, tenía la zaga cubierta por Baresi y Costacurta, así que decidió adelantar la posición de Rijkaard al centro del campo, donde alcanzó su máximo rendimiento.
Si bien su trayectoria como jugador estuvo plagada de éxitos, no fue así en el terreno de la dirección técnica, al menos al principio. Pasó con más penas que glorias por la selección holandesa e incluso descendió con el Sparta de Rotterdam. Sin embargo, Joan Laporta lo elige para comandar a un FC Barcelona que hasta ese momento navegaba sin rumbo fijo. Con él, nuevos aires empujaron a barlovento la nave del club blaugrana, marcando el inicio de una época gloriosa, de la que aún se están recogiendo sus frutos. Su segunda temporada en Can Barça (2005/2006) fue la de la consagración. Un doblete histórico logrado gracias a su filosofía de juego, más parecida a la escuela holandesa, pero sin olvidarse de los matices defensivos, herencia de su etapa milanista.
Carlo Ancelotti se formó en las categorías inferiores del Parma y a los 17 años fichó por la Roma, donde pasó 8 temporadas en las que ganó títulos y sufrió lesiones. Era un centrocampista muy completo, lo que le valió para ser pieza clave para la construcción de aquel histórico Milán. Con un talento exquisito, fue la extensión de Sacchi en el césped, su alumno más aventajado.
Su carrera como entrenador aún sigue en sentido ascendente. Sus primeros pasos como entrenador los dio como asistente de su maestro Sacchi en la selección italiana subcampeona del Mundial de 1994 y pronto dio el salto a dirigir equipos en solitario. Sin triunfar completamente en Reggiana, Parma y Juventus, fue fichado por el equipo con el que tocó la cima como futbolista. Su cometido fue devolver al Milán a su posición natural dentro del mundo del fútbol, y vaya si lo hizo: tres finales de Champions en cinco años, de las cuales ganó dos y una se le escapó, aún hoy, sin explicación. Tras cumplir los objetivos para el que fue contratado, decidió probar fortuna lejos de su tierra y allá donde fue ganó. En 2013 ficha por el Real Madrid, al que llevó a conquistar la “Décima” (su quinta, su tercera como entrenador) y que en estos momentos se encuentra en su máxima expresión, con Cristiano Ronaldo como abanderado.
Entre noviembre de 2005 y enero de 2006, el Barça de Frank Rijkaard logró 18 triunfos consecutivos, el record de un equipo español. Una de aquellas victorias la consiguió en el Bernabeu, un estadio que se rindió a los pies de un colosal Ronaldinho. En ese mismo estadio, la victoria sobre el Celta de Vigo anoche, ha servido para que el Real Madrid de Ancelotti igualara ese récord, en un momento en el que los parecidos con el Milán de Sacchi son abrumadores. Un récord que solo está a la altura de los más grandes. Presumiblemente el Real Madrid lo batirá y lo colocará aún más alto, solo al alcance de quienes, en algún momento, pasarán a ser inmortales, como inmortales son los de Sacchi.
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