En un deporte colectivo de semejante dimensión global como es el fútbol, no podemos obviar que, en sí mismo, resulta extraño que existan galardones individuales. Por poner un ejemplo, que se ensalze la figura del «10», la del delantero goleador, o la del «jugador franquicia», es algo que siempre ha existido y probablemente nunca cambiará. Lo que si parece que ha cambiado es la percepción que se tiene del portero desde diferentes puntos de vista, sobre todo en su papel dentro de un equipo. Sin embargo, las conclusiones finales veremos que siempre son las mismas.
El papel del guardameta es, sin duda alguna, el más importante de un equipo de fútbol. Y el más cargado de responsabilidad… una mochila pesada que va unida al puesto más vocacional del deporte rey. O la tomas o la dejas, por ello, cada una de las personas que toman la decisión de hacerse portero y ponerse debajo de los palos, para mí, merecen todo el respeto del mundo, independientemente de que lo hagan bien o mal.
Partiendo de la base de la que hablábamos anteriormente, sobre lo peliagudo del puesto, me asalta una duda al respecto. ¿Por qué en el fútbol profesional, económicamente hablando, un portero de nivel mundial no está entre los mejor pagados? ¿Porqué el coste del traspaso de un portero nunca llega al montante de megaestrellas como las que están de actualidad a día de hoy? Al fin y al cabo, los porteros son igual o más decisivos que un goleador, o que un jugador estrella. ¿Un equipo de fútbol puede ganar con un portero que no tenga el nivel suficiente con respecto a sus compañeros o a la categoría? Probablemente, pero debe ser muy superior al rival para paliar el déficit de la portería. Los equipos competitivos se construyen a partir de la defensa, y un guardameta que sea competente es básico y primordial.
¿Qué significa eso? Que la realidad es la misma de siempre. La figura del portero no está y nunca ha estado lo suficientemente valorada en este deporte. Un puesto muy específico, un entrenamiento específico, utilizando partes del cuerpo que el resto de sus compañeros no pueden usar, vistiendo de un color diferente… todo vale para «ningunear» (disculpen la expresión) a ese bicho raro que habita en las porterías de los campos de fútbol. Esa es la conclusión final; sin embargo, sí que existen matices positivos a lo largo de este tiempo.
Hemos mejorado a la hora de entrenar a nuestros porteros. Se está desterrando la figura del portero anquilosado recibiendo golpeos de sus compañeros como único entrenamiento. Cada vez somos más importantes dentro del cuerpo técnico de los clubes, ya que necesitamos un entrenamiento y una formación muy concretos en ambos casos. Se acabó aquello de exigirle a un portero que realice correctamente un gesto técnico que nunca en la vida le hemos enseñado. Son pequeños pasos para poder desterrar de una vez esa certeza evidente, una certeza acerca de lo incierto e ingrato que es nuestro puesto…
Guardameta, portero, arquero, cancerbero, guardián, meta…
No Hay Comentarios