Hay jugadores que llevan bordado el escudo de su club en el pecho, que solo con verlos ya los relacionas directamente con algún equipo. Pero por desgracia, la tradición de quedarte para siempre en el club de tus amores a pesar de tener ofertas de los más grandes de Europa, está en peligro de extinción, se está perdiendo gravemente. Ahora ya puedes estar en un buen equipo, incluso jugando Europa League y luchando por grandes cosas, que si te viene un equipo TOP mundial, un jeque o un ruso millonario, la mayoría no se lo piensan. El dinero ha superado al amor por los colores, al menos en muchos casos.
Pero no hace mucho, apenas una década, aquí en España teníamos al más claro ejemplo de lealtad a unos colores, en este caso los rojiblancos. Un jugador que a pesar de tener ofertas de Milan, Real Madrid, y demás, siempre quiso quedarse en el club de su corazón, en el equipo que le dio la vida. Hablamos, de quién sino, de Don Julen Guerrero López y su amor incondicional por el Athletic Club de Bilbao.
Lo tenía todo para ser el crack referente de un grande: guapo, carismático y sobre todo muy, muy bueno con el balón en los pies. Pero el prefirió ser fiel a sus orígenes, a su Athletic, y ser ese ídolo en la catedral del fútbol, en San Mamés.
A mí personalmente me encantaba. A pesar de no ser aficionado del Athletic, Julen era de esos jugadores que enamoraba al verlo jugar y siempre apetecía ver partidos de los vascos cuando el ‘león Guerrero’ estaba en la mediapunta. La Perla de Portugalete, con esa clase, calidad, sacrificio, lealtad… 14 temporadas en el primer equipo en las cuales marcó 101 goles con la camiseta del Athletic, jugando hasta 372 partidos con los leones. Casi nada. Aquí todos sus goles, deléitense:
Pero no todo fue un camino de rosas en la carrera del Rey León, y es que sus últimos años fueron algo grises. Falta de continuidad, algún que otro problema con las lesiones y también se comentó que algunos jugadores le habían intentado «hacer la cama», principalmente por envidias y egos, pero prefiero no meterme ahora en esos temas, solo los futbolistas que compartieron vestuario con él saben lo que realmente pasó allí. Lo que está claro es que es una lástima que un jugador así se retirase con tan solo 32 años. El eterno capitán dejó un cariño infinito no solo en San Mamés, también en gran cantidad de estadios españoles. Aunque aquel enero de 2004, el día de mi primer partido en el Camp Nou que precisamente era contra el Athletic, Julen no jugó, a pesar de estar en la convocatoria. Una lástima, me hubiese gustado ovacionarlo igual que hice con mi gran ídolo de la infancia, Juan Carlos Valerón (qué casualidad, otro mediapunta).
Un futbolista admirado y amado por todos, capaz de levantar a la grada con solo rozar el cuero. Y es que el «ocho» es, probablemente, el jugador con más talento que ha vestido la elástica rojiblanca. El fútbolista más elegante, con más clase y calidad, y también el más querido. Quizás en España no se le valoró lo suficiente, aunque siempre que fue a la selección rindió francamente bien. Pero al no tener un nombre mediático como Zidane, o no ser brasileño como Romario, hizo que no se le valorara todo lo que, para mí, mereció. Pero como ya ha he dicho, lo valoro mucho más por quedarse en el club de sus amores y serle fiel al Athletic.
A muchos se les llena la boca hablando de Scholes, Puyol, Xavi, Casillas, Gerrard, Giggs o Totti, como eternas leyendas que siempre demostraron lealtad a sus clubes. Y es cierto. Pero los seis primeros, lo tenían más o menos «fácil» eso de serle fiel a su club. No en vano, jugaban o juegan en cuatro de los más grandes equipos del mundo (Manchester United, Real Madrid, FC Barcelona y Liverpool), donde luchaban por grandes títulos. Quizás Totti si que tiene más mérito, ya que la Roma siempre ha estado más en segundo plano, pero los demás no son comparables al caso del ocho vasco. Y es que para mí, Julen es el Totti español. O Totti el Julen italiano. Ese mediapunta, capitán, líder, con una calidad brutal y que siempre se quedó en su club a pesar de saber que no era el mejor equipo del país. O mejor dicho, no lo era para ganar títulos importantes, pero sí que era el mejor para él, y eso es lo importante. Me da rabia que a pesar de su mérito, no lo valoramos como deberíamos. Aún así, que sepas, amigo Julen, que hay gente fuera de Bilbao que reconoce tu lealtad y sobre todo tu calidad, y que yo siempre, siempre, te estaré agradecido por darle tanto al fútbol.
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