Allá por el mes de diciembre, en el artículo titulado “La traumática madurez” hacía un análisis de diversos jóvenes talentos del fútbol mundial que habían visto frenada su meteórica carrera al dar el salto a la edad adulta. Jesé, Deulofeu y Óliver Torres eran tres de las principales perlas del fútbol español que había que seguir para confirmar las previsiones o para añadirles a la lista de proyectos de estrellas mundiales que finalmente no lo son.
Pues bien, sólo tres meses después de aquel análisis, el Bernabéu ya suspira por la figura de Jesé Rodríguez. Ancelotti le supo dar al chaval los minutos que le negó José Mourinho la pasada campaña cuando, en mi opinión, ya estaba maduro para foguearse con la élite y dar muestras de su valía. El propio futbolista era consciente de que estaba capacitado para dar el salto y hace más o menos un año declaraba que si no le daban la oportunidad, buscaría otras opciones, insinuando una salida del club. Enseguida hubo gente que se le tiró al cuello. La entidad estaba por encima de los futbolistas, y un “mocoso” que todavía no había salido del cascarón futbolístico no podía desafiar de esa manera a todo un Real Madrid. Las cosas se recondujeron. En el haber del italiano quedará su apuesta para la posteridad con inclusiones paulatinas y progresivas en el once inicial que fueron aprovechadas de forma exquisita por el canario.
No cabe la menor duda que sin la llegada del hombre de los 91 o 101 millones (a gusto del consumidor), probablemente el rol de Jesé hubiese sido todavía mucho más importante. Es un futbolista que se puede mover por cualquier zona de ataque, lo que le limita mucho menos que a un Morata a la hora de entrar en el once inicial. Incluso la posición de mediapunta por detrás del nueve le viene como anillo al dedo.
El pasado martes en una acción desafortunada —como casi todas las de este estilo—, Jesé se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Sin lugar a dudas, algo más que un contratiempo importante en la progresión y asentamiento del futbolista en el primer equipo.
Estamos ante una lesión muy grave que puede condicionar la futura carrera del futbolista. El tratamiento y recuperación son fundamentales. Si repasamos diversos casos, nos encontramos con jugadores a los que no les afectó la lesión en su posterior rendimiento, pero otros en los que la rotura del ligamento cruzado anterior les supuso no alcanzar el nivel anterior, y establecer un antes y un después de la lesión.
En el lado negativo, podemos poner como ejemplos a futbolistas como Sergio Canales, Ibrahim Afellay o Giuseppe Rossi. En el caso del holandés, el futbolista que llegó al FC Barcelona y el actual, son bien diferentes. Han pasado dos años y medio desde su lesión y, a pesar de la cesión la temporada anterior al Schalke 04, el rendimiento del futbolista no invita al optimismo.
Los casos de Canales y Rossi son similares en el aspecto de que ambos volvieron a sufrir la misma lesión por segunda vez. El cántabro llegó al Madrid como uno de los jugadores nacionales con mayor proyección. El y Thiago Alcántara venían de la mano. Ahora, uno tiene un papel protagonista en el equipo más en forma de Europa y el otro, tras sus lesiones, ha recalado en la Real Sociedad, gran equipo, pero no acorde a lo que estaba capacidado el exjugador del Racing antes de sus percances.
En el lado positivo tenemos al propio Ancelotti. Tras lesionarse en la Roma llegó al máximo nivel en el Milán que dominó Europa. El propio Xavi demostró que la rotura de ligamentos no sólo no le perjudicó, sino que tras ella exhibió una versión a la que nunca antes se había siquiera acercado.
Tras los seis meses estipulados por los doctores, Jesé volverá a reaparecer. Lo tendrá que hacer sin urgencias. Pueden pasar muchas cosas y es difícil hacer pronósticos sin una base mínimamente objetiva, pero el merengue está en ese extraño y reducido grupo de jugadores que no me generan ningún tipo de dudas y no creo que me equivoque al decir que, una vez superada la traumática madurez, el futbolista canario tiene la determinación absoluta de no hacer más paradas en su viaje hacia el éxito. Viene para quedarse.
No Hay Comentarios