¡Defender, defender, defender! Si no fueron estas las tres palabras que el seleccionador de Georgia citó a sus jugadores antes de saltar al campo, poco deberían distar. Esto no es una crítica a ese planteamiento, siempre respetable dada la diferencia de nivel abismal entre España y Georgia, sino una lectura de lo que nos dejó el partido. Una España endeble, sin ideas, tropezando una y otra vez contra estos espartanos. Amasando el balón sin tratar de darle forma a la jugada, solo por pasar el tiempo.
La primera parte fue un ridículo absoluto digno de cualquier anuncio de cloroformo. Pese a las dos claras ocasiones generadas por la selección española, Del Bosque y sus jugadores quedaron en evidencia. En el fútbol moderno, existen mil formas de romper una defensa formada por todo el equipo rival y posicionada en dos líneas con hasta seis jugadores en la franja más cercana al guardameta. Abrir el campo con extremos pegados a la línea de cal, demarques de ruptura constantes, intercambio de posiciones entre los jugadores más adelantados… Nada semejante a lo que sucedió sobre el campo. Xavi, Iniesta y Silva, con leves toques de Xabi Alonso y Busquets, esperando el error de marca en la defensa de Georgia. Imposible. Nadie se va a quedar solo entre dos líneas defensivas pegadas, formadas por diez hombres en total, que entrenan este sistema habitualmente. Si uno falla, quedan otros dos ejerciendo las coberturas defensivas. Con los constantes choques contra el muro espartano se llegaba al descanso, esperando la reacción de Del Bosque, tanto a nivel táctico como de nombres.
Sin haber visto el partido entre Georgia y Bielorrusia, fiándome de lo comentado en las horas previas por Julio Maldonado, ese gran experto en fútbol internacional, es incomprensible que Del Bosque no saliera de inicio la modificación que realizaría al comienzo de la segunda mitad. Según decía «Maldini», en el anterior encuentro de estos espartanos ya se habían cerrado bien en su área, pese a no haber tanta diferencia de nivel entre bielorrusos y georgianos. En consecuencia, el planteamiento táctico de Temuri Ketsbaia era evidente y la necesidad de abrir el campo con extremos habilidosos más que evidente. Incomprensible también los pocos pases en profundidad, tanto altos como bajos, que realizaron Xavi y Xabi Alonso. Todo despeje de Georgia, dado el posicionamiento defensivo de los locales y que España había conquistado por completo el terreno rival, acabarían en los pies de un jugador de La Roja. Escasos intentos para tan ínfimo riesgo en caso de salir mal la jugada.
Pedro, Cazorla y Fábregas ya sobre el campo en un arrebato ofensivo tan impropio de Del Bosque como normal dada la situación de atasco permanente en la que se encontraba el partido. Escasa utilidad de los jugadores más retrasados del combinado nacional, salida del campo de Arbeloa. El tanto que ponía la cordura en el electrónico lo fabricarían dos de los tres nombres citados anteriormente, pues la conexión del Barcelona encontró a Soldado. Movilidad, verticalidad y posiciones variables. Del Bosque reaccionó a tiempo.
Loria, el líder del infierno georgiano
Giorgi Loria es el nuevo ídolo de Georgia. Pese a la derrota, este portero no recibió ni un solo tanto, deteniendo incluso un mano a mano frente a Soldado. Sin aportar seguridad, pues sus salidas en ocasiones alocadas mostraban ciertos síntomas de nerviosismo, fue cogiendo confianza con el paso de los minutos. Al igual que sus compatriotas, las 55.000 almas que poblaban el estadio, ejemplo a seguir por cualquier afición.
Para darle un toque todavía más épico al encuentro, Loria salió lesionado de un golpe fortuito con un compañero, un pisotón que, en vista de las imágenes y sin título médico alguno, parece haberle destrozado la rodilla con un mal giro. Sabedor de la importancia de este partido, intentó continuar, alentado por ese infierno incansable que formaban los aficionados, pero era imposible, esa rodilla no se mantenía en su sitio. La ovación tras su salida en camilla, espectacular. El nuevo héroe de Georgia se llevó sus merecidos aplausos, los cuales no cesaron tras el gol de España. Sabía afición aquella que reconoce el esfuerzo de sus jugadores a pesar de la derrota. La selección de Temuri Ketsbaia, puede dormir tranquila, se han dejado hasta el último aliento sobre el campo.
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