Se ha terminado la Copa del Rey, queda la final sí, pero el grueso de la competición se acabó, el sueño de los pequeños, las posibilidades de sorpresa, la magia del K.O. Aunque pensándolo bien todo eso termina antes de empezar, en la Asamblea de Clubes en verano con todo el mundo en la playa. Ahí, de forma semiclandestina, el Madrid y el Barcelona hacen valer su poder para casi adueñarse de la competición. Solo si el sorteo les empareja puede aparecer otro equipo que viva su día de gloria viajando a la final, eso sí, sus posibilidades de ganarla son remotas.
Las cada vez más pronunciadas diferencias económicas de los dos poderoso de nuestro fútbol con el resto hacen que se eleve a la categoría de milagro su eliminación a doble partido. No solo eso sino que finiquitan sus eliminatorias en el partido de ida borrando cualquier atisbo de ilusión en el contrario. El Madrid ha llegado a la final sin encajar un sólo gol y habiendo concedido tan sólo un empate en el partido inicial en Xàtiva. No le va a la zaga el Barcelona, que solo cedió un empate en la segunda parte de Anoeta. El resto de clubes conscientes de que eliminarles es una quimera, se dejan ir y guardan sus fuerzas para la Liga lo que aún allana más el camino de los dos grandes.
La competición que alberga en su interior el partido mas bonito del año es maltratada sistemática por los clubes con la colaboración de la Federación Española de Fútbol. Solo hace falta echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar como se cuida y se mima una competición. Mucho se habla de la FA Cup inglesa pero la Coupe de France es el modelo de Copa que yo deseo para mi país. Una Copa en la que participan TODOS lo equipos federados de cualquier categoría (7.656 en esta edición) con el único requisito de pagar la inscripción. Una competición en la que soñar con avanzar rondas y situar el nombre de cualquier club en el primer plano es posible. Sin ir más lejos esta temporada en octavos de final se han colado un equipo de cuarta división, el Moulins, y dos de quinta división, algo impensable aquí. Pero no solo eso, ya están en cuartos de final y el Moulins sigue vivo y se enfrentará al Agners de League 2 en cuartos de final lo que garantiza un semifinalista no perteneciente a la Ligue 1. Todo esto es posible por el sistema de competición, todo a partido único en el estadio del equipo de menor categoría (si coinciden, por sorteo) y no hay partido de desempate, diferencia importante con Inglaterra y su famoso replay. El día del partido sólo puede quedar uno.
Además de antemano ya se sabe que el 3 de mayo en el Stade de France, el imponente estadio nacional francés, se coronorá un nuevo rey. También los ingleses saben que el 17 de Mayo se jugará una final en Wembley, su emblemático estadio. Aquí es estrambótico comprobar cada año el espectáculo de la fijación de fecha y estadio para la final, conociéndose en muchas ocasiones la fecha de la final y el lugar con 15 días —o menos- de antelación. Este año, que parecía que se había aprendido la lección fijando una fecha al inicio del calendario, ya se está planteando un cambio porque a los dos grandes no los satisface el 19 de Abril. Por lo menos parece que sí están de acuerdo en el estadio y será Mestalla el que albergue la final… si no tiene obras en los baños por terminar.
Si nadie lo remedia todo el interés que tendrá la próxima edición será saber cuando se van a encontrar Madrid y Barcelona. Sólo en el caso de que se crucen, los equipos que vayan por la otra parte albergarán una mínima esperanza de ganar la competición.
Esta es nuestra Copa
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