En una de sus lecciones futbolísticas, mi buen amigo y maestro Miguel Blanco, me dijo que Lotina es un entrenador para equipos pequeños. No le di veracidad a sus palabras. Craso error. Me lo demostró con hechos y los hechos me lo demostraron meses más tarde. Saca el máximo partido de una plantilla limitada, aprovechando los recursos de los que dispone. El problema surge cuando es necesario una variación tanto a nivel táctico como técnico, variando sistema de juego y futbolistas, para reanimar un equipo que se estanca. Cambiar no es necesario, aprender y mejorar es obligatorio.
No llego a entender como un club de la filosofía del Villarreal, contrata a un técnico como Lotina. Sus visiones del fútbol no guardan similitud alguna. El submarino amarillo nos enamoró con su excelso fútbol mientras derribaba gigantes en la UEFA Champions League. Hasta el penalti marrado por Riquelme. Aquel equipo basado en Senna y Forlán, sin excesivos mimbres para afrontar grandes partidos, pero que aguantaba todo tipo de embestidas, nunca renunció a su estilo. Un estilo que atrajo a futbolistas de la talla de Robert Pires o Nihat Kahveci. El balón es el protagonista, el fútbol es rápido, de un solo toque, mimando la pelota. Por delante, constante movimientos, desmarques, caídas a banda, permutas… un espectáculo futbolístico siempre buscando el gol. Un fútbol ofensivo que deslumbró a toda Europa. Los resultados podían ir mejor o peor, pero nunca renunció a su estilo.
No dudo de la capacidad de Lotina para salvar el proyecto y mantener la categoría, pero nunca ha sido un entrenador de capacidad camaleónica. Sus ideas son fijas, no existe otro fútbol que no sea el basado en la defensa y no hay alineaciones que contengan dos delanteros o más. Obstinado es el adjetivo que mejor lo describe. El míster debe adaptarse a los futbolistas, nunca deben ser los futbolistas los que se adapten al míster. No puedes pretender jugar al primer toque si tus jugadores necesitan tres contactos para controlar un balón. Mira lo que tienes disponible, organiza tus ideas y plantea posibilidades. Si no tienes extremos con velocidad, no puedes jugar por bandas; si no tienes mediocentros que sepan organizar jugadas ni defensas que sepan sacar el balón jugado, no puedes hacer juego interior; si no tienes delanteros con pegada, no puedes plantear un partido de tú a tú… la capacidad de adaptación es fundamental en un buen entrenador.
El Villarreal dispone de jugadores capaces de hacer un fútbol brillante y vistoso, fiel a su estilo, pero corren tiempos difíciles y la solución pasa por ser prácticos. Me queda la duda si la renuncia a su estilo es temporal. Lotina salvará este proyecto. A su manera, pero lo salvará. Sería una gran equivocación que se quedase más tiempo. Su forma de ver el fútbol no tiene nada que ver con lo que el Villarreal enseña a sus futbolistas desde cachorros. Si se trata de un parche temporal para que el submarino no se hunda, me parece hasta una decisión acertada; si se trata de una apuesta a largo plazo, me parece el error más grave del club desde la salida de Juan Román Riquelme. El fútbol alegre del Villarreal contrasta con la cara de tristeza intrínseca de Lotina. El tiempo dictará sentencia y, si Lotina se queda en el club, espero equivocarme. Ha dicho en más de una ocasión que aprendió mucho con el descenso del Deportivo, llegó el momento de demostrarlo.
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