Ha ganado títulos por donde ha pasado: Valencia, Liverpool, Inter de Milán o Chelsea. Tras su fallida experiencia en Italia, y pese a los títulos en el Inter, vuelve a dirigir un proyecto que aspira a destronar a la Juventus. ¿Será capaz Rafa Benítez con el Napoli de romper el dominio que ejerce desde hace dos temporadas la Vecchia Signora en Italia?
A nivel de títulos, el prestigio de Benítez comenzó a fraguarse en el Valencia, donde consiguió, en sólo tres años, dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA. Especial relevancia tiene conseguir dos títulos de Liga en tres años en un país donde, en los últimos 20 años, únicamente el propio Valencia con esos dos títulos, Deportivo de la Coruña y Atlético de Madrid (1 cada) han sido capaces de romper la hegemonía de Real Madrid y Barcelona.
Desavenencias con la directiva valencianista y la llamada del fútbol inglés, que siempre le ha apasionado, hizo que firmase por el Liverpool en el verano de 2004. Su andadura no pudo comenzar mejor ya que logró hacer al Liverpool campeón de Europa, 21 años después, en aquella mítica final de Atenas ante el Milan (perdía por 3 a 0 al descanso y remontó hasta forzar la prórroga y los penalties, donde se proclamó campeón). Aquello hizo que Anfield, que ya le adoraba, le convirtiese en uno de sus ídolos.
En sus restantes cinco temporadas en Anfield, si bien consiguió reducir las distancias con Manchester United y Chelsea, jamás logró alzarse con la ansiada Premier. Sin embargo, dejó otro puñado de títulos: 1 FA Cup, una Supercopa de Europa, una Community Shield, otra final de Champions (perdida ante el Milan) y un subcampeonato de Liga.
Pero como los ciclos se acaban, Benítez abandonó Anfield en el verano de 2010 para reemplazar a José Mourinho en el Inter de Milán. Un Mourinho que, a su vez, partía rumbo al Bernabéu y que dejaba la triple corona (Liga, Copa y Champions) en manos de Moratti. Aunque en Italia ganó Supercopa de Italia y Mundial de Clubes, su irregular trayectoria en Liga fue una losa demasiado pesada y fue cesado antes de Navidad (con el Inter 7º en el campeonato italiano).
Pasó los dos años siguientes (2011 y 2012) «en el paro». Dicen que estuvo a la espera de un una oferta del fútbol inglés que le garantizase una proyecto sólido y la opción de luchar por títulos. Muchos rumores, algunas ofertas rechazadas de clubes cuyo proyecto o circunstancias no le satisfacían, pero nada que le motivase a abandonar su situación de stand-by. Hasta diciembre de 2012 en que decide aceptar la oferta de Abramovich para dirigir al Chelsea lo que restaba de temporada. Nunca cuajó en Stamford Bridge, la afición nunca le aceptó, siempre reprochado por su pasado en el Liverpool; de hecho, provocó un hecho inaudito en este mundo del fútbol: pancartas en su contra en su primer partido en casa.
En todo caso, en tan sólo seis meses y con casi todo en contra, dejó un nuevo título: una Europa League ganada al Benfica en otra final dramática, gol en el descuento incluido.
Otra vez sin ofertas inglesas a considerar, surge la oferta del Napoli. Si Benítez, hombre de gran competitividad y con ese llamado gen ganador, decide aceptarla es porque ve posibilidades de dirigir un proyecto ganador y de pelear por títulos en el sur de Italia.
Dicen los que le conocen que Rafa es un entrenador metódico hasta la extenuación; que dentro del terreno de juego exige a sus hombres que cumplan sus órdenes a rajatabla y que, en cierto modo, aspira a que se comporten como “soldados”, cumpliendo fielmente la “misión” que les encomienda. Incluso se dice que prefiere un jugador con un poco menos de talento con tal de que sea tácticamente disciplinado.
El perfil de jugador que ha incorporado este año el Napoli parece responder a este perfil: al margen de Pepe Reina, portero al que conoce sobradamente, futbolistas como Albiol, Callejón, Mertens o Higuaín, que, al margen de sus condiciones futbolísticas, garantizan trabajo e implicación sobre el terreno de juego. Unido a los Hamsik, Insigne, Maggio, Inler y Behrami hacen un equipo muy compacto y que, a buen seguro, será difícil de ganar.
Por el contrario, pese al fichaje de Higuaín, el hueco que deja Cavani será difícil de llenar: será necesario que el eslovaco Marek Hamsik tome definitivamente el rol protagonista que se le supone y que se lleva esperando varios años. Hasta hace dos años, los focos y galones eran para Cavani y Lavezzi. Ahora, sin ninguno en el equipo, Hamsik debe decidir: si seguir como hasta ahora y ser un gran jugador o dar un paso adelante y ser un super-clase. Condiciones futbolísticas tiene para ello.
En los pies (y en la cabeza) de Hamsik y en la libreta de Benítez está gran parte de la cuota de éxito del Napoli esta temporada. Y tras quedar segundo el pasado año, el éxito del Napoli no es otra cosa que ganar el Scudetto y destronar a la Juventus de Antonio Conte.
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