Es evidente que no es lo mismo jugar frente a un equipo grande, llámese Barcelona, Real Madrid, o como el servidor guste, que contra un equipo no grande (dejemos a un lado el término pequeño, que parece un tanto despectivo). La gran diferencia es el nivel y, sobretodo, la diferencia de potencial que puede haber entre un equipo y otro. Mismo entre los propios clubs llamados “grandes” puede haber ese complejo de inferioridad que lleva a un entrenador a tomar una decisión por la que le lloverán las críticas. Como también está claro que no es lo mismo jugar en casa con el apoyo incondicional de los tuyos que cruzar medio país/continente para disputar noventa minutos de fútbol. Pero, analicemos la cuestión: ¿es necesario cambiar el planteamiento táctico en función del rival o de donde se juegue el partido?
Clubs que practican (o venían practicando) un fútbol exquisito, como es el caso del Arsenal, llegan a Octavos de Final de la UEFA Champions League y se encuentran con el todopoderoso Barcelona. Cualquier futbolero que no haya visto un solo partido de los gunners en toda la temporada (mal futbolero, por cierto, pues es un equipo al que da gusto ver) y si atendiera a este doble choque de octavos, pensará que el calificativo de “fútbol vistoso” que se le aplicaba a la forma de llevar a cabo este deporte del Arsenal era más que injusto. Todo ello por el planteamiento táctico de Wenger, quien consciente de que jugando contra el Barça cara a cara no lograría nada, renunció a ese fútbol que tanto estaba maravillando para pasar a uno más práctico, sobretodo en el Camp Nou.
Pero este gran partido no es el único ejemplo de lo que puede llegar a influir el rival y si un equipo es local o visitante en el planteamiento táctico de un equipo. Quizás todavía más importante es lo que vemos cada fin de semana en el club que seguimos día a día. Acudes a tu estadio como cada domingo y ves a tu equipo dejarse el alma e intentar practicar un fútbol que alegre la vista, aunque a veces los mimbres no den para ello. En cambio, cuando toca jugar fuera, es turno de sufrir desde casa la agonía de ver a tus jugadores encerrados en su propia área y buscando un empate que les permita volver con un punto de oro a su tierra. De esquemas ofensivos con dos puntas a un sistema con un delantero y gracias. La triste realidad de muchos de los que seguimos sobre todo a esos equipos “no grandes”.
Sin ir más lejos, hace unos días, los compañeros de Radio Marca Coruña con Jesús Sobrino a la cabeza, en su espacio dedicado al Dépor y al deporte coruñés en general de todas las mañanas, planteaban un debate que, pese a lo absurdo que puede parecer en un principio, es una realidad más que evidente: ¿Debería el Deportivo concentrarse en los partidos de casa y “pasar” de los encuentros fuera de Riazor? Son bastantes los clubes que en su estadio juegan de una forma (e ilusionan) y a domicilio dan poco menos que pena. Sin embargo, la cuestión que se debería preguntar es la siguiente: ¿Debería el Dépor (o cualquier otro equipo) jugar con el mismo planteamiento más atrevido con el que juega en su estadio, fuera de casa? El «que habría pasado si…» siempre estará presente.
No Hay Comentarios