Pendientes como estamos de nuestra Liga, el tiempo que nos deja ésta lo dedicamos al glamour de la Premier, con sus tradiciones, su Boxing Day y su FA Cup o la pujanza de la Bundesliga con sus estadios de última generación abarrotados, su Bayern y su Dortmund. Incluso tenemos un ojo para la nostalgia con la Serie A, la que en otros tiempos fue la mejor liga de Europa. Pero muy poco son los que se paran a ver, analizar y sobre todo disfrutar del fútbol en nuestro país vecino.
Francia, quinta economía mundial y cuarto país más poblado de Europa con 66 millones de habitantes (colonias aparte) está empezando a mostrar al mundo las bondades de su Ligue 1. La fortaleza de su economía está atrayendo a inversores extranjeros que se dejan ingentes cantidades de dinero en el futbol del país galo. Abrió la veda Nasser Ghanem Al-Khelaifi llenando de petrodólares París, la única gran capital de Europa (junto a Berlín) que no tenía un equipo de fútbol de nivel. Y de su mano trajo a alguno de los mejores jugadores del planeta como Ibrahimovic, Cavani o Thiago Silva amén de otros en un escalafón inferior pero con mucha proyección como Lucas Moura, Lavezzi, Marquinhos o Van der Wiel. Primero de la mano de Ancelotti, con el que consiguió recuperar el cetro liguero 19 años después, y ahora con Laurent Blanc, quieren poner el nombre de la capital francesa en lo más alto del fútbol europeo. Al qatarí le siguió el ruso Dimitry Rybolovlev que atraído por el lujo de Mónaco y sus escasos impuestos ha construido un equipo repleto de estrellas en el Principado. Ahora es labor de Claudio Ranieri el poner al servicio del colectivo talentos de la categoría de Falcao, James Rodríguez, Moutinho, Kondogbia, Ferreira-Carrasco, Ocampos, Carvalho o Abidal. Estos dos oligarcas han hecho que los ojos del planeta fútbol miren un poco más hacia el país galo con tan rutilantes estrellas.
Sin embargo el francés no es un campeonato fácil, y el dinero no garantiza el éxito, hecho que demuestra que ha habido 6 campeones diferentes en las últimas 6 ediciones (Olympique de Lyon, Girondins de Burdeos, Olympique de Marsella, Lille, Montpellier y PSG).
Pero si por algo destaca la Ligue 1 es por ser el escaparate de África. La mayoría de estrellas africanas pasadas y presentes despuntaron aquí. Drogba, Kalou, Adebayor, Essien, Diarrá, Kanouté, Belhanda, Weah, Chamakh, Papiss Demba Cissé, Moussa Sow, Niang, N’Koulou, Jordan y André Ayew, Seydou Keita y un largo etcétera comenzaron sus carreras en Francia. También han aprovechado sus grandes colonias en tierras africanas para nacionalizar a muchos jugadores que o no nacieron en Francia pero emigraron hasta aquí, o bien tienen antepasados africanos, o bien pertenecen a las colonias actuales (Martinica, Islas Reunión, Nueva Caledonia, etc) para nutrir a su selección… Hay multitud de ejemplos, empezando por el gran Zidane de padres argelinos y pasando por Karambeu, Abidal, Thuram, Gallas, Desailly, Evrá, Sagná, Vieira, Mandanda, Malouda, Yanga Mbiwa o Kondogbia.
El hecho de tener esa gran cantidad de jugadores africanos hace de la Ligue 1, quizás, la liga más física de toda Europa con un despliegue impresionante repleto de jugadores muy atléticos aunque como buenos africanos un tanto anárquicos y algo verdes tácticamente.
Sea por el motivo que sea, la Ligue 1 está despuntando y amenaza con escalar posiciones en el ránking UEFA (es sexta actualmente por detrás de Inglaterra, Alemania, España, Italia y Portugal).
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