En las últimas semanas estamos asistiendo a una serie de “exclusivas” gracias a las que nos enteramos que en el Real Madrid hay varios jugadores que están deprimidos y faltos de ánimo para jugar. El primero fue Cristiano Ronaldo, quién confesó no celebrar los goles por estar triste. El siguiente en salir a la palestra, en esta ocasión por suposición de la prensa, fue Casillas. El cancerbero supuestamente no celebró los goles ante el Manchester City, por tampoco encontrarse en su mejor momento anímico. Y el último en unirse al “club de los infelices” ha sido Varane, de quién también se dice que se encuentra deprimido.
Quitando el echo de que los tertulianos y colaboradores de los programas buscan más el morbo y la audiencia que contar la realidad, es innegable que el Real Madrid no pasa por su mejor momento. Tras arrasar y discutir con echos la hegemonía del Barcelona en su última temporada, este año estamos asistiendo a partidos en los que no existe superioridad, encuentros en lo que que parece que no hay intensidad.
Yo no voy a ser quién defienda o no la posibilidad de que los jugadores, millonarios, estén tristes. Si que es cierto que no comparto que lo hagan público, aunque como digo este es “otro cantar”. Tampoco quiero analizar únicamente el caso del Real Madrid, a pesar de que me sirve para tener un ejemplo de lo que quiero expresar.
Pero es innegable que una de las bases de los éxitos deportivos, tanto colectivos como individuales, está en tener un buen estado de ánimo. Cuando un futbolista se encuentra en condiciones, repleto de energías, realizará un mejor partido y será capaz de mostrar todas sus cualidades. Lo mismo a nivel grupal. Si falla uno de los pilares importantes, la construcción no se sostiene. Puede tener un equipo al mayor número de estrellas, que si no se encuentran cómodos sobre el campo eso no va a funcionar. Y cabe la posibilidad de que no sean “tan buenos”, pero por estar repletos de ánimos pase todo lo contrario.
Y el entrenador tiene que ser el primero que consiga tener a todos sus jugadores motivados y contentos, por lo menos cuando saltan al terreno de juego. Se dice que el mister no es solo el que “ordena”, si no que también tiene que ser un amigo, en ocasiones un confidente, pero sobre todo el que sea capaz de conseguir sacar lo mejor de cada jugador. Por eso muchas veces las culpas son para el entrenador, puesto que tiene que ser capaz de sacar lo mejor de cada jugador.
En casos como el Real Madrid se juntan “el hambre con las ganas de comer”, y si a jugadores deprimidos por problemas externos le sumamos un entrenador que no es capaz de motivarlos, puede que nos encontremos ante una temporada no tan buena como la anterior. Sí, está empezando, pero en la memoria futbolística siempre nos quedará este inicio liguero así como todos los problemas extradeportivos (depresiones y broncas) que están saliendo a la luz.
1 Comentario
Para mi es completamente normal este inicio de temporada del Madrid. Viene de un año de una exigencia física y mental extraordinarias y es inevitable un pequeño bajón en salidas como Getafe o Sevilla, donde para ganar hay que estar a tope. Esto no le sucede al Barça, que tiene la motivación que a lo mejor le faltaba en ciertos momentos el año pasado. El Madrid volverá pero con un rival tan fuerte enfrente a lo mejor cuando vuelva ya es tarde…