La Copa de África del 2000, disputada conjuntamente entre Ghana y Nigeria, supuso un punto de inflexión para la selección de Costa de Marfil. Los Elefantes acabaron esa competición disfrutando de unas merecidas vacaciones en un campo militar.
Todo comenzaba en la Navidad de 1999, cuando Henri Konan Bédié fue derrocado tras un golpe de Estado. Bédié era el líder del Partido Democrático y presidente de Costa de Marfil desde 1993, sin embargo, sería acusado de represión política y de corrupción en el seno del país africano. Robert Guëí, ex comandante del ejército marfileño, fue suprimido de sus funciones por el propio Bédié. Este hecho y la mala gestión política, desencadenaron que Guëí, acompañado de los militares, se alzase en armas contra el gobierno de su enemigo. El 24 de diciembre de 1999, Costa de Marfil fue tomada por el ejército.
En cuanto al panorama futbolístico, los Elefantes estaban liderados por los ahora casi desconocidos: Ibrahima Bakayoko, Lassina Diabaté, Cyril Domoraud o Bonaventure Kalou. Estos jugadores ejercieron de puente desde la selección que ganó la CAN en 1992, hasta la generación dorada de Drogba y compañía.
En la Copa de África del 2000, Costa de Marfil fue emparejada en su grupo con Camerún, futuro vencedor, Ghana, país anfitrión, y Togo. El Général Guéï no imaginaba que su selección iba a ser eleminada en primera ronda. Los Elefantes debían ganar por 3-0 a Ghana tras cosechar un inesperado empate frente a Togo. La derrota frente a Camerún en la primera jornada era previsible, pero la debacle contra Togo y el sólo 2-0 frente a Las Estrellas Negras, fue lo que derivó en lo que contamos a continuación.
Tras finalizar el encuentro en Accra, los jugadores tomaron el avión en dirección a la capital marfileña, Abidjan, como estaba previsto. Sin embargo, una sorpresa les tenía preparada el General Guéï. El piloto decidió aterrizar en Yamoussoukro, capital política y administrativa del país, desde donde se iban a dirigir al campo militar de Zambakro. En él, les esperaba un programa de duras actividades impuestas a los hombres del seleccionador Gbonké Tia Martin.
El deshonor que habían causado al país los jugadores marfileños, hacía imperiosa la necesidad de castigarles con lo que se conoce en nuestro país con el nombre de la «Mili». Dos días y dos noches marcando el paso, izando la bandera y escuchando el himno nacional servirían para ello. Según manifestaron algunos jugadores, estos días fueron los más duros de sus vidas. Aún así, cuando terminaban de realizar las prácticas militares, se ponían a jugar al fútbol o a firmar autógrafos con los militares allí presentes, pero la reprimenda del general les esperaba.
«He pedido que seáis enviados al cuartel para reflexionar. Es un primer aviso, habéis sido indignos. Los pies y el corazón son los que deben jugar. Es la última vez que nos decepcionáis de esa manera. La próxima vez que ocurra, os quedaréis durante 18 meses, que es lo que dura el servicio militar, y os meteremos entre rejas», manifestó el golpista.
Al parecer, todo esto no fue suficiente para los Elefantes, ya que cayeron nuevamente en la fase de grupos de la CAN 2002. Sin embargo, Guëí ya no lideraba el país. Las elecciones presidenciales del 2000 otorgaron el poder a Gbagbo, pero el general no reconoció la victoria de su rival. Más de 300 muertos en las calles del país africano dejó el mandato de Robert Guëí, quien sería asesinado en Abidjan el 19 de septiembre de 2002 al estallar la guerra civil.
Los Elefantes llevan sin ganar la CAN desde 1992, y parece que esta historia no les ha servido para reflexionar. Aún así, se podrían considerar que las generaciones postreras han demostrado un buen nivel, motivado quien sabe por el fantasma de Robert Guëí.
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