Disputados ya veintidós partidos de liga, es hora de desmenuzar numéricamente -los números nunca mienten- al nuevo Barça del Tata. Todos sabemos que el experimento de alargar la edad de oro del club culé, la edad de Pep, fue un fracaso por varios motivos. El primero, y más impredecible, fue la enfermedad de Tito Vilanova, al que deseamos una pronta y buena recuperación. El segundo fue una planificación deportiva nefasta, pues ya antes de empezar la temporada 2012/2013, en la que jugadores como Xavi o Puyol estaban pidiendo a gritos un recambio en sus posiciones dado que sus cuerpos están deteriorando cada vez más rápido y no sueles volverte joven cuanto más viejo te haces, aunque quizás en la directiva del Barça sea difícil de comprender dicha obviedad. Xavi, de 34 años, se ha perdido 22 partidos de liga sumando las temporadas 12/13, 11/12 y 10/11, y su lenguaje corporal nos muestra a un Xavi que tiene la visión de antaño pero sus piernas cada vez son más lentas. Puyol, que cumplirá 36 años en abril, en el mismo tiempo se ha perdido 58(!) partidos de liga.
Pero Andoni Zubizarreta, el director deportivo del F.C. Barcelona, en un acto poco característico de sagacidad y acierto, fichó a Gerardo Martino, al cual llamaré a partir de ahora Tata por dos motivos: es más rápido de escribir, y porque mi madre tenía un Tata cuando era pequeño y me trae recuerdos. El Tata era un hombre con una misión y solo una: arreglar lo que quedó del Barça que fue destripado en semifinales contra el Bayern de Munich y convertir al Barça en una fuerza a tener en cuenta. Pues ahora, tras más de media temporada en los libros de historia, y con la otra mitad aun por delante para hacer historia, es hora de saber si está haciendo bien su trabajo o no.
Viendo sus números diría que el equipo es mejor, ya que actualmente el Barça es el segundo equipo que más disparos por partido promedia (16’2), subiendo del sexto puesto (13’9) del año pasado, y hace más sexy este dato si descubrimos que incrementó el acierto de cara a portería por 0’7 respecto al año pasado. Está promediando 0’3 goles encajados por partido menos que la temporada pasada (subidón defensivo derivado del hecho de que sus rivales promedian 0’5 remates menos por partido), pero a la vez anota casi 0’4 goles menos por partido -quizás tenga más que ver con el bajo rendimiento de Messi que con el planteamiento del propio entrenador-. La posesión por partido vuelve a ser la primera de la liga, con un 67% de media por partido, ligeramente más baja que la temporada pasada (69%) pero sigue sacándole una clara ventaja al Rayo Vallecano, segundo en la lista, por un buen 7%, según whoscored.com.
Además de devolverle al Barça su presión casi ‘guardiolesca’ cuando el rival tiene el balón, algo que Vilanova semi desterró la temporada pasada, también ha variado el estilo de juego. El argumento de que solo marcan goles por tiki-taka y entrando con el balón en la portería tras 20 pases al borde del área rival se debe acabar. Esta temporada el Barça es el equipo que más goles (7) ha marcado en contraataques, empatado con el Atlético de Madrid. ¿La temporada pasada? Solo 4 goles a la contra en toda la temporada, igual que el Osasuna, el Celta y el… Atlético (hmmm…). Promedian menos pases en corto por partido (691 la temporada pasada, 613 en la actual), redujeron los pases en largo (61 pp la temporada pasada, 54 pp en la actual). Subieron el juego en el campo contrario por un 2%, asegurando que el balón esté lejos de la portería de Valdés. Rematan un 1% más en el área pequeña, un 3% más en el área grande, un 2% menos desde fuera del área.
En otras palabras, el Tata está haciendo un gran trabajo en lo que a dirigir al equipo se refiere, pero necesita ayuda de otros lados para que su labor produzca los frutos deseados. Necesita que Messi vuelva a ser Messi, un goleador adicto a lo que mejor se le da y deje la dieta que haya seguido al principio de la temporada en la que estaba claramente bajo de forma física y anímica. Necesita que la directiva del Barça deje de ser noticia por todo excepto por su gestión futbolística. Necesita que Zubizarreta le garantice jugadores que puedan cubrir los agujeros en la plantilla -el experimento de Mascherano como central se ha alargado demasiado- o, por lo menos, no deshacerse de los Thiago al equipo que humilló a los azulgrana ante el mundo, y Villa a tu principal competidor en Liga y Copa a cambio de un puñado de millones y 2 paquetes de Camel tras pagar 40 millones de euros por él. Las mayores adversidades que amenazan al Tata son precisamente aquellas contra las que él no puede luchar.
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