El día que el Deportivo de la Coruña descendió a Segunda División, Riki tuvo numerosas ocasiones para lograr un gol salvador. Un tanto que no llegó. Una vez tras otra, el balón se marchaba fuera ante la incredulidad de la afición deportivista. Meses después, ese jugador que al terminar el fatídico partido estaba con la mirada perdida, dirigida hacia la zona de los Riazor Blues, es parte fundamental de un proyecto que cada día crece más.
A lo largo de los últimos años, muchos han sido los fiascos en forma de delanteros que han pasado por el Deportivo. Taborda, Omar Bravo, Mista… o incluso Bodipo, quien aún forma parte de la plantilla. La falta de puntería conllevó un descenso. Todos estaban de acuerdo, falta un killer. Un jugador que marque 20 goles por temporada. Una referencia. A día de hoy, ese hombre es Riki, pues atraviesa el mejor momento de forma desde su llegada al Dépor ya hace seis temporadas, cuando aterrizó en Coruña desde Getafe.
La categoría de un delantero no se mide solo en la cantidad de goles que este marca. Precisamente, ayer, en el magnífico programa de fútbol nacional 38 ecos (@38ecos), hablaban de las grandes diferencias entre Benzema e Higuaín en el Real Madrid. El «Pipita» tiene una pegada descomunal. Si le sirves un buen balón, no falla. En cambio, el francés aporta frescura, movilidad, juego combinativo,… y tampoco anda falto de gol. Ese es el estado actual de Riki (salvando las distancias), pues además de estar mejorando su puntería y su efectividad de cara a puerta, aporta durante el partido constantes desmarques, excelentes asistencias e incluso es el primer hombre que se encuentra el contrario cuando intenta crear una jugada ofensiva.
Nunca será un jugador de grandes cifras goleadoras, pues su lugar no es el área rival, sino sus cercanías. Ha mejorado su concepto táctico, a buen seguro bajo órdenes de Oltra, con caídas a banda, creando superioridades en la zona de extremos, y ayudando a los medio campistas a la hora de crear juego, ofreciéndose como alternativa que retenga el esférico mientras sus compañeros se incorporan al ataque. Genera numerosas ocasiones tanto buscando huecos para recibir él mismo el balón como creando espacios que aprovechan Bruno Gama, Valerón, Guardado y compañía llegando desde segunda línea. Tiene más confianza que nunca en su zurda, probando todo tipo de disparos lejanos en cuanto existe la posibilidad. Peligro constante, pues no sabes cuando va a disparar o cuando va a asistir a uno de sus compañeros. Su velocidad gestual y su visión de juego han mejorado, así como su capacidad para tomar siempre la mejor opción ante las distintas situaciones que se le presentan.
Su compromiso con el Deportivo en estos momentos es mayor que nunca. Culpar a alguien como él del descenso por fallar aquellas ocasiones, sería injusto, pues fueron muchos los errores que se cometieron. Aún así, Riki parece tener esa mentalidad de querer arreglar la situación, sintiéndose culpable por las ocasiones desaprovechadas frente al Valencia en ese fatídico último encuentro de la pasada campaña. Devolver al Dépor y a su afición a lo más alto, significa para él poder dormir con la conciencia tranquila. Ese es el compromiso de Riki.
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