Mucho se ha hablado que los métodos que empleó el Chelsea, recientemente coronado nuevo monarca de la Champions League, para obtener el cetro continental. Pero pareciera que pocos recuerdan que ya hubo con anterioridad equipos que campeonizaron y que pese a tener uno o dos partidos en los que golearon, fue casi regla general recurrir al juego ratonero para lograr sus objetivos. Muy mal lo hemos pasado quienes nos acostumbramos a observar y apreciar el fútbol de asociación, con múltiples toques y desbordes, con balones filtrados al espacio, de rotación de posiciones.
De que ya ha habido otros que han tenido planteamientos rácanos y han triunfado no es ningún secreto. Se viene a la mente el Milan de Ancelotti (curiosamente técnico de los blues hasta hace muy poco) en la 02/03, con tan solo dos partidos con más de dos goles a favor (en A Coruña versus el Depor 0–4 y en San Siro contra el Ajax 3–2) y que en una final de los más tediosa y soporífera contra el otro gigante italiano, la Juventus de Turín, dirimieron el título hasta llegar a los tiros libres desde el manchón penal, luego de 120 minutos de futbol sin goles en el tanteador.
Caso parecido al del Porto campeón al año siguiente, en la 2003/2004. José Mourinho (otro con pasado vinculado al club del Sur de Londres) y que usaría a su Porto como trampolín para pasar a la Premiership. La única salvedad es que este equipo luso ganó con autoridad en el Arena AufSchalke de Gelsenkirchen por 3-0 al Mónaco, que venía de deshacerse del Chelsea en semis, en una apasionante eliminatoria que llegó a estar a 45 minutos de llegar a la final luego de ponerse arriba 2-0. Pero fuera de ese partido,solamente el encuentro ante Marsella fue solventado de manera contundente 2-3 en el Velodrome, y los franceses ni siquiera pasarían la etapa de grupos.
Sin embargo, en esta ocasión hablaremos de uno en particular que tuvo el ascenso a la cúspide y ahora está en horas bajas. Se trata de uno de los fundadores de la Football League en 1888 y de la Premier League en 1992. El Aston Villa.
En esos años el formato era un tanto distinto a lo que ahora vemos. Eran una especie de liguilla en la que quienes avanzaban se iban enfrentando a quienes iban solventando sus respectivas eliminatorias.Los villanos le metieron una paliza de 7-0 en el global al Knattspyrnufélagið Valur de la capital de Islandia, Reykjavík (5-0 y 0-2). Pero después vino lo bueno. Se enfrentaron al único equipo que entró a la competición luego de sortear la etapa clasificatoria, el Berliner Fussball Club Dynamo (o Dynamo Berlin a secas) el equipo que formaba parte de la estructura deportiva de la Stasi -el aparato policial y de inteligencia de la RDA-. y que había dejado atrás al St. Etienne que había hecho récord de puntos en la temporada 80/81 con 1.5 puntos y 2.62 goles por encuentro.
El mecenas del Dynamo, Erich Mielke, Ministro de Seguridad, era tan fanático del equipo que arregló que fueran campeones de la RDA entre 1979 y 1988. En la República Democrática Alemana fue un 1-2, pero en el Villa Park, con gol de Terletzki al minuto 15 se impusieron al equipo inglés 0-1. Pasaron por los goles de visitante.
El siguiente escollo sería otro Dynamo, esta vez el de Kiev. Pero el equipo enfrentaría antes la adversidad de ver como el técnico Ron Saunders se alejaba por fuertes desaveniencias con el presidente del equipo, Ronald Bendall, pues quería renegociar su contrato a media temporada y si lo llegaban a despedir exigía 3 años de salarios, un capricho que no se le podía cumplir. A los ucranianos los pasaron no sin una alta cuota de suerte, la del campeón dirían algunos. Ya al mando de Tony Barton, en Kiev fue un 0-0 pero los villains sacarían oro de los goles de Shaw y McNaught en Midlands en la primera parte del cotejo, 2-0 y a cobrar. Pocas veces un equipo había conseguido tanto premio con tan poco esfuerzo.
Por cierto, Saunders, había sido el artífice del éxito del año inmediato anterior en la liga, luego de superar al Ipswich Town de Bobby Robson. En este momento quiero hacer un paréntesis pues el equipo con el que disputó la liga doméstica inglesa de ese año merece un capítulo aparte.
En la temporada 1980/1981 Ipswich Town disputó hasta el final junto a Aston Villa el título. De hecho lo hizo también en la siguiente temporada, en ambas quedaría en segundo lugar, ese año el Liverpool le ganaría por 4 puntos la liga. La ley de la compensación hizo que se diera justicia poética en este caso, la Copa UEFA fue ganada a los holandeses del AZ Alkmaar 5-4 en partido doble de la final. John Wark, del Ipswich y de 23 años igualó a José Altafini como máximo goleador de un torneo continental con 14 dianas y lo más increíble, siendo volante defensivo!!! Años después Jurgen Klinsmann, actual técnico de la selección estadounidense rompería ese récord en la Copa UEFA de la temporada 1995-1996.
Estaban en la penúltima etapa. En semifinales estaba el Royal Sporting Club Anderlecht. Los belgas caerían en Inglaterra por 1 a 0, con gol de Morley al 27 y en Bruselas no pasaron del 0 a 0.
Se venían los bávaros. Los que habían encadenado tres títulos consecutivos hacía tan solo 6 años atrás.
Los favoritos: Müller,Breitner, Hoeness, Dürnberger, Dremmler, Rummenigge, Augenthaler, Mathy, Horsmann, Kraus, Weiner
Frente a los no tan favoritos: Rimmer (Spink); Swain, Evans, McNaught, Williams; Bremner, Cowans, Mortimer; Shaw, Withe y Morley.
No por estar en la final dejó de tener sobresaltos el equipo inglés, al minuto 9 se vio en la necesidad de sustituir al portero titular Rimmer por un novel Spink que defendería con uñas y dientes el arco villano. Fue 1-0 en el mítico estadio del Feyenoord, el De Kuip. Fue un 26 de mayo de 1982, Peter Withe al 67 permitió que el Aston Villa escribiera su nombre en letras de oro, en los anales de la historia del fútbol moderno.
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