El premio conocido como Ballon d’Or fue el más prestigioso del planeta durante medio siglo, pero Joseph Blatter logró transformarlo en una payasada mediática. Permítame explicarle, querido lector, lo que sucedió.
Empecemos por el principio. En 1956, un periodista llamado Gabriel Hanot, escritor de la revista parisina France Football, decidió crear un premio al mejor jugador europeo del año. El ganador es homenajeado con la portada del mes de diciembre y recibe una estatuilla de oro en forma de balón incrustado en piedra. El nombre del premio es conocido por todo el mundo como Ballon d’Or.
El periodismo francés era entonces (y lo sigue siendo) uno de los más respetados de todo el continente, muy profesionales en su labor a diferencia de otros países donde la propaganda y el amarillismo reinaban. Hanot, quien era además editor de L’Equipe, el diario deportivo más importante de Francia, propuso a finales de los 40 crear un torneo entre los mejores clubes de toda Europa, y en 1955 esa idea se transformó en la primera edición de lo que hoy conocemos como UEFA Champions League.
La creación del Ballon d’Or en 1956 está directamente relacionada con la Champions League (se llamaba en aquel entonces Copa de Campeones) pues cada año los periodistas podían observar en aquel torneo a los mejores jugadores de Europa. Los campeones de cada país se enfrentaban entre ellos para determinar quién reinaría en el viejo continente, y los candidatos al premio eran elegidos por los periodistas de la revista durante el otoño cuando había concluido la temporada completa, incluido el mundial o la Eurocopa de turno que tradicionalmente se juega en verano, para luego anunciar al ganador la primera semana de diciembre.
Con el tiempo, el premio ganó prestigio entre la comunidad futbolera y se transformó en tradición. Sin embargo, la aparición de magníficos futbolistas sudamericanos en clubes europeos hizo entender a los periodistas que no podían seguir ignorando la realidad y debían modificar los criterios usados para evaluar a los ganadores, por lo que en 1995 se tomó la decisión de premiar al mejor futbolista de un club europeo sin importar su nacionalidad. Curiosamente, ese año se hizo historia cuando George Weah, un liberiano del PSG levantó el trofeo, siendo el primer africano y el primer no-europeo en ganarlo. Este criterio fue la razón principal por la que Maradona o Pelé nunca pudieron ganar el Ballon d’Or.
Considerando que los mejores jugadores sudamericanos tienden a emigrar a Europa en busca de mejores sueldos y mayores retos deportivo, es común considerar al detentor del trofeo como “el mejor jugador del mundo”. Sin embargo, ese título debe ser renovado cada año del mismo modo que se renueva una licencia cualquiera, completando los requisitos. Por eso es tan importante que el criterio sea premiar al mejor del año futbolístico. La FIFA creó su versión del premio al mejor jugador del mundo en 1992, el FIFA World Player, pero en la votación participan los capitanes y seleccionadores nacionales de todos los países.
En 2007, la revista France Football decidió modificar nuevamente las reglas del premio al incluir en la votación a colegas periodistas de numerosos países. Aquella decisión fue el principio del fin, que llegaría en 2010 cuando la FIFA se asoció con la revista parisina para fusionar ambos premios en uno solo: se creó el FIFA Ballon d’Or. Los periodistas del mundo junto a los capitanes y seleccionadores nacionales participarían en la votación del mejor jugador del mundo, premio que sería entregado en enero de cada año durante una gala llena de lujo y glamour, con plena cobertura mediática, todo un show. El premio que tanto prestigio ganó durante 50 gloriosos años había desaparecido, arruinado por Josep Blatter.
Opinión – El Ballon d’Or es injusto… A veces
Mi crítica principal a la incursión de la FIFA en esta premiación es que se cambia el periodismo por el marketing. Blatter ha encontrado formas geniales de expandir el deporte rey por el mundo pues ha llevado la Nº5 a los lugares más recónditos del planeta y ha aumentado exponencialmente los ingresos de todos los involucrados con más partidos televisados en más países. El problema es que a este sujeto le importa poco o nada si el deporte sale perjudicado, es un hombre de negocios, pero no un periodista.
Permitirle a jugadores y entrenadores votar sobre quién ha sido el mejor jugador del año es como pedirle a un ciego su opinión sobre una pintura. No saben de lo que hablan. Podrá sonar extraño pero es cierto. Sigamos una lógica simple: Un fin de semana cualquiera, yo puedo ver fácilmente entre 4 y 6 partidos de fútbol por TV, con repeticiones, cámara lenta y apoyo interactivo de internet al alcance de mis dedos. En el mismo tiempo, el capitán de una selección se encuentra jugando el partido del sábado con su club, y quizás logre ver uno o dos partidos el domingo si el entrenador les permite ir a casa ya que a veces no hay tiempo que perder, especialmente cuando hay que tomar un avión para jugar en 3 días un encuentro de Champions League, Libertadores de América o incluso un partido de selección en otro continente.
En un año soy capaz de ver alrededor de 500 partidos por TV. Mi pregunta es, ¿en qué momento de sus vidas pueden los capitanes de selecciones ver 500 partidos para evaluar el rendimiento de los mejores jugadores del mundo? ¡Nunca! Los jugadores están muy ocupados haciendo su trabajo, que es entrenar y seguir las órdenes del entrenador para el partido. No se les paga para pensar o ver vídeos, se les paga para correr, brincar, patear, descansar, entrenar y volver a correr. Luego tenemos a los seleccionadores. Seguro que ellos ven bastantes partidos durante el año, ¿verdad? Tampoco. Ven los suficientes para evaluar a los jugadores de la nación que les interesa porque son «seleccionadores» y deben “seleccionar”. Tendrán un equipo de trabajo que analiza los rivales previo a los partidos en un mundial, pero jamás podrán ver todos los partidos de cada jornada en las ligas más importantes del mundo, tanto así como para evaluar a los mejores jugadores.
El trabajo del periodista es justamente ver un partido, otro partido, otro partido, muchos partidos y todos los partidos para comentarlos, narrarlos y analizarlos. Son los periodistas franceses que decidieron entregar ese premio los que realmente merecen votar al ganador, nadie más. El Ballon d’Or es el premio más prestigioso del planeta fútbol a nivel individual porque reconoce al jugador cuyo esfuerzo tuvo mayor relevancia en el éxito colectivo de su equipo. Atención, la palabra éxito está involucrada porque de nada sirve jugar bien si el equipo no se beneficia. Por lo menos se debe llegar a las instancias finales para ser reconocido, pues es el fruto de una temporada y un torneo, no un partido, lo que se evalúa.
Dicho esto, una vez que la FIFA mete la mano transforma el Ballon d’Or en el premio del “Jugador Más Popular” como si fuera un reality show. ¿Cuál fue el mejor jugador del año? Ante esa pregunta, el seleccionador de Argentina responderá «Messi, sin duda”. Si voto es para él aunque el equipo de la Pulga no ganara más que una Liga (la española, que vale 2 centavos) en 2010 mientras su club cayó derrotado en semis de Champions y su selección goleada en 1/4 del mundial pasado.
Aquel año, cuando Xavi e Iniesta aportaron lo mismo o más que el argentino tanto en Liga como en Champions, además trajeron la copa del mundo a España. Por si fuera poco, Diego Milito anotó goles importantes todo el año, en el Inter y en la selección Argentina, obteniendo mejores resultados que el propio Messi. Finalmente, Wesley Sneijder llevó a su selección a la final del mundial luego de ser la columna del Triplete del Internazionale, eliminando justamente al Barça de Messi. Pero claro, ¿quién diablos conoce a Sneijder? Preguntémosle al seleccionador de Guatemala si vio más partidos de la temporada de la Liga española o de la Serie A, donde Sneijder brilló también.
Luego de 4 años seguidos otorgando el premio al argentino del FC Barcelona, este año se ha creado una campaña impresionante para que el ganador sea Cristiano Ronaldo. No hay duda que el portugués ha hecho mucho por su selección anotando muchos goles, especialmente los 4 de la eliminatoria ante Suecia, pero el mismo criterio se puede utilizar para evaluar lo que hizo Lewandowski ante el Real Madrid en semifinales de Champions, considerando que era más difícil anotarle 4 al Madrid que a la selección de Suecia. Messi no fue capaz de hacer la diferencia tampoco y su equipo cayó estruendosamente, también en semifinales, ante los pases de Ribéry y los goles de Robben y Müller. Sin embargo, Ribéry fue último en la votación mientras que Lewandowski, Müller y Robben ni siquiera estuvieron entre los 3 finalistas.
Un dato que ilustra perfectamente la payasada de la FIFA está en el escrutinio de la votación, que no es secreta. Según los datos de la FIFA, en 2010 los votos de los periodistas favorecían a Sneijder, mientras los del 2013 a Ribéry, pero eventualmente los seleccionadores y capitanes (que duplican a los periodistas en cantidad) inclinaron la balanza a favor de los eventuales ganadores, Messi y Cristiano. Pregúntale a un periodista y te hará un análisis detallado de los méritos de su candidato. Pregúntale a Del Bosque y te dirá que votó a Xavi e Iniesta por encima de Lewandowski y Müller aunque no hayan tenido su mejor año. Sobran las palabras.
Cristiano es un ganador digno porque su año 2013 ha sido fabuloso, así lo cuenta mi colega Javier Ferrer (@disparatedejavi) en su artículo de opinión, pero según los criterios originales quien más aportó al éxito del club debió ser un jugador del Bayern München o del Borussia Dortmund. Bajo esos criterio, Messi nunca debió ganar 4 balones dorados y los premios debieron ser repartidos de la siguiente manera: Xavi Hernández 2009; Wesley Sneijder 2010; Lionel Messi 2011; Andrés Iniesta 2012; Frank Ribéry 2013. Afortunadamente existe gente en el mundo con criterio y suficiente poder para hacer algo al respecto. Michel Platini, presidente de la UEFA y único ganador del Ballon d’Or tres años consecutivos (1983-1984-1985) decidió crear en 2011 un premio oficial que conserva los antiguos criterios del original, donde exclusivamente los periodistas acreditados por la UEFA pueden votar al mejor jugador de Europa cada año en la ceremonia premia al inicio de la temporada, la UEFA Super Cup. No es casualidad que los ganadores hayan sido justamente Messi (2011), Iniesta (2012) y Ribéry (2013).
El premio conocido como Ballon d’Or murió en 2010, lo asesinó la FIFA. Pero de sus cenizas nació en 2011 un digno sucesor a quien Platini nombró UEFA Best Player in Europe Award. Es muy temprano aun y el premio de Platini sigue viviendo bajo la sombra de su famoso hermano mayor, pero es sólo cuestión de tiempo hasta que el mundo vuelva a cambiar y los futbolistas no sueñen con el FIFA Ballon d’Or sino con la gala de la UEFA, el premio de los periodistas. Que ruede la pelota.
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