El alumno que aprueba estudiando el día antes y el que empieza a responder a una pregunta del examen pero no es capaz de continuar se dieron cita a las 17:00 hora española en White Hart Lane. El Tottenham se llevó por dos goles a uno (Eriksen en el 21′ y Soldado en el 45′ para los spurs y Mirallas en el 15′ para el Everton) los tres puntos de un partido muy igualado entre dos conjuntos de los que se esperaba algo más esta temporada.
El Everton (4-2-3-1) comenzó adelantándose con un golazo del belga Kevin Mirallas (quien apareció para luego volver a su lámpara), que ejecuta un derechazo desde la frontal tras un buen recorte. Era un tanto que no justificaba el juego de los Toffees, que dominaron el balón en todo momento (finalizaron el encuentro con un 61% de posesión), pero no supieron gestionarlo. Seis minutos tardó el equipo entrenado por Pochettino (4-4-2) en aprovechar uno de los dos grandes errores defensivos del Everton en el partido. Soldado arrastra a los defensas (en uno de los muchos buenos movimientos del atacante español) y Kane aprovecha el espacio para iniciar la jugada en banda y terminarla en el carril central, donde tras su disparo bien rechazado por Howard, Eriksen define bien ante la pasividad de los defensas toffees y el fallo de Coleman al no cerrar la defensa. 24 minutos más tarde ocurriría un evento tan inesperado como decisivo para el devenir del partido: Gareth Barry (uno de los jugadores más fiables con el balón) pierde el esférico, lo que desencadena un contragolpe que finaliza con la asistencia de Lennon (mal partido a pesar de esa acción) y la definición de Soldado.
El marcador no se movería más desde ese momento. Tampoco los dos conjuntos. En la segunda mitad, el Everton volvió a mantener la posesión pero una vez más le costó encontrar velocidad en la circulación y algún pase vertical que desactivase el dispositivo defensivo de los spurs. Los de Roberto Martínez jugaron con dos mediocentros de buena técnica y criterio (Barry-Besic) pero llamó la atención su poca profundidad en los pases. La subida de los dos laterales (Baines y Coleman) que es otra seña de identidad en el Everton, brilló por su ausencia dificultando la creación de situaciones de superioridad numérica.La incapacidad de Barry y Besic para «asesinar» a la horizontalidad obligó a Eto´o y Barkley a bajar a recibir (como si de dos «sicarios» se tratasen), lo que alejaba a ambos de sus zonas de peligro e impacto mayor (las cercanías del área). Un dibujo que otros días fuese el de hasta 6 jugadores amenazando el área rival (los dos laterales sumados a los tres mediapuntas y el delantero centro) terminó por ser Lukaku, Mirallas y poco más. El final del encuentro para los toffees se resumió en buscar entre líneas a Barkley y que éste intentase resolver la ecuación revolviéndose y buscando el último pase. Martínez dio la entrada a Osman y Mcgeady (por Eto´o y Mirallas) pero ni el primero marcó diferencias por dentro ni el segundo por fuera.
Por su parte, el Tottenham se sintió mucho más cómodo en la segunda parte. Con el resultado a favor, pudieron recostarse replegados en su propio campo y esperar salir a la contra para sentenciar el encuentro. Con los espacios que dejaba un Everton volcado (de forma vana, como hemos comentado), la rapidez de Lennon (y sobre todo Lamela que entró en su lugar desde el banquillo) junto a la visión y último pase de Eriksen más los movimientos con y sin balón de Soldado y Kane (la que parece será la dupla atacante titular) auguraban un partido controlado por los de Pochettino. En los últimos minutos, Dier entró por Chiriches y Paulinho por Soldado (este último cambió generó el paso del 4-4-2 inicial al 4-4-1-1 final con Eriksen de mediapunta y Kane solo arriba), lo que supuso quitar a un delantero para meter a un centrocampista (llegador, eso si) que terminase por reforzar la medular, aprovechar alguna estirada de box-to-box y amarrar el resultado.
La conclusión que extraemos del partido es que ambos conjuntos pueden y deben dar más. Pochettino llegó a un club tan vendedor como gastador que necesita resultados inmediatamente, mientras que Roberto Martínez parece una apuesta a largo plazo de la directiva del Everton. La duda es si lo logrado la pasada campaña por los Toffees fue tocar «su propio techo» o si hay mayor margen para el equipo que más temporadas ha disputado en primera división inglesa.
No Hay Comentarios