Siempre se ha hablado, o más bien circula como «verdad universal», que apostar por un guardameta joven, sin experiencia, es un riesgo para un conjunto de primer nivel. Hay muchos ejemplos que así lo atestiguan, existe poca paciencia, y siempre se valora mucho más la veteranía en este puesto tan específico (cosa que no dudamos) ante cualquier eventualidad. Pero últimamente estamos asistiendo a una verdadera «camada» de jóvenes porteros de un grandísimo nivel, ocupando porterías de gran peso en el fútbol mundial. Nombres como Joe Hart (26 años), Manuel Neuer (27), David De Gea (23) o el tan nombrado como futurible en el F.C. Barcelona, Marc-André Ter Stegen (21) están revolucionando el panorama futbolístico con sus grandes actuaciones, pero si hay alguien que está en boca de todos actualmente en nuestro país, ese es Thibaut Courtois.
El belga es de esos porteros que siempre son capaces de sacar una exclamación al aficionado tanto local como visitante. De aspecto desgarbado, impasible, con un punto de frialdad pasmosa —ese punto capaz de transmitir una seguridad tremenda a su defensa, uno de los intangibles que siempre debe dar un guardameta a su equipo—. Un portero de nada más y nada menos que 2 metros de estatura, pero que es capaz de reaccionar a un disparo duro abajo como un felino, con unos reflejos espectaculares y una agilidad increíble para su complexión física. Estamos ante la explosión de un guardameta que probablemente se convierta en uno de los mejores del mundo (si no está entre ellos actualmente) a una edad en la que muchas promesas todavía ni siquiera han asomado la cabeza en las grandes ligas.
Mirando atrás en el tiempo, no podemos evitar las críticas tempranas de algún sector colchonero que, tras la marcha de David De Gea rumbo a Old Trafford, veían como Courtois aterrizaba a orillas del Manzanares entre un mar de dudas. Portero jovencísimo, cedido del Chelsea con vitola de gran promesa pero que fácilmente podría no adaptarse al fútbol español ni a las exigencias del primer nivel competitivo al tener solo experiencia en su ex-equipo Genk. Su primera temporada fue digna de elogio, con alguna que otra laguna y crítica feroz (partido contra el Real Madrid en el Calderón), pero se ganó el corazón de los colchoneros gracias a su humildad y a su buen hacer. Un grandísimo ejemplo para los más pequeños: con trabajo diario y mucho sacrificio, se puede llegar a la cima.
Solo nos queda disfrutar de la explosión del belga, disfrutar de su amplísimo repertorio y dominio de todas las facetas del juego (aéreo, con el pie, etc.) y sobre todo ver cómo, si nada se tuerce, su rendimiento seguirá creciendo y, con él, los reconocimientos a su labor. Tenemos portero TOP para rato. Thibaut Courtois, el portero del futuro, hoy.
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