Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un partido de fútbol, aunque tengo que reconocer que si en el minuto 18 de la primera mitad me dicen que el resultado final va a ser 5 a 4 a favor del Barcelona, no lo hubiese creído. El tercio inicial de ese primer periodo mostraba a un “Depor” falto de ideas, perdido en la cancha y con un Barça arrollador que hacía presagiar una goleada de escándalo.
¡Y vaya que si hubo goles! Pero eso sí, repartidos casi a partes iguales. Desde el primer tanto del encuentro, poco después del primer minuto de juego, obra de Jordi Alba tras una excelente asistencia de Fábregas, hasta el tres a cero de los “culés”, cortesía de Leo Messi, precedido también de un exquisito pase de Cesc, habían transcurrido poco más de 17 minutos. Si a esto añadimos que el Barcelona lo estaba bordando, mientras que el equipo local no encontraba su sitio en la cancha, no hay que tener mucha imaginación para pensar que al Deportivo se le iba a hacer la noche muy larga. Pero claro, a esas alturas del choque, nadie se imaginaba la locura de partido que íbamos a presenciar.
Alguien que tampoco quiso pasar desapercibido fue el colegiado Paradas Romero quien, no sólo se inventó el penal que supondría el descuento por parte de Pizzi para los de Riazor, sino que mostró un total de 8 tarjetas amarillas y una roja por doble amonestación a Mascherano, que también deja lugar a muchas dudas, por no decir que fue bastante injusta. Como cada vez surgían mas protagonistas en el encuentro, Víctor Valdés no quiso quedarse atrás y se le coló por entre las manos un disparo de Bergantiños, desde la frontal de área, que volvía a meter al “Depor” en el partido. Sin embargo, poco antes del descanso, una nueva conexión Fábregas-Messi, dejaba el marcador en un justo 2 a 4, para irse a los vestuarios.
A los dos minutos de reanudadas las acciones, un lanzamiento de falta desde fuera del área, ejecutado magistralmente por Pizzi, se introduce por el ángulo superior izquierdo de la portería protegida por Valdés, sin que este pueda hacer nada para evitarlo, y nuevamente el cuadro gallego se acercaba en el marcador. Las gradas del estadio de Riazor se querían venir abajo y no era para menos; no todos los días el considerado como uno de los mejores equipos del mundo, ve como en su arco entran tantos goles. Y si no que se lo digan a Valdés después de que su compañero Jordi Alba, le hiciera un perfecto “globito” cuando intentaba cederle el balón, anotando en propia puerta el cuarto gol para el Deportivo. Claro que un par de minutos antes, Messi nos había regalado otra de sus genialidades y, tras volver locos a cuantos defensas coruñeses le salían a su encuentro, batió a Aranzubia con un disparo raso y cruzado, adjudicándose así un nuevo “hat-trick”.
No me extraña que después del pitido final, y a pesar de la derrota de su equipo, los aficionados del “Depor” celebrasen por todo lo alto, puesto que el cuadro “blanquiazul” nunca tiró la toalla y le plantó cara a un Barcelona que salió arrollador y terminó pidiendo la hora.
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