Demasiado United para este Milan

Dani Navedo - San Siro. El escenario ideal para una gran batalla. Las gradas repletas de aficionados con ganas de ver a su Milan una noche más. No es un partido cualquiera, pues cuando los focos se encienden para alumbrar un choque de Champions, la intensidad es mayor que ante cualquier otra competición. El invitado, el todopoderoso Manchester United de Sir Alex Ferguson, esta vez, con Wayne Rooney como principal estrella. El precedente más cercano es alentador. Los héroes: Pirlo, Beckham, Ronaldinho, Huntelaar, Pato… no está Kaka´, pero tampoco Cristiano. El objetivo, viajar a Old Trafford con una parte del billete hacia los cuartos pagado. El único fallo del plan, el resultado.

Dudas y más dudas en los preámbulos del gran duelo. Lo único seguro, que todavía quedaría el partido de Old Trafford. Si bien esta noche se representaba tan solo el primer acto de una gran final que va a dejar a todo un campeón fuera de este juego, un mal resultado puede arruinar el segundo capítulo. Forzar para jugar la ida conlleva el riesgo de no poder jugar la vuelta. Aún así, ante la terrorífica idea de un marcador irremontable igual o parecido al sufrido en la última visita a los Rossoneri, Ferguson cede los galones de la defensa a un mermado Ferdinand para que la velocidad no sea una desventaja ante la rapidez de Pato y las arrancadas de «Dinho». Por delante, tan solo dos referentes peligrosos que se verían reducidos a uno ante la inoperancia del otro. A un medio campo formado por Scholes, Carrick, Fletcher y Park, Sir Alex uniría a Nani, quien no daría señales de vida en todo el choque, y a Rooney, quien sacó el 120% de todos y cada uno de los balones que pasaron por sus pies… o su cabeza.

Las previas hablaban de un Beckham que por fin jugaba contra el equipo de sus amores y de un ligero favoritismo del United, sobretodo, por la irregularidad del Milan. Tres minutos tardaría Ronaldinho en romper los papeles, cazando un balón suelto y colocándolo en la red de rebote en un zaguero. El Milan salió a morder y el primer bocado ya estaba en el marcador. Pero poco a poco la intensidad que tanto daño estaba haciendo a unos visitantes que se veían obligados a recurrir al balón largo, fue desapareciendo. Scholes y Carrick eran los dueños del ritmo y tan solo un par de errores de Paul pudieron cambiar el rumbo del choque, pero los atacantes milanistas no lograron transformar sus dos oportunidades. Los pupilos de Ferguson se empezaban a encontrar como en casa y, tras una gran jugada colectiva, el propio Paul Scholes pondría el 1-1 en el marcador a centro de Fletcher en un remate desafortunado para unos y afortunado para otros. Llegábamos al descanso y la situación era la inversa que al comienzo: ahora era el Milan quien tenía que recurrir al patadón y el Manchester United quien, impulsado por el tanto de la igualada, buscaba adelantar las líneas de presión.

Al arrancar la segunda parte, el partido pasó por una fase de indecisión. El Milan parecía tener en mente los últimos minutos de la primera mitad, donde observó como, metiendo una marcha más, el United era capaz de dominar sin problemas. Por otra parte, semejaba que los Red Devills no tenían del todo claro si conformarse con el empate a un tanto o ir a por una mayor renta con los consiguientes peligros. Era el momento de los cracks. Era el instante preciso para que las estrellas demostraran porqué son diferentes al resto. Un centro de Valencia, quien había salido por el desaparecido Nani, llegaría a la posición de un Rooney que, lejos de ponerse nervioso, cabecea al palo largo y posa el balón en la red. Aprovechando el nuevo impulso recibido con el 1-2, el United demuestra su superioridad y Fletcher le pone el balón a Wayne para que, nuevamente con la testa, este remache ante un Dida indefenso.

1-3 en el electrónico, se marcha Huntelaar pitado por parte de los aficionados y se marcha parte del propio público. Ronaldinho, sin duda el que más lo había intentado a lo largo de todo el partido, vuelve a probar suerte y, un buen centro suyo acaba en Seedorf, quien se inventa un toque sutil para superar a Van der Sar. Importante tanto que reducía la ventaja del Manchester United y que alentaba a un graderío que trató de llevar a su equipo hacia el empate en los últimos minutos. Entre pérdidas de tiempo de Edwin y una expulsión de Carrick innecesaria, se fue el tiempo de descuento y el resultado no se movió, por lo que el 2-3 que reflejaba el electrónico sería el resultado final del encuentro.

Comentaba Leonardo que lo importante era no recibir ningún tanto y llegaron tres, por lo que debe estar bastante descontento con su equipo. El medio campo Beckham-Pirlo-Ambrosini no funcionó. Ninguno de los tres entró en contacto con el balón y se vieron claramente superados por Scholes y Carrick. La labor de Fletcher entrando por la banda derecha y ayudando a Rafael da Silva con un Ronaldinho que recordó por momento al de los buenos tiempos, es digna de mención. En punta, Rooney demostró una vez más que está a un nivel difícil de igualar. Cada balón que toca huele a peligro y, al mismo tiempo, no tiene reparo a la hora de correr para defender. En el «debe» del United, Park, quien no aportó nada en esa zona de media punta que rondó, y, sobretodo, Nani, quien no se atrevió a encarar ni una sola vez en todo el partido. Salió Valencia al campo, se situó frente a Favalli, se marcho de él y puso el balón para que Rooney rompiese el encuentro. ¿Eliminatoria sentenciada? No, pero el Milan que hemos visto esta noche, no es capaz de ganar 0-2 en Old Trafford.