Daniel Aranzubía es el olvidado, al que nadie le dedica tantas páginas en los periódicos ni horas en la televisión como merece. Cuando ganamos, las buenas palabras se las llevan otros, se las llevan los delanteros o los que han metido gol. Se habla de su buena actuación, pero solamente como algo anecdótico, como algo “normal”. Solo nos acordamos de él cuando empatamos gracias a sus paradas, cuando sufrimos porque el resto del equipo es tan “incompetente” de no saber “matar” los partidos, cuando aparece el guardián de la portería para evitar la derrota.
En partidos como el del Hércules su actuación es tan importante, o más, que los goles de Riki. Sus paradas evitaron que el Hércules llegase a empatar el partido. Todo balón que llegaba a la portería era rechazado y, gracias a eso, finalmente pudimos conseguir el tercer gol.
Paradas como las de este partido son las que ayudan a conseguir objetivos, a ganar Ligas, Copas o conseguir ascensos. Son esas paradas que ayudan a que los partidos que tienes de cara, no se escapen por un pequeño detalle. Que ayudan a que el resto del equipo se de cuenta de que ellos también tienen que poner de su parte para ganar, para despertar al resto. Si el portero evita goles, el delantero los tiene que meter.
Desde su llegada a Coruña nos ha dado grandes momentos. En la memoria de todos están numerosas paradas, numerosos momentos que nos ha dejado este gran hombre. Un jugador que llegó al Dépor tras ser rechazado en Bilbao, había gente aquí que no confiaba en él, pero con el paso de los partidos provocó que todos tuviésemos una opinión: ¡Qué gran portero tenemos!
Igualando el nivel de cariño que se tiene por otros jugadores, Dani se ha ganado a pulso ser uno de esos jugadores que pasará a la historia del club. Su calidad, sus ganas, su ilusión y su compromiso por el equipo son motivos más que suficientes para que no lo olvidemos nunca. En el Dépor tiene un apoyo muy grande en Sambade, el entrenador de porteros, una de las personas que ha ayudado a que Dani sea como es hoy en día.
A pesar de su timidez con la gente, es muy cercano con cada persona que se le acerca. Firma los autógrafos que sean necesarios, se saca las fotos que hagan falta. Responde con buenas palabras y una sonrisa a cada muestra de cariño que recibe. Esa muestra de humildad es lo que se refleja en el campo, el lugar en donde se siente más cómodo.
Ejemplo del cariño que se le tiene en Coruña, es que es de los jugadores que ya cuenta con una peña, la Peña Universal Dani Aranzubía (en El Temple, A Coruña).
Así es que, siendo uno de esos jugadores que se podía haber marchado sin problema este verano, se quedó en el equipo, con el objetivo de devolverlo a donde tiene que estar. Descendimos, sí, pero él puso de su parte para que eso no fuese así. ¡Hasta metió un gol!
No sé lo que pasará al final de temporada, si ascenderemos o si llegará algún club que quiera ficharle, pero pase lo que pase, se puede decir que Daniel Aranzubía está demostrando, otro año más, que es el jugador que necesita el Dépor, que es el portero que nos puede llevar a conseguir el objetivo.
Valoremos todo lo que hace, y empecemos a ser más conscientes de que su aportación es tan grande como la de Guardado, Valerón o Riki. No mete goles, pero evita que nos los metan. Y eso, amigos, es lo que ayuda a ganar un partido. Puedes meter dos goles, que si te meten tres no sirve de nada. Lo que hace Dani Aranzubía por el equipo es digno de admiración, es algo que se merece más halagos de los que recibe.
Es el número uno, el defensor de la portería, el guardián de Riazor…. Él es… ¡Don Daniel Aranzubía!
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